El caso del hombre preso desde hace dos años en Venezuela por tomarse una foto con Leopoldo López el día de la Operación Libertad

Claudia Morillo está ahora en Maturín, a más de 500 kilómetros de Caracas y le cuenta a Infobae lo que ha sido una tragedia familiar, desde que a su esposo John Hader Betancourt Restrepo se le ocurrió, aquel 30 de abril 2019, pasar en su mototaxi por el distribuidor Altamira, cuando ya la Operación Libertad había fracasado, pero ahí estaba Leopoldo López. Sin pensarlo se le acercó, quizá pensando en la suerte que le traería una foto con el político que sueña con ser Presidente de la República. Solo le ha servido para tener casi dos años preso y en estado de indefensión.

De aquel 30 de Abril, con la llamada Operación Libertad, quedaron varias cosas negativas: Leopoldo López salió de su casa por cárcel, el general Manuel Ricardo Cristopher Figuera obtuvo que EEUU le “perdonara” su responsabilidad en la violación de derechos humanos en la Dgcim, varios oficiales terminaran en el exilio, un amplio grupo con sus carreras militares destruidas, un puñado de militares detenidos y John Hader Betancourt Restrepo preso por haberle dado la mano a López en el distribuidor Altamira.

El hombre fue detenido cuatro meses después de la Operación Libertad. Eso ocurrió exactamente el viernes 16 de agosto de 2019, casi a las 11 de la mañana, cuando un grupo de funcionarios, que vestían de civil, pertenecientes a las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), llegaron al Mercado El Cementerio, sector B, pasillo 2 La Hormiga, Municipio Libertador del Distrito Capital. Ese era el lugar de trabajo de Betancourt Restrepo.

Delante de mucha gente que estaba en el lugar, inclusive del hijo mayor que tiene su mismo nombre, Hader Betancourt fue detenido por los FAES, que no presentaron ninguna orden de detención. Estuvo cuatro días desaparecido hasta que fue presentado el 20 de agosto.

El expediente está lleno de imprecisiones, falsedades e irregularidades, según lo que describe su esposa.

Primero, en la audiencia dijeron que lo detuvo la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), cuando en realidad fueron las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES). Se supo que por la foto del saludo a López lo estaban buscando desde el 30 de abril, cuando él jamás estuvo oculto. El motivo es la causa de su detención.

Segundo, en la audiencia aseguraron que fue detenido cuando caminaba por Los Chaguaramos, cuando hay testigos de su detención en el mercado.

Y tercero, la fecha, el lugar y la excusa para detenerlo son falsos.

Desde ese día han pasado 19 meses. Betancourt fue llevado a El Helicoide, instalación a orden del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN). Está siendo juzgado por el Tribunal Segundo de Terrorismo con competencia nacional, (49 de control) del área Metropolitana a cargo de la Juez Hilda Villanueva. Le imputaron los delitos de traición a la patria, rebelión civil, tráfico ilícito de municiones y asociación para delinquir.

Su esposa, Claudia Murillo, ha venido solicitando la medida cautelar para Betancourt Restrepo, en cuyo hogar tienen siete hijos, dos de ellos gemelos con necesidades especiales. “En reiteradas ocasiones me he dirigido a las Fiscalías del Ministerio Público: la 67 a cargo de Farik Karín Mora Salcedo, y la 83 a cargo de Dinora Joselín Bustamante Puerta”, cuenta la mujer.

Hubo testigos

Lo absurdo es que los civiles de esa causa del 30 de abril es la misma del diputado (AD) Edgar Zambrano y Emilio Boulanger, ambos indultados. Se quedaron los cuatro empleados de Zambrano: su chofer, guardespaldas y otros dos, Pedro, Abraham, Martín, que van a juicio. La causa fue separada por causas políticas para favorecer a Zambrano y a sus empleados, pero dejando la parte adversa a Betancourt, que está en El Helicoide.

El 01 de marzo, después de 19 meses se logró culminara la audiencia preliminar y John junto a los otros 5 de la causa (30 abril) pasaron a juicio la juez Hilda Rosa Villanueva tribunal 49 sin contemplación decide dejarlo preso y pasar a juicio.

La señora de Betancourt suplica misericordia y humanidad. Relata que el día que se llevaron a su esposo cuando estaba trabajando en el mercado la Hormiga, hubo testigos que posteriormente fueron a declarar ante el Ministerio Público. “A Jhon Hader lo llevaron a la sede de la División de Delincuencia Organizada ubicada en la Cota Mil, al lado del teleférico en Maripérez”.

“Después lo llevan hasta nuestra residencia en Los Chaguaramos, donde lo dejan dentro del vehículo mientras los funcionarios entran arbitrariamente violentando el candado del maletero y de allí traen un bolso, que no era de mi esposo, donde habían municiones. Jhon responde que eso no es suyo. Deducimos que eso fue sembrado por las FAES para poder inculparlo”.

“Cuando se van de nuestra residencia lo llevan a El Helicoide y se lo entregan al oficial de guardia del SEBIN. Cuatro horas más tarde, FAES regresa y piden que Jhon les sea devuelto, pero el SEBIN se niega porque ya lo habían reseñado”, recuerda la esposa.

La defensa de Betancourt Restrepo “ha presentado todos los elementos necesarios como medio de prueba entre videos, escrito de excepción, testigos y diligencias exigidas, al fiscal 67 Mora Salcedo, consignando pruebas de lo injusto y violatorio de todo este proceso”.

Claudia Morillo clama por su extensa familia, para quien ha sido una tragedia la cárcel de su esposo. “La razón principal son nuestros siete hijos, entre suyos y adoptivos, entre ellos 2 niños con condiciones especiales con un diagnóstico complicado debido a ser portadores de cuadriparesia mixta severamente afectada”.

“El caso es que las patologías delicadas que presentan nuestros dos hijos ameritan una intervención quirúrgica para ambos, de manera urgente, concretamente dentro de los próximos 25 días, con elevado riesgo de que fallezcan durante el acto operatorio, razón por la cual la clínica me indicó que debo firmar una autorización especial para intervenir y exonerar de responsabilidad al personal médico en caso de que suceda algo fatal para ambos niños”, subraya Morillo.

John Hader Betancurt, padre de los niños, desea acompañarlos durante el desarrollo del acto quirúrgico ante la elevada posibilidad de que se produzca la muerte de uno o ambos niños sin que su padre les pueda dar apoyo y fortaleza.

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