Los asesinatos, en la frontera del Táchira, con dos días de diferencia, de Óscar Rangel “Cachú” y Tony Rafael Rojas, ambos dirigentes de la Alternativa Popular Revolucionaria (APR), no son para nada comunes. El primero de ellos era un líder radical, de los más duros del chavismo, pero también de los más protegidos. Lo mataron, de 13 tiros, en pleno centro de San Antonio del Táchira, territorio que manejaba ampliamente. La duda, sobre ese asesinato selectivo, es si tiene como causa la batalla interna que Freddy Bernal y Nellyver Lugo libran al interior del chavismo tachirense o por la que a nivel nacional se da internamente en la revolución entre la APR y el PSUV.
El Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela (PCV) se pronunció ante el asesinato de Oscar Rangel (Cachú), militante y miembro del Comité Local del PCV y la JCV en el municipio Bolívar del Táchira, destacando que “el PCV ha realizado innumerables denuncias públicas y ante distintas instituciones del Estado, referidas a las amenazas de muerte en contra de nuestros camaradas en la zona. Hemos exigido la investigación de diversos asesinatos selectivos de líderes y lideresas, el desplazamiento forzado de campesinos, pequeños y medianos productores, los cobros de vacunas, extorsión y secuestros; sin que exista repuesta alguna por parte de dichos entes estatales”.
No solo fue Fidel Castro en Cuba o Joseph Stalin en Rusia, quienes fueron eliminando a los hombres que dejaban de servirles a ellos o a la revolución. Abundan las historias de los muertos por “accidente” o asesinato en las luchas por el poder. La revolución termina triturando a sus hombres de menos poder. Y en Táchira hace rato hay una guerra entre Freddy Bernal a quien Nicolás Maduro le inventó el cargo de “protector del Táchira” y Nellyver Lugo, directora del Gabinete de Combustible; ambos aspiran a la Gobernación del Táchira.
Un dirigente de la APR llamado Luis Zapata se presentó, ayer miércoles 12 de mayo, a la Fiscalía General a denunciar lo ocurrido con los dos dirigentes del PCV y a exigir que se investigue el caso; lo dejaron detenido argumentando que debía responder por un caso del rescate de tierras en el interior del país. La presión de las redes de la APR y organizaciones internacionales causaron que fuera liberado horas después.
Bernal o Nellyver
Bernal llegó a la región, impuesto a dedo, y rápidamente se posicionó de la mano con las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES); no tuvo resistencia usurpando las funciones de la Gobernación, exhibiéndose siempre rodeado de hombres con armas de guerra y violentando cualquier parámetro legal.
El mal llamado protector del Táchira y ahora diputado de la Asamblea Nacional ha denunciado a Lugo en diferentes instancias partidistas de Caracas, señalando que es traficante de muchas cosas, a la vez que ha utilizado a personas relacionadas con él para atacar a Lugo, a su esposo y a sus hijas. Una de las armas de Bernal es el hacker que interviene comunicaciones y tiene una red de cuentas en las redes sociales desde donde atacan a Lugo, le publican fotos personales y la acusan de varios delitos.
Lugo, por su parte, tenía años ocupando un puesto en la política regional, incluso en las más adversas condiciones que ha tenido el chavismo en la zona; no es cualquier cosa, porque Hugo Chávez nunca pudo ganar en Táchira. Además, siendo diputada del Consejo Legislativo del Táchira fue pieza clave para la instalación de grupos armados, mal llamados colectivos, que crecieron y se fortalecieron durante las Guarimbas (protestas públicas que trancaron vías en gran parte del país), con una fuerte acción contra el régimen venezolano en los años 2014 en adelante.
Ella también se ha encargado de denunciar a Bernal, a quien señaló en reunión, con diputados del chavismo, de manejar de manera inapropiada el poder que le ha dado Nicolás Maduro. También ha hecho énfasis en las actuaciones de Tamani Bernal, hijo del protector.
Bernal y Lugo aparecían juntos en las ruedas de prensa, en anuncios partidistas y en actividades del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Con Bernal, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) fue desplazando a los paramilitares y ocupando importantes espacios de poder en la frontera más viva de América Latina, la que ocupa Táchira, con sus municipios Bolívar y Ureña del lado venezolano, y con el Norte de Santander del colombiano.
El intento de ingresar la Ayuda Humanitaria por parte de la oposición, en febrero de 2019, tuvo su pico más alto en ese eje fronterizo. Uno de los apoyos más importantes con los que contó el régimen venezolano fue con la actuación de los “colectivos”, que no solo desencadenaron una estrategia de amedrantamiento contra civiles, incluyendo a periodistas, muchos de los cuales fueron amenazados, sus equipos de grabación o filmación robados o destruidos, así como teléfonos celulares y documentos de identidad.
La situación fue tensa y violenta durante varias semanas, aunque el paso de la Ayuda Humanitaria fue un fracaso, la atención se centró en cientos de militares que desertaban para instalarse en Colombia y otros tantos soldados venezolanos que llegaban de otras ciudades de Colombia y países como Ecuador y Perú.
