Después de que lo secuestraron descubrió que uno de sus captores era “el Loco Iván”, de las FARC: “Se hacía llamar Comandante Esteven”

El líder disidente, abatido recientemente en Venezuela, fue reconocido por una de sus víctimas

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"El Loco Iván"
"El Loco Iván"

“Cuando vi, hace unos días, el caso de los guerrilleros de las FARC abatidos en Ciudad Bolívar, reconocí en las fotos del Loco Iván al guerrillero que estuvo tratando de ahorcarme el día del secuestro. A ese individuo lo había visto muchas veces en Pijiguaos, pero se hacía llamar Comandante Esteven; Pedro Rivero era su mano derecha, quien siempre lo acompañaba, y juntos hacían allanamientos a viviendas de los pobladores del Jobal y Capachal, pueblos ubicados al margen del río Orinoco”, dice Jesús Vásquez, un comunicador del estado Bolívar.

Asegura que a partir de ahí entendió: “(Que) Bauxilum haya intentado manipular mi caso, e incluso difamándome con una supuesta denuncia por violencia de género realizada cuando el secuestro ya se había denunciado en Caracas. Las diligencias solicitadas por la Dirección de Derechos Humanos de la GNB fueron obstaculizadas por el general Adolfo Rodríguez Cepeda, quien ha sido colaborador de la guerrilla colombiana para mi búsqueda, así como el diputado del Consejo Legislativo de Bolívar, Jhon Zárate, llamado el Canciller de la Guerrilla y mano derecha del gobernador Justo Noguera Pietri”.

Destaca Vásquez: “El actual presidente de Bauxilum, Ernesto Rivero, trata de ocultar mi denuncia y lucha para que la causa no llegue a tribunales, además se niega a poner a disposición del Ministerio Público a los oficiales de Protección Planta ni a Pedro Rivero, quienes participaron en mi secuestro”.

Aunque Jesús Vásquez no es periodista, realizó un diplomado en la Universidad Bolivariana de los Trabajadores Jesús Rivero (UBJRT) núcleo Sidor y creó el portal informativo Caicaraldia, que por razones de costos solo se puede mantener por redes sociales. La ausencia de medios de comunicación digitales en el municipio Cedeño, del estado Bolívar, lo convirtió en un reportero de su medio digital desde hace cuatro años.

Desde esa plataforma, Vásquez se dedicó a señalar casos de corrupción y lo que acontecía en la zona, lo que le permitió que algunos editores de medios de comunicación impresos, radiales y digitales le solicitaran apoyo para obtener informaciones de lo que sucedía en el municipio.

Narra a Infobae que todo se trastocó el día 19 de noviembre 2019. “Yo estaba en las inmediaciones del edificio de telecomunicacionellega una camioneta Tacoma gris de la cual desciende el entonces presidente de Bauxilum, Antonio Parra Suárez, su chófer y otras personas que me sostienen para que él me diera patadas estando en el pisondo por la acera, pero ellos subieron la moto a la acera y me siguieron, yo corrí, y el parrillero me dio un golpe en la cabeza con el casco de motorizado”.

Dice que del impacto es lanzado contra el piso. Los dos hombres de la moto se bajan y lo golpean hasta someterlo. “En ese instante llega una camioneta Tacoma gris, de la cual desciende el entonces presidente de Bauxilum, Antonio Parra Suárez, su chófer y otras personas que me sostienen para que él me diera patadas estando en el piso”.

Al lugar, dice: “Llegan dos vehículos más, con varios guerrilleros y Pedro Rivero, quien era el jefe de seguridad Bauxilum Pijiguaos, quien al ver que sigo resistiendo se dirige al jeep Toyota blanco de la empresa Bauxilum, del cual saca un mecate y le pide a quienes me sostienen que me amarren. Entre los hermanos Pérez y el oficial de seguridad Carlos Silva me amarran. Se acerca un hombre con acento colombiano que trata de ahorcarme con el sobrante del mecate. ‘Vamos a matar a este perro aquí’, dijo luego del intento de ahorcarme el colombiano que usaba una pañoleta tipo Palestina en el cuello”.

Jesús Vásquez salió golpeado del Centro Negra Hipólita
Jesús Vásquez salió golpeado del Centro Negra Hipólita

Relata que lo suben a la tolva de la camioneta Tacoma. “Pedro Rivero dijo ‘vamos a matarlo al rio simonero’, a la vez que ordenan a Carlos Silva que me custodie, quien me mantenía con la cabeza baja para que no me vieran algunos transeúntes. Todos los carros se dirigen por las calles del campamento Bauxilum, pasamos por la casa asignada al presidente Antonio Parra, quien dialoga con alguien que lo esperaba. Alcancé a ver que montaron un bidón de gasolina. Arrancaron la marcha”.

El grito de auxilio

“Se dirigieron hacia la salida de portón A del campamento Bauxilum y recordé que saliendo está el punto de control de la GNB 3era compañía del Destacamento 626. Al pasar frente a la alcabala, por el reductor de velocidad que hay en la vía, la camioneta da un brinco y el bidón se voltea. Carlos Silva se apresura a levantarlo y es cuando levantó la cabeza y grito: ‘Auxilio, me traen secuestrado’. Los GNB detienen la camioneta y todos los vehículos”.

Según dice Vásquez, Antonio Parra Suárez baja del vehículo y le pregunta a un GNB por el capitán. “Un sargento que estaba comandando el puesto le pide a Parra que no grite. Y al verme preguntó qué pasaba, por qué estaba atado, y ordenó desatarme. Carlos Silva, asustado, me soltó el nudo de los pies y fui ayudado a descender de la camioneta golpeado y con un fuerte dolor en la costilla. Parra Suárez inicia una discusión con los GNB y gritaba que llamaran por teléfono al general Rodríguez en Puerto Ordaz. Un guardia nacional me dice que ingrese y me siente en la banqueta que está en la entrada del punto de control”.

