“Este gobierno anti-obrero y encubridor me ha tomado a mí, Rodney Álvarez, como chivo expiatorio, para tapar y encubrir a su sicario, a su delincuente”, dice el quizás dirigente obrero preso político más emblemático de Venezuela, por múltiples razones, entre ellas porque estaba identificado con la revolución bolivariana.
Rodney Antonio Álvarez Rodríguez está preso por un crimen que sucedió en medio de una asamblea de trabajadores de Ferrominera. Pero ese asesinato -hay testigos- no fue cometido por él sino por Héctor Maicán, un dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv). Lo presionaron, como han hecho con muchos presos políticos, para que admitiera su culpa, pero él se negó, siempre consciente de que el precio a pagar era muy alto.
Lo otro que caracteriza su caso es que Álvarez siempre se ha declarado hombre de izquierda, lo que parece contradictorio con el régimen de la revolución bolivariana que lo mantiene preso, y y más cuando Nicolás Maduro se autoproclama dirigente obrero. Organizaciones clasistas de trabajadores del mundo lo respaldan, mientras es cada vez más claro que el Gobierno usa la administración de Justicia para encarcelar a sus adversarios, o a quienes -aun siendo chavistas- han criticado alguna de sus políticas.
El dirigente preso tiene tres hijos, que quedaron en indefensión económica después de que fue detenido y Ferrominera del Orinoco lo despidiera. Su esposa debió salir a trabajar y los niños quedaron al cuidado de su abuela Yanitza Rodríguez, madre de Rodney, quien vive en Tocomita, un poblado rural a quince minutos de Ciudad Piar, en el estado Bolívar.
Durante más de 10 años estuvo preso y sin juicio, mientras en el tribunal le insistían en que su caso era político y que si se declaraba culpable le darían medidas para que quedara en libertad con régimen de presentación o algo similar. Sin embargo, se negó a admitir un asesinato que no cometió y se plantó: justicia o nada.
Rodney Álvarez es un dirigente que defendió a los trabajadores de Ferrominera contra el poder del entonces gobernador Francisco José Rangel Gómez, un general del Ejército amigo de Hugo Chávez, quien tuvo poder absoluto en el estado Bolívar controlando la otrora poderosa Corporación Venezolana de Guayana (CVG) con todas las empresas del hierro, carbón, aluminio, etc. Al salir del cargo, el alto oficial dejó a Rodney tras las rejas y se marchó a vivir a México, donde reside desde entonces.
En la revolución bolivariana hay grupos que funcionan con pequeños caciques a la cabeza, controlando parcelas de poder. Rodney preso es un sindicalista de peligro fuera del juego. Y así ha permanecido, solo variando en que por fin el juicio se realizó y el juez Pablo José Vicentelli Puertas, a solicitud del fiscal Regino Antonio Cova Rojas, lo sentenció a 15 años, sin que hubiese considerado los testigos ni las pruebas.
Hubo indignación por parte de organizaciones laborales y protestas. De hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) incluyó a Rodney Álvarez en las solicitudes de libertad inmediata de trabajadores detenidos de forma arbitraria.
Gobierno antiobreroe
Ante su condena, escribió es una carta a sus “compañeros, hermanos y amigos”, que inicia con “Dios bendiga a Venezuela”, para de inmediato catalogar al régimen venezolano como “un gobierno encubridor, corrupto, hambreador, anti obrero y vil”.
“Yo, Rodney Álvarez, he sido encarcelado, acusado y condenado sin ninguna prueba solo por ser un trabajador, un asalariado, un esclavo moderno del Estado capitalista venezolano que nos abalea, reprime, nos golpea y solo recibimos migajas. El reo que el Estado capitalista venezolano persigue es a toda la clase obrera y trabajadora de Venezuela”.
