Varios candidatos opositores del partido venezolano Fuerza Vecinal, entre ellos el aspirante a la gobernación del céntrico estado Miranda David Uzcátegui, propusieron este miércoles unas primarias para unificar a los antichavistas de cara a las elecciones locales y regionales del próximo 21 de noviembre.
“Nuestro candidato de Fuerza Vecinal a la gobernación de Miranda David Uzcátegui y nuestros alcaldes y líderes nacionales Gustavo Duque, Elías Sayegh y Darwin González propusieron realizar primarias el domingo 22 de agosto”, escribió el partido en su cuenta de Twitter.
Duque es actualmente alcalde de Chacao; Sayegh, de El Hatillo, y González, de Baruta, tres de los cinco municipios que conforman el área de Caracas.
Los tres impulsaron la creación del partido Fuerza Vecinal de cara a las próximas elecciones, unos comicios para los que los diversos sectores de la oposición discuten si deben presentarse. El grupo que lidera el presidente interino Juan Guaidó ha sido, hasta el momento, el que más reticencias públicas ha mostrado para acudir a las urnas.
En el hilo de mensajes de Fuerza Vecinal, también propusieron que los vecinos decidan “quién será el candidato opositor a la gobernación de Miranda para las elecciones del 21 de noviembre”.
“Desde Fuerza Vecinal nos comprometemos a consolidar una candidatura unitaria para Miranda. Solo en unidad podemos generar los cambios que merecemos todos los venezolanos”, concluyeron.
El antichavista Carlos Ocariz, que forma parte del partido Primero Justicia (PJ), al igual que el dos veces candidato presidencial Henrique Capriles, propuso también renovar el liderazgo opositor de cara a los próximos comicios.
Ocariz, que fue alcalde del también municipio caraqueño Sucre entre 2008 y 2017, también se ha postulado para la gobernación de Miranda y es muy cercano a Capriles, quien se ha mostrado más proclive a participar en elecciones.
Por su parte, el próximo 8 de agosto el chavismo tiene prevista una exhibición de músculo con unas primarias presentadas por sus dirigentes como una carta para mostrar fuerza. Sin embargo, se han abierto disputas que han dejado ver con claridad, en los últimos días, fracturas internas, y han dado cuerpo a los rumores de división.
“Exigimos, de manera muy firme, que quienes aspiren a cargos de elección popular (...) su campaña sea una campaña chavista; eso implica que no debe haber ofensas al compañero, no debe haber ataques al compañero, no debe haber señalamientos que tengan carácter electoral de ningún tipo”, advirtió el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello.
El mensaje, lanzado días después de la postulación de candidatos en junio pasado, lo completó alertando de que “quien haya tratado de hacer algún tipo de trampa” no es del PSUV, sino “de cualquier otra cosa”.
Las advertencias llegaron después de que, tras una jornada de postulación abierta, se inscribieran 100.975 nombres de militantes que aspiran a encabezar las listas para las elecciones locales y regionales del 21 de noviembre por el partido fundado por Hugo Chávez en 2007, siendo ya presidente.
Una muestra de fortaleza que comenzó a descubrir fallas desde el mismo 1 de julio, fecha de las nominaciones, cuando comenzaron a circular videos en varios puntos del país de militantes protestando por no poder participar en la jornada o supuestos casos de manipulación de las actas de inscripción.
El doctor en Ciencia Política y profesor de la Universidad Simón Bolívar Daniel Varnagy explicó a la agencia EFE que la división interna en el PSUV existe desde su misma fundación entre los “guevaristas”, miembros de un sector vinculado a la “izquierda radical”, y los “boliburgueses”, un sector “más conciliador con algunos elementos de economías liberales de mercado”.
“Quizás hoy vemos focos guevaristas, pero una buena parte de ellos están en posición de poder no solo político, sino también económico (...) Hay un grupo que es un poco más socialista y otro un poco radical-comunista pero la realidad hoy es que los grandes jerarcas del partido se hicieron con mucho poder político y económico”, detalló.
Esos líderes tienen “distintas visiones, pero siempre actúan bajo la égida de seguir el legado de su comandante Chávez”. Todo ello, pese a que “el personalismo”, tan característico de la política venezolana, “está haciendo aguas en el PSUV”.
Frente a lo que es habitual en el chavismo, en el que las disputas se resuelven entre bambalinas, dos disputas entre precandidatos han salido a la luz y se han multiplicado gracias al efecto de las redes sociales. El primero de ellos ha sido en el céntrico estado Carabobo, históricamente el tercero más poblado y uno de los más industrializados, cuyo gobernador, Rafael Lacava, es uno de los rostros más reconocidos del régimen chavista, tiene su propio logo- un murciélago- y aspira a la reelección.
“¿Como vas a hacer tú, si el pueblo revolucionario de Carabobo, si el pueblo bravo de Carabobo, el pueblo revolucionario y valiente está arrecho (enfadado) y molesto porque están cambiando los ojos de Chávez por un murciélago?”, le espetó el ex ministro y veterano militante chavista José Vielma Mora, también precandidato en ese estado.
En otro video difundido en su redes, visitó una calle en mal estado de la región, gobernada por el chavismo desde el 2012, y aseguró que allí vive “un pueblo sumergido en el abandono que suplica ser atendido y NUNCA MÁS TRAICIONADO”.
Por ahora, el precandidato no ha recibido ninguna respuesta de su contrincante, en una pugna, hasta el momento con golpes de un solo lado, casi imposible en el chavismo.
Sin embargo, el caso más llamativo se ha vivido en Barinas, estado natal de Hugo Chávez, donde su hermano Argenis y un sobrino con su mismo nombre, se disputan la candidatura regional. Allí, según denunciaron los propios militantes, partidarios de Argenis -actual gobernador- acabaron a golpes con los del sobrino del fallecido presidente en un altercado que recorrió internet como la pólvora. Un caso inédito de Chávez contra Chávez.
A juicio de Varnagy, estas disputas tienen como fundamento el “caudillismo político, que está muy instalado” en el país, si bien advirtió que nunca se han visto “de esta manera” las divisiones internas en el chavismo.
En su opinión, las fracturas en el seno del PSUV y su visibilidad son más notorias porque la sociedad está “más cansada, extremadamente empobrecida y molesta”.
“El fracaso del sistema que emana de una u otra manera del PSUV es inocultable; de la misma manera, las diferencias que pudiera haber ante unas primarias en ese partido, donde la desconfianza no es solamente interna, sino de todo un país hacia un partido (...) y un liderazgo que sigue prometiendo cambios y transformaciones y la calidad de vida ha caído en picado”, concluyó.
Con información de EFE
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