La escritora venezolana Milagros Mata Gil y su marido, el poeta Juan Miguel Muñoz, fueron excarcelados este jueves, cerca de 24 horas después de su arresto por, aparentemente, publicar un mensaje crítico con el fiscal general, Tarek William Saab, informó la ONG Espacio Público.
“Excarcelados la escritora Milagros Mata Gil y Juan Miguel Muñoz. El tribunal tercero de control de (el municipio) El Tigre les impuso medidas cautelares de presentación cada 30 días y prohibición de hablar sobre su caso”, escribió en Twitter Espacio Público, asociación dedicada a la promoción de la libertad de expresión, el derecho a la información y la responsabilidad social en medios.
Según los datos difundidos por la organización, la escritora y su esposo “fueron detenidos luego de la publicación y difusión por Whatsapp de una sátira titulada ‘Fiesta Mortal’, en el aludían al fiscal Tarek William Saab”.
Por su parte, el abogado y activista Gonzalo Himiob, miembro de la organización Foro Penal, detalló en la misma red social que recibió la confirmación del abogado de los escritores, Jorge Márquez, de que ambos “fueron presentados ante los tribunales y fueron excarcelados, pero bajo medidas cautelares”.
“Confirma su abogado, Jorge Márquez, que Milagros Mata Gil y Juan Manuel Muñoz quedaron sujetos a presentación cada 30 días (ante las autoridades) y que les mantendrían retenidos temporalmente sus celulares para el ‘vaciado’. Les imputaron supuesta ‘instigación al Odio’, artículo 20 de la Ley Contra el Odio”, informó Himiob.
Esa ley fue aprobada por la polémica y ya desaparecida Asamblea Nacional Constituyente, compuesta solo por chavistas y que asumió de facto la labor legislativa mientras el Parlamento tuvo mayoría opositora, y es rechazada por numerosas organizaciones que defienden la libertad de expresión y el derecho a la información.
Mata Gil es integrante de la Academia Venezolana de la Lengua Española y autora de casi una veintena de obras de novela y ensayo.
El artículo
El ex presidente de Puertos de Anzoátegui, Luis Gómez Veracierta, explicó, según publicó el periódico Tal Cual, que la detención de los escritores se habría dado después de que Mata Gil publicase un artículo sobre una boda celebrada en el Club Sirio de Puerto La Cruz a finales de febrero, a la que asistieron más de 800 personas sin mantener ningún tipo de protocolo por el coronavirus, entre las cuales figuraba el fiscal general Tarek William Saab.
El diario El Vistazo, de Anzoátegui, agregó que el escrito habría sido de carácter satírico y se denominaba ‘Fiesta Mortal’. En este se mencionan tanto a Tarek William Saab como a su madre, ambos oriundos de El Tigre y miembros de la comunidad musulmana.
En el artículo en cuestión, Mata Gil describió la polémica boda que contó con más de 800 invitados y un personal de 200 personas para atenderlos, vestidos finos, burkas, joyas y perfumes costosos, una caravana de cristianos y musulmanes, la ausencia de cualquier tipo de jamón de cerdo y, sobre todo, la presencia de Saab y su madre Alía, descritos como “las estrellas” del evento.
Tras detallar cómo fue la fiesta, la novelista apuntó hacia la posible raíz de un foco de COVID-19 que ahora suma más de 600 casos en la zona, al referirse a la organizadora de la boda, que ya padecía síntomas de la enfermedad, pero se dispuso a trabajar porque “no rechazaría un supuesto contrato de más de seis dígitos en dólares”.
Tal Cual dio cuenta que el video de la boda se hizo viral en Twitter el pasado 22 de marzo. Allí se ve a decenas de personas que bailan sin respetar el distanciamiento social.
El texto completo de Mata Gil
I. El asunto es que el afán de figuración social de los recién vestidos resulta tan grande como lo es su narcisismo, variante de la estupidez. Entonces, enviaron y recibieron 800 invitaciones. Contrataron 200 personas para el manejo del catering, el bar y el servicio, ujieres, vigilancia, guardaespaldas, acomodadores, decoradores. Y eso sin mencionar el personal externo relacionado con los invitados al pantagruélico evento.
II. Dicen que la planner de bodas, empresaria ultraconocida, tenía síntomas de COVID, pero no estaba dispuesta a perder un contrato de seis cifras altas en dólares. Era acondicionar el Club Sirio en Lechería para la fiesta celebratoria de un matrimonio doble. Por ahí circulan las fotos. Novias de impoluto blanco y amplias faldas. Muy clásico todo. Damas enjoyadas a las que casi se les huele el perfume y otras, de cerradas túnicas con visos dorados y burkas, a las que casi se les siente el olor. Y todos sin tapaboca. Y todos abrazados. Nada de aislamiento social. Torres de pasapalos y dulces de la rica y exquisita variedad árabe. Comamos y bebamos, que luego moriremos. Carpe diem y todo el epicureismo de esa raza. La fiesta fue un éxito. Y más que las novias, las estrellas fueron, dicen, Tarek Saab y su madre Alía.
III. De El Tigre fueron en caravana alegre. Musulmanes y cristianos bien avenida. Por supuesto, nada de jamón. Nada que oloriera siquiera a cerdo. Ante todo, la higiene alimentaria según el Profeta.
Una o dos semanas después, comenzó la epidemia que ha hecho colapsar las clínicas y hospitales tanto de Barcelona y Puerto La Cruz como de las poblaciones circunvecinas. 600 contagiados y sumando. Algunos muertos. Los invitados a la boda y sus familiares y después sus empleados y los familiares de los empleados. La planner, el marido y todo el personal contratado para el servicio y la familia y los amigos. Decían que el propio Fiscal estaba infectado, pero vistas sus pesquisas faranduleras, quizá no.
IV. Hubo un tiempo en que la colonia árabe era modesta. Disfrutaban de sus ganancias, eso sí. Pero sin ostentación. Sus nuevas y desmadradas riquezas, insertados en el turbio y voraginoso cauce de los negocios con este desgobierno, los han hecho resbalar hacia la superficialidad del lujo mostrable y demostrable. Hacia la obscenidad y las secretas búsquedas de placer. No olvidemos el asunto de los suicidios acordados. La decadencia. La decadencia. Y aún falta. Pero de ésta, pagaron alguna consecuencia.
(Con información de EFE)
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