“Yo, Rodney Álvarez, trabajador, obrero de la empresa Ferrominera Orinoco, he sido secuestrado por este Estado capitalista anti-obrero venezolano. Ya con 10 años de secuestro y privado de mi libertad ilegítimamente en base a supuestas pruebas que no existen, que jamás han existido, y que las mismas actas policiales confirman que jamás han existido, el Estado capitalista ha determinado dictar una sentencia de 15 años sobre mi persona, sin tener ningún tipo de pruebas acusatorias”.
“Todas las pruebas del homicidio, por el cual he sido condenado ilegítimamente, recaían y recaen en el único culpable, el sicario y matón Héctor Maicán, delincuente oficialista al que han querido encubrir, al que han querido taparle la sinvergüenzura”.
Y exige: “No me tengan en la cárcel sin ningún tipo de pruebas. Nos tratan como a bestias, como a animales, y no es sorprendente porque así somos tratados todos los trabajadores venezolanos. Debemos todos sacudirnos el yugo que nos oprime, que nos aprieta. Todos nosotros, debemos levantarnos. ¿Por qué? Porque nuestro oportuno socorro somos nosotros mismos”.
Al juez y fiscal
En la carta pública dirigida a sus compañeros de clase y amigos, Álvarez se dirige con firmeza a quienes lo enjuiciaron: “Déjenme decirles ciudadano Fiscal Regino Cova y ciudadano Juez Pablo José Vicentelli Puertas, ustedes me separaron de mi familia, me quitaron diez años de mi vida y me han mantenido en cautiverio, en la cárcel de El Rodeo, viviendo las peores vicisitudes, torturándonos y tratándonos como un vil delincuente y asesino, y no contento con eso me han sentenciado de manera ilegitima e injusta a 15 años de prisión”.
“Al ciudadano fiscal Regino Cova le pregunto, ¿con qué cargos usted me acusa y me mantiene privado de libertad, ilegítimamente secuestrado sin ningún tipo de pruebas, sabiendo usted, desde siempre, por todas las actas policiales, quién es el verdadero culpable de la muerte del compañero Remy Rojas?”.
Recordó que “un efectivo de la Guardia Nacional, promovido por la Fiscalía Pública, identifica al ciudadano Héctor Maicán como el individuo a quien le incautó una pistola”, ante ello le pregunta al fiscal: “¿Por qué usted me incrimina sin tener ningún tipo de pruebas y me mantiene alejado de mi familia?”
“Ciudadano fiscal y ciudadano juez, Rodney Álvarez, como ustedes muy bien saben, es inocente, y no voy a descansar hasta recuperar mi libertad y que se haga verdadera justicia. Me podrán mantener secuestrado, y privado de mi libertad ilegítimamente, pero mi pensamiento siempre estará firme hacia la emancipación de la clase obrera”.
“Le he pedido al ciudadano Juez Pablo José Vicentelli Puertas que debe apegarse al derecho, que haga justicia ya que este juicio es una injusticia, un juicio viciado desde su inicio, ya que no había pruebas que me culparan, que me incriminaran, de haber cometido tal delito o tal homicidio por la causa de la cual se me acusa”.
“Si de algo soy culpable, es de generar ganancias, plusvalía, al Estado capitalista venezolano gerenciado por politiqueros corruptos, pues soy un simple trabajador y asalariado que vende su fuerza de trabajo para poder sobrevivir con migajas”.
Dice que el pago que le han dado es encarcelarlo “para tapar y encubrir al verdadero asesino, Héctor Maicán, sicario y asesino al servicio del Estado patrón capitalista”. “Ciudadano juez, le pido que usted haga justicia”, insiste.
Finalmente, expresa dirigiéndose a sus compañeros y hermanos de la clase trabajadora: “Nosotros debemos hacer el esfuerzo y salir a las calles porque nadie se va a levantar por nosotros, nadie va a luchar por nosotros. Nos toca a nosotros mismos luchar en las calles para defender nuestro derecho a trabajar con dignidad y libertad. Una sola lucha, una sola clase”.
SEGUIR LEYENDO: