Desde que el proceso de paz, llevado adelante por Juan Manuel Santos, y por el que obtuvo el premio Nobel de la Paz, se firmó entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Gobierno colombiano, muchos pensaron que el territorio venezolano, víctima durante décadas de las acciones ilegales de las organizaciones guerrilleras, tendría menos presión y se reduciría el índice de secuestros, extorsión, etc. Pero el tema es más complicado, porque las FARC se dividieron en dos grupos que también tienen presencia en nuestras fronteras y a eso se le agrega que el Ejército de Liberación Nacional (ELN) también enfrenta divisiones internas. Esa lucha fratricida atenta principalmente contra la soberanía, el territorio y los venezolanos.
Los negocios del narcotráfico es una de las causas principales de esas rivalidades entre los grupos guerrilleros colombianos, que ocupan nuestro territorio. Estados como Apure y Zulia son demasiado apetitosos para las actividades del narcotráfico.
Por una parte, está el tolete de las FARC llamada la Segunda Marquetalia, dirigida por comandantes de las otrora FARC, los comandantes Iván Márquez, Jesús Santrich, El Paisa y Romaña. Por el otro, hay disidentes de las FARC, que se quedaron asentados en los sitios que las FARC controlaba desde hace años y sin duda otros que responden a Timochenko.
En La Macanilla del estado Apure, a casi 200 kilómetros de la capital San Fernando de Pure, está el comandante Fabián, de quien dicen en la zona que es casi inminente su sustitución por otro comandante de las FARC, alias Elías. Su sustitución habría sido porque su actuación ha desatado la hostilidad de los indígenas y ganaderos de la zona.
Fabián llegó a sustituir a alias Misael, quien comandó la zona junto con su hijo Misaelito, pero con la división interna de las FARC, llegó el poder del ala controlada por Iván Márquez y así fue sustituido Misael por Fabian.
Grupos elenos
Nunca como ahora el Ejército de Liberación Nacional (ELN) había tenido tanto poder y crecimiento como lo ha logrado en Venezuela. Desde que se hicieron muchos y lograron riquezas inesperadas con el control de las minas de oro en el estado Bolívar, también llegaron rivalidades internas.
Hace solo unos días en el estado Amazonas los elenos, del Frente de Guerra Oriental “Comandante en Jefe Manuel Vásquez Castaño”, difundieron un comunicado entre sus zonas de influencia, pidiéndole “al pueblo venezolano a seguir en pie de lucha” ante las “constante agresión a la que a diario el imperio somete a los países progresistas”.
En el comunicado advierten que desplegaron sus unidades “a lo largo de la frontera. Compartida entre os departamentos del Vichada y Guainía, con el estado Amazonas para brindar mejor apoyo a la revolución, con combinación con la comunidad, apoyando siempre a la población en su desarrollo y libre autodeterminación de los pueblos”,
Dicen saber de la presencia en la zona “de distintos grupos armados, como el autodenominado “Frente Acacio Medina”, quienes están fuera de todo contexto revolucionario, los cuales vienen sometiendo de forma continua a las comunidades y explotando en sus áreas los recursos sin ningún tipo de beneficio para éstas”.
Finalmente hacen un llamado “al pueblo amazonense, específicamente de los municipios Autana, Atabapo, Maroa y Río Negro, evitar al máximo estar con este grupo, cortar cualquier tipo de vinculación”, a la vez que les piden no prestarse para actividad alguna, advirtiendo que iniciarán “trabajos de inteligencia y accionar militar en contra de quienes desobedezcan esta orden”.
Frente Acacio Medina
Es un frente de las FARC liderizado por Géner García Molina, alias Jhon 40 con presencia en el estado Amazonas, el de más amplio territorio en Venezuela. Desde hace por lo menos 18 años ese Frente hizo presencia en el municipio Maroa, aunque de manera muy discreta. Su control estaba sobre el río y el negocio de la gasolina. Con el tiempo penetraron territorio adentro. El ELN se ubicó mucho más cerca de la capital, Puerto Ayacucho.
La Fundación Ideas para la Paz ha venido monitoreando la evolución de las disidencias para entender sus causas y transformaciones, desde que, a mediados de 2016, gran parte del frente 1 de las FARC anunció que se apartaba del proceso de paz.
Ellos determinaron que el Frente Acacio Medina y el Frente 16 habrían seguido en Colombia en zonas como “Vichada y se estarían moviendo hacia el norte, en límites entre Casanare y Arauca, lideradas por ‘John 40’ y ‘Chuspas’, respectivamente”.
La presencia del Frente Acacio Medina se corresponde con lo publicado por InSight Crime, en 2019, sobre lo “inevitable que los grupos ex-FARC mafia tuvieran un terreno ganado en Venezuela y vínculos con miembros del régimen de Maduro. En ese sentido, encontraron una oportunidad propicia en el estado fronterizo de Amazonas, al sur de Venezuela, donde reposa el corazón de los elementos disidentes en ese país, liderados por Miguel Botache Santillana, mejor conocido como Gentil Duarte”.
Informe ONU
El Informe de la Misión de Determinación de los Hechos de la ONU, refleja que “en los últimos años, y especialmente después de los acuerdos de paz de 2016 en Colombia, grupos guerrilleros colombianos, incluidos el Ejercito de Liberación Nacional (ELN), el Ejército Popular de Liberación (ELP) y ex miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), también han ampliado su presencia en Venezuela”.
Mencionan que dichos grupos tienen presencia en los estados Bolívar y Amazonas, “donde compiten por el control de los recursos mineros. Existen numerosas denuncias de violaciones de los derechos humanos por parte de estos grupos, en coordinación con las fuerzas de seguridad del Estado venezolano y los sindicatos del crimen organizado”.
Lo que ocurre en territorio fronterizo por la presencia de las organizaciones guerrilleras es alarmante, no solo por la ocupación del territorio, la acción de los grupos irregulares armados, sino la captación de grupos sensibles y muy vulnerables, como son los jóvenes venezolanos acosados por el tema económico y los indígenas al oriente del país, que luchan por sobrevivir”.
Ante eso hay inercia por parte de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) o, en el peor de los casos, hay colaboración por parte de funcionarios de la institución castrense en los negocios del narcotráfico, minería o extorsión de los grupos guerrilleros armados.
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