Médicos Sin Fronteras (MSF) reiteró la necesidad de que el régimen de Maduro permita el ingreso de su personal internacional a Venezuela no descartó continuar reduciendo sus actividades en el país, dijo el coordinador general de la ONG en el territorio, Isaac Alcalde.
En diálogo con Infobae, Alcalde aseguró que si bien ese desenlace “no es algo que querramos y haremos los esfuerzos para mantener las operaciones”, la negativa del régimen de Maduro a permitir el ingreso de personal que se desempeña en organizaciones internacionales -incluído MSF- haría que la situación sea “muy complicada”.
La declaración sigue a la retirada de MSF de un hospital en la barriada popular más grande de Venezuela, Petare, la semana pasada. La decisión, informó la ONG, responde a la “imposibilidad de llevar a cabo las actividades fundamentales para la atención a pacientes de Covid-19 con los estándares de calidad que se fija la organización, debido a las restricciones de entrada al país de su personal humanitario”.
Allí, MSF prestaba servicios relacionados exclusivamente al COVID-19. En concreto, la ONG contribuyó con “la rehabilitación de parte de la infraestructura, el diseño de un circuito para pacientes que reciben atención médica y psicológica específicamente relacionada con el coronavirus y el acondicionamiento de un área de hospitalización, incluyendo la Unidad de Cuidados Intensivos”. Alrededor de 3.500 personas fueron atendidas en el marco del proyecto.
Las restricciones fueron instauradas por el régimen en marzo y no han cambiado desde entonces. Alcalde explicó que las solicitudes de entrada del personal internacional no han sido rechazadas, sino que “ha habido una ausencia de respuesta positiva”. “Presentamos todo y las cosas parecían ir bien, pero no hubo respuestas positivas ni negativas”, agregó.
Sin embargo, reiteró que si este no fuera el caso sus operaciones se verán gradualmente impedidas, y aclaró que ello no tiene que ver con “falta de calidad médica” por parte del personal venezolano que reemplazó a los miembros internacionales de la ONG y que ya conforman “el 90 o 95 por ciento” del total.
“Gracias a ellos, que realizaron un esfuerzo extraordinario y aumentaron sus responsabilidades, nos hemos mantenido operativos”, graficó. Pero remarcó que el personal internacional “tiene valores añadidos al contar con experiencia en otras pandemias y epidemias, y en términos de rendición de cuentas, transparencia y el poder garantizar estándares y protocolos de calidad”.
En el hipotético caso donde las restricciones del régimen se prolonguen de manera indefinida, Alcalde dijo, las operaciones de MSF podrían reducirse de manera gradual. “Intentamos priorizar, salvar vidas. Incluso aunque nos retiremos dejamos una donación grande de medicamentos y en ocasiones incentivos económicos”, explicó, antes de aclarar que sería “muy poco probable” que las operaciones culminen de un día para el otro.
MSF mantiene “39 estructuras de salud” en siete estados del país caribeño e indica que en los primeros seis meses del año realizó “casi 80.000 consultas médicas, sensibilizaciones a través de promoción de la salud; más de 5.000 capacitaciones a personal médico y no médico; cerca de 110.000 pruebas de malaria, con 25.000 diagnósticos y tratamientos de casos positivos”.
Nuevas retiradas de la ONG debilitarían aún más la estructura sanitaria de Venezuela, cuyo deterioro se ha mangificado durante los últimos años debido a la crisis económica, política y social que vive el país. Alcalde definió a la situación general como “difícil”, considerando que “no es secreto que el sistema de salud está bastante debilitado”.
De hecho, indicó que aún con la presencia de MSF una segunda ola de COVID-19 sería “dificilmente gestionable”. “La primera [ola] pasó con dificulades. Si la segunda tiene más virulencia, como se ha visto en otras partes del mundo, claramente el sistema va a sentir la presión”, dijo.
El comunicado publicado por MSF sobre su decisión puso a la situación en el centro del debate público nacional. Ello, indicó alcalde, “generó movimientos desde algún ente” y podría catalizar un cambio de postura por parte del régimen. “Entendemos que nuestra presencia es bienvenida, creo que debe haber una solución positiva”, concluyó.
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