La ONG Una Ventana a la Libertad denunció la muerte en su celda de un preso venezolano con síntomas de COVID-19

Joel Antonio Toro Arcia tenía 41 años y llevaba días con fiebre y dificultad respiratoria. La familia denuncia que no fue llevado por la asistencia médica al hospital a pesar de la insistencia de sus compañeros de celda

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Una mujer en los alrededores
Una mujer en los alrededores de un penal venezolano (EFE/Miguel Gutiérrez/Archivo)

Un preso que se encontraba recluido en el municipio venezolano de Maturín, capital del céntrico estado Monagas, falleció en su celda con síntomas de COVID-19 sin que fuera trasladado a un hospital, denunció este miércoles la ONG Una Ventana a la Libertad (UVL).

El hombre respondía al nombre de Joel Antonio Toro Arcia, de 41 años y, según sus familiares, llevaba días con fiebre y dificultad respiratoria, pero “no fue llevado por la asistencia médica al hospital a pesar de la insistencia de sus compañeros de celda”, asegura UVL en un comunicado.

“La madrugada de este miércoles, sus compañeros notaron que no tenía signos vitales e informaron a los funcionarios de guardia. Posteriormente, su cadáver fue trasladado hasta la morgue del hospital de Maturín y, desde allí, hasta el cementerio municipal para ser sepultado en una fosa común”, agrega el texto.

Toro Arcia estaba recluido en los calabozos de la subdelegación Maturín del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC).

Según los datos de los que dispone UVL, Toro Arcia es el segundo preso que muere este año en los calabozos de la subdelegación de Maturín del CICPC con síntomas de COVID-19.

Carlos Andrés Brito, de 50 años, murió el pasado 23 de mayo tras presentar síntomas asociados a la enfermedad que provoca el nuevo coronavirus.

El acta de defunción de Brito recoge que “presentó insuficiencia respiratoria por sospecha del virus”, aclaró la ONG.

Tras su muerte, los familiares de otros reclusos denunciaron, sin precisar cantidad, “que había un grupo de detenidos con pérdida de olfato y gusto, pero que no habían sido diagnosticados por falta de asistencia médica”, añade UVL.

También mencionaron que “la última jornada de salud que se efectuó fue en enero antes de que se cambiara a la directiva regional”.

Según cifras oficiales, que han sido puestas en duda por varias organizaciones médicas, desde el inicio de la pandemia en Venezuela ha habido más de 254.000 casos de COVID-19, una enfermedad de la que se han recuperado más de 234.000 pacientes, y más de 2.800 personas han fallecido.

(Con información de EFE)

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