“Portar el uniforme militar en las calles de nuestro país, pasó de ser motivo de orgullo y admiración a ser la cosa más rechazada y odiada por el ciudadano común y como consecuencia, hoy se prohíbe la utilización de éste fuera de las instalaciones militares”, dice el mayor general de la reserva activa Hebert Josué García Plaza.
Para el alto oficial del Ejército “la Fuerza Armada gozaba de respeto y prestigio dentro y fuera y del país, los venezolanos que tuvimos el honor de portar su uniforme éramos reconocidos, amados y vistos con mucho respeto por parte de nuestros compatriotas y nuestra preparación era tomada como referencia, incluso por las fuerzas armadas de otros países del continente”,
El oficial, ahora en el exilio, se graduó en la promoción GD León Febres Cordero llamada Bicentenaria Nacimiento del Libertador. Ocupó todos los cargos de comando en sus grados respectivos, siendo oficial de planta de la Academia Militar cuando era capitán y mayor. Fue segundo comandante del Batallón Bolívar. Comandante del Batallón Misilístico Ezequiel Zamora en el estado Guárico. Comandante de la 32 Brigada Caribe en Maturín. Comandante de la División en Apure. Ocupó el 2do lugar en el curso básico e integral de Infantería y el 3ro en el Curso de Estado Mayor. Fue instructor invitado en la Escuela de Las Américas (1995-1997) y recibió el premio como Instructor del Año 1996. Obtuvo la máxima evaluación en examen físico.
Ascendido a capitán de Nr. 3, a Mayor de Nr. 1, a comandante de Nr. 6, a coronel de 9, a General de Brigada de Nr. 8, a General de División de 6 y a Mayor General asciende de Nr. 5 el 3 de julio 2012. En el Gobierno de Hugo Chávez y Nicolás Maduro fue viceministro y ministro.
García Plaza dice que “el Ejército se avecina a su bicentenario, fecha que representa la materialización del inicio del nacimiento de una Fuerza Armada cuyos valores fueron forjados durante la gesta independentista más resaltante de la historia en nuestro continente”, y desde esa perspectiva analiza si la institución armada es vista fuera y dentro del país, “con el respeto y admiración que se merece como parte de ese legado histórico que nos dejaron nuestros libertadores”.
El 24 de junio es el aniversario de la Batalla de Carabobo y Día del glorioso Ejército Bolivariano, que en el 2021 celebrará sus 200 años de creado. “La institución armada, en la cual fui formado, al igual que muchos de los compañeros que hoy hacen vida en la misma, era institucional, apolítica y estaba dedicada en cuerpo y alma a la preparación de sus integrantes para la seguridad y defensa de la nación”.
Apoyar a la nación
Destaca el mayor general del Ejército que actuaban sin vacilar cuando era necesaria la utilización de la institución castrense para apoyar al Estado y a los venezolanos desde situaciones de desastres naturales hasta programas educativos. “Lo hacíamos de manera eficiente, con la frente en alto y con la satisfacción de saber que prestábamos un servicio a Patria y a sus ciudadanos, sin bandera política alguna”, dice.
Confiesa, no sin cierta nostalgia, que “lo más hermoso de esa institución era sentirse amado y respetado por nuestros compatriotas y por ello se preservaban sus valores, con mucho cuidado, y sus integrantes eran reconocidos por sus méritos de acuerdo con las normas de la época, que vale destacar eran de cumplimiento obligatorio”.
Destaca cómo la operatividad y capacidad de maniobra para cumplir la misión constitucional de esa Fuerza Armada, “era producto de admiración y para ello se cumplía un programa de equipamiento y entrenamiento individual, colectivo y conjunto sumamente riguroso, el cual era supervisado en detalle por sus componentes”.
En resumen, dice, “la institución armada estaba dedicada 100% a su preparación, orgullo de nuestra nación, reserva moral de la misma y por ende representaba un honor, lo que significaba mucho sacrificio porque se trataba de ganarse el derecho de portar el uniforme que fuera heredado de nuestros libertadores”.
