El régimen de Maduro no actualiza desde 2014 los datos económicos y aparece en los reportes como un país de altos ingresos, cuando la realidad es opuesta a como el chavismo la intenta maquillar. Por esta razón, Venezuela queda por fuera de la lista de naciones que reciben la vacuna de forma gratuita a través del sistema Covax.
Las cifras proporcionadas por el chavismo sobre cómo avanza el coronavirus son poco confiables. La oposición denuncia que los verdaderos datos son ocultados y que el COVID-19 está azotando a una población que ya viene de muchos años golpeada por el hambre, la miseria y la violencia estatal.
Para los distintos organismo multilaterales, Venezuela es un país de ingresos medios-altos. En 2014, el régimen de Maduro reportó ingresos per cápita por 13.080 dólares, informó El País de España.
El sistema Covax ofrece dos vías de acceso a las vacunas: autofinanciado, para países en vía de desarrollo que pueden financiar las dosis que reciben; o subsidiado, para países pobres que necesitan de ayuda para inocular a su población. Venezuela aplicaría para este último, ya que tiene casi a un 80% de su población viviendo en la pobreza extrema.
Quedar por fuera de la lista de países que reciben vacuna gratis es una muy mala noticia para el país caribeño. Así lo denuncian distintas organizaciones venezolanas. Y ante la falta de acceso a inmunizaciones que tiene una eficacia comprobada, el chavismo recurre al régimen cubano.
Investigadores del estatal centro científico venezolano IVIC alertaron sobre el uso de la vacuna Abdala, que se produce en Cuba y cuya inoculación comenzó en una zona de Caracas, porque dicen que aún no se han completado los ensayos clínicos y carece de la autorización de reguladores mundiales.
El régimen de Maduro inició el domingo la aplicación de la vacuna en residentes de edificios ubicados en el principal complejo militar de Caracas, pocos días después de recibir el primer lote del producto cubano.
“Para que un candidato vacunal pueda ser considerado vacuna es importante asegurar y cumplir con las fases clínicas de evaluación de cualquier biológico y que estos estudios sean publicados en revistas avaladas por pares y aprobados por alguna agencia reguladora”, dijo la Asociación de Investigadores del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).
Ante estas circunstancias, “consideramos que el biológico Abdala es todavía un candidato vacunal y por ende su administración debería realizarse bajo la modalidad de ensayo clínico en nuestro país, con el consentimiento informado de los voluntarios”, agregó.
Los científicos dijeron que se requiere el aval de la agencia reguladora cubana Cecmed y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los investigadores solicitaron “con urgencia” acelerar la vacunación contra el coronavirus en Venezuela, con dosis “de reconocida eficacia y avaladas por agencias internacionales”.
Por otra parte, la ONG Médicos Unidos de Venezuela (MUV) es una de las organizaciones que han puesto en duda las cifras que ofrece diariamente el régimen de Maduro en sus escuetos reportes por Twitter.
Frente a esta situación, la organización utilizó uno de los eslóganes clásicos del chavismo al subrayar que “el fallecimiento del personal de salud” en Venezuela va “a paso de vencedores” y “sin estrategia de control”.
El pasado 16 de junio se cumplió un año desde que murió el primer trabajador de la salud por COVID-19 en Venezuela, Samuel Viloria, un médico del Zulia que, según las denuncias de sus compañeros, no debería haber estado en la primera línea de atención a la pandemia ya que estaba en tratamiento por un trasplante renal.
Desde entonces, han denunciado que no cuentan con equipos de protección suficientes y que algunos siguen sin recibir vacunas. Venezuela, con 28 millones de habitantes, ha recibido desde febrero unas 3,5 millones de vacunas rusas y chinas, y el plan de vacunación ha sido lento y confuso, de acuerdo con especialistas.
(Con información de EFE y Reuters)
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