En ese escenario siempre aparecían los “colectivos” y un hombre empezó a hacerse recurrente, lo llamaban Cachu, su verdadero nombre era Óscar Rangel, que se erigía en líder de los “colectivos”, logró sembrar miedo y temor entre opositores en la zona. En la frontera lo identificaron como el que dirigió, el 28 de febrero 2019, la colocación de marcas al frente de la vivienda de opositores al régimen de Nicolás Maduro.
Así mataron a Cachu
A las 2 de la tarde el sol es abrasador en San Antonio del Táchira. Ese sábado 8 de mayo, Óscar Rangel “Cachu” llegó a la céntrica plaza Bolívar de San Antonio, capital del municipio Bolívar del Táchira, huyendo de un vehículo que lo perseguía. Como en la mayoría de los venezolanos, la plaza más importante está frente o junto a la Iglesia Católica, que en este caso es la Basílica Menor San Antonio de Padua.
Muchos le temían al líder de “los colectivos”. Sabían que andaba armado y protegido. Desde hace un año sus problemas con el ELN, instalado en la zona y con quien había trabajado hombro a hombro, comenzaron a la par que se acentuaba el problema de la Alternativa Popular Revolucionaria (APR) con el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Cachu, quien pertenecía al Partido Comunista de Venezuela (PCV), el único partido de la APR que quedó con tarjeta electoral, venía de pasajero en la moto que conducía Richard Rincón Hassan, quien en una esquina de la plaza Bolívar resbala y cae. El líder de los colectivos corre hacia la iglesia, pero los hombres del vehículo le disparan 13 veces, destrozando su cabeza.
El único objetivo fue Rangel “Cachu”, pues Rincón solo resultó herido con fractura en su pierna, producto de la caída cuando la moto impactó contra el pavimento.
Un habitante de la zona destacó que a Cachu no lo hubiese asesinado con tal facilidad sino el ELN que controla la zona. “Por el actuar fue la misma guerrilla, ya se lo habían advertido en varias ocasiones por su abuso y queriendo pasar por encima de ellos”.
Cachu era amado por unos y odiado por otros. No son pocos los testimonios de opositores que relatan cómo el dirigente comunista los amenazó y atacó. “Lo mató la guerrilla porque se salió de la línea. Varias veces los altos mandos del ELN en la zona le advirtieron que dejara de abusar contra la población, a quien amedrentaba, golpeaba, reprimía, castigaba asesinaba sin dársele nada”, relata un lugareño.
“El otro día amenazó a una mujer y a su esposo, a quien les colocó la pistola en la cabeza y en la boca, solo porque estacionaban su carro dentro del área verde de un bloque de apartamentos dónde viven puros chavistas”.
Pero también hay quienes consideraron a Cachu un líder auténtico. Antes de darle sepultura, familiares y allegados, pasearon su ataúd por las calles del pueblo, acompañados con música de Alí Primer. Lo llevaron hasta una sede ubicada en la esquina del Centro Cívico, en una vieja edificación que pertenece a la Gobernación del Táchira y que “los colectivos” tomaron a la fuerza. Posteriormente llevaron su cadáver al Ateneo, otra instalación ocupada a la fuerza por ese grupo. Finalmente fue sepultado en el cementerio municipal y le colocaron una imagen de Simón Bolívar.
Rangel vivía en el protegido sector Llano de Jorge, donde el ex alcalde Vicente Cañas le había dado una casa de un programa de vivienda del gobierno. Ahí residía con su mujer, su mamá y sus hermanos. Un vecino del lugar asegura que apenas Cachu fue sepultado, el ELN le pidió a su familia desocupar la vivienda y abandonar el sector.
13 tiros
Tony Rafael Rojas, de 39 años, era motorizado y pertenecía a Fundacomunas. Igual que Cachu tuvo un papel relevante en la acción que la revolución desplegó, durante febrero 2019, para impedir el ingreso de la Ayuda Humanitaria. Era muy conocido entre los vecinos de El Cafetal, un sector popular donde abundan las casas de madera en Rubio, municipio Junín del Táchira.
El pueblo que poco a poco, y principalmente desde la llegada de la revolución bolivariana al poder, se fue llenando de grupos irregulares, paramilitares y guerrilla, se ha convertido en un territorio controlado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN). No es casual el asombro de los pobladores cuando Freddy Bernal y el alcalde Ángel Márquez empezaron a exhibirse por el pueblo con escoltas portando armas de guerra.
La noche del lunes, 10 de mayo, Rojas se baja de la moto, placas AB0I69, junto con su pareja sentimental, frente a una venta de comida rápida en plena vía pública. Se presume que la camioneta Toyota Fortuner, negra y sin placas, que vecinos de Rubio identifican como una de las que usa el ELN en los recorridos por Rubio, lo venía siguiendo, porque minutos después se estacionó a unos pasos del lugar y de ella bajaron cuatro o cinco hombres encapuchados.
Aunque hubo varios testigos, porque es una calle concurrida y muchos se aglomeran en las ventas de comida y bebida de El Cafetal, nadie identificó a los asesinos, quienes sometieron a Tony Rafael Rojas y le dispararon 13 veces; varios proyectiles impactaron el rostro y la cabeza. Los encapuchados se alejaron del lugar en la camioneta, mientras Rojas quedó tendido en el pavimento.
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