La transformación
A juicio de García Plaza “esa institución castrense amada por sus ciudadanos, respetada por el mundo político de la época y tomada como referencia por otros ejércitos de la región, inicio un proceso de transformaciones, por razones personales y políticas del momento del presidente Hugo Chávez a partir de 1999”.
Es así como “la prioridad pasa de ser su preparación para la defensa y seguridad de la nación, a la necesidad de apoyar al gobierno de turno en sus políticas de gobierno y es por ello por lo que se incluye, dentro de la nueva Constitución, ‘la participación activa en el desarrollo nacional’ como excusa para ser utilizada en cualquier requerimiento de su plan de gobierno”.
Eso trae como consecuencia que “los integrantes de la institución comienzan a ocupar cargos dentro del gobierno y por ende se inicia la politización de la misma. Bajo el uso y manipulación de nuestro Libertador Simón Bolívar y su legado, dentro de la llamada Revolución Bolivariana, sus integrantes comenzaron a ser evaluados y reconocidos sus méritos de acuerdo con el seguimiento estricto de valores partidistas del gobierno de turno”.
Está convencido García Plaza que “es por ello que cosas inadmisibles comienzan a ser reconocidas y celebradas como los intentos de Golpes de Estado del 4 de Febrero y 27 de Noviembre de 1992. Perdiéndose de hecho la institucionalidad y los valores de la misma”.
“El entrenamiento militar y el hecho de ocupar posiciones dentro de la institución castrense paso a un segundo plano, como consecuencia del estatus privilegiado (político y económico) del que gozaban quienes ocupan cargos de gobierno, quienes se iban para más nunca regresar”.
Entra la Milicia
En esa transformación de la Fuerza Armada se inicia un proceso acelerado de transformación de la FANB, según dice el MG García Plaza, “donde se incluye a la Milicia Nacional, como parte de la corresponsabilidad de la defensa nacional de todo ciudadano venezolano, también se inicia la profesionalización acelerada de la institución y la creación de una estructura administrativa y operativa, que sumado a todos los elementos anteriormente mencionados introduce a la FANB, en proceso de caos”.
“La consecuencia de ello es que, en víspera de su Bicentenario, el Ejército y la Fuerza armada en general, se encuentra totalmente impedida de cumplir sus funciones constitucionales, delegando de esta manera mucho de las mismas, a grupos irregulares en las regiones fronterizas con Colombia, con la complicidad del Alto Mando Militar”.
“La estructura organizacional, que se supone sea piramidal, hoy dista mucho de serlo, acumulándose de manera burocrática y poco eficiente una serie de Generales y Almirantes que ya no cumplen los requisitos de rigor de la institución castrense en la cual fuimos formados, donde las deserciones, actos de indisciplina y delitos comunes pasan a ser parte cotidiana de los partes diarios de las unidades de la FANB”.
“Algunos de los integrantes de Ejercito y la FANB, forjadora de libertades, hoy son señalados de cometer actos de torturas y crímenes de lesa humanidad contra nuestros ciudadanos y contra nuestros queridos compañeros castrense, a quienes a muchos se les formo para disentir políticamente contra las injusticias de cualquier gobierno, pero menos contra el de la revolución Bolivariana, ya que el mismo es considerado un proceso de traición a la patria y donde por primera vez en nuestra historia se crea una aparato de contra inteligencia militar por un país extranjero, para perseguir y controlar la conducta política del ciudadano común y el castrense”.
“En víspera de nuestro bicentenario la mayor reflexión para nosotros, los integrantes de la FANB, es qué, cuándo y cómo hacer para recuperar la institucionalidad, operatividad, reconocimiento y prestigio de la institución castrense venezolana, que goza del más hermoso y sublime antecedente histórico en más de 5 países de la región. Para merecer nuevamente el amor, respeto y las bendiciones de nuestros ciudadanos”, finaliza el mayor General García Plaza.
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