Antonio Parra Suárez, ex presidente de Bauxilum
Antonio Parra Suárez, ex presidente de Bauxilum

Jesús Vásquez recuerda que cuando le permiten sentarse en la entrada del comando, simultáneamente se inicia una fuerte discusión entre los hombres que lo habían llevado hasta ahí y los funcionarios de la Guardia Nacional. “Aprovecho el momento e informo vía Whatsapp al portal Tubazos, y la licenciada Carmen Carrillo redacta una nota y la publica de manera expresa. Envío el link de esa nota a mis contactos en Whatsapp y se lo envío al general Pedro García Pacheco, quien entonces comandaba la 532 Brigada de Infantería de Selva, quien me llama por teléfono y le comunicó lo que está ocurriendo. Prometió que llamaría al comandante de la GNB en Caicara”.

Un funcionario militar le dice que lo llevarán para que le atiendan las heridas, porque el tobillo le sangraba por el roce del mecate. “Fui llevado al hospital dentro de Bauxilum. De regreso al comando y como no había vehículos, pregunté dónde estaban los secuestradores y me respondieron que fueron liberados por órdenes del general Rodríguez, y cuando insistí con más preguntas, el GNB me dijo que no sabía más nada”.

“Los sargentos Morgado y Campos liberaron, por orden del general Adolfo Rodríguez Cepeda, a quienes me secuestran, es decir, a Antonio Parra Suárez, al Loco Iván, al paramilitar Pedro Rivero y a varios empleados de la seguridad de Bauxilum”.

Las denuncias

Lo único que sí hizo el guardia, según Vásquez, fue anotar una especie de denuncia en el libro de novedades correspondiente al comando. “Me fui a mi vivienda en compañía de mi esposa y unos trabajadores de Bauxilum que la acompañaron. Al día siguiente mi casa amaneció cercada de guerrilla colombiana, quienes vigilaban quién entraba a la calle. Notifiqué de esa situación al Fiscal Superior del estado Bolívar, quien me dejó esperando el apoyo para que me trasladaran a Ciudad Bolívar”.

“El general García Pacheco se negó a atenderme el teléfono. Así transcurrió el fin de semana hasta el domingo a las nueve de la noche, cuando, apoyado por trabajadores, salgo del campamento Bauxilum hacia el poblado de Morichalito. Esa noche inicio viaje hacia el poblado fronterizo del Burro, límite con el estado Apure. Al amanecer observo que los guerrilleros colombianos habían colocado un punto de control y revisaban los vehículos y transportes públicos que abordaban la chalana”.

Un hombre al mando de "Loco Iván" que también participó en el secuestro de Vásquez
Un hombre al mando de "Loco Iván" que también participó en el secuestro de Vásquez

“Decido escabullirme y abordar la chalana a pie con la excusa de que solo iba hasta Puerto Páez a comprar en la bodega. Burlado ese tramo caminé hasta la salida del sector comercial y pude abordar un pequeño bus que los guerrilleros ya habían registrado. Dos días después llegué a Caracas, donde coloqué la denuncia en la Dirección antisecuestro de la Fiscalía General, y al día siguiente también fui ante la Dirección de Derechos Humanos de la GNB, donde coloqué la denuncia ante la coronela Lisbet Seijas. Esa misma tarde expuse mi situación ante Provea, quien lo divulga en redes sociales”, así describe la estrategia que usó para poder escapar.

Que parezca enfermo

Lamenta Vásquez que su denuncia esté engavetada. “En marzo, por presiones para que se cumpliera la medida de protección emitida por tribunales, la Fiscalía Superior de Caracas y la Comisión de Protección a las Víctimas (Conapro) supuestamente la articulan para resguardarme de la guerrilla colombiana; me llevan al Negra Hipólita, que resultó ser un centro de recuperación de indigentes, alegando que no contaban con presupuesto ni albergue donde enviarme. En ese Centro, que está en las instalaciones del Terminal de Oriente, fui revictimizado; ahí vi mucha gente morir por desidia y abandono, golpizas, corrupción, hambre y sufrí agavillamiento por parte de la directora del Centro y varios empleados en un motín que hubo por comida en mayo; hui después de la paliza que me dieron por pedir comida”.

Sospecha el comunicador que la intención de depositarlo en Negra Hipólita era para desquiciarlo y hacerlo creer que era un paciente más y olvidar la causa. “Eso se articuló desde la vicepresidencia por instrucciones de Larry Devoe quien se negaba a atender a las personas del Comité Internacional de la Cruz Roja, quienes presionaban junto con la Defensoría del Pueblo por mis derechos fundamentales”, expresó.

“Para esa jugada sucia de recibirme y hacerme pasar como paciente de Negra Hipólita se prestó el almirante José Luis Pestana, viceministro de la Felicidad suprema, y el capitán Valentín Assentao, quien fungía como supuesto director del centro, que recibía toneladas de comida, que llegaban en gandolas, pero los pacientes y residente pasaban hambre. Todo se denunció, y la Fiscalía nunca consideró mi situación.”

“Mi caso continúa engavetado en la Fiscalía 46 Nacional y la Fiscalía Primera de Bolívar; de la 46 enviaron a un fiscal auxiliar a investigar, tomar entrevista y hacer levantamiento de antena en el sitio del secuestro, pero al llegar a Caracas esas actuaciones se perdieron”, expresa finalmente Vásquez.

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