Un tiroteo entre dos fuerzas de seguridad de la dictadura venezolana provocó la muerte de una agente este jueves en el municipio de Maracaibo. El hecho fue protagonizado por un agente del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) y agentes de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en el marco de una acalorada discusión por turnos para cargar combustible.
Testigos de la violenta pelea entre miembros de las fuerzas del régimen chavista contaron que el tiroteo tuvo lugar alrededor de las 8:00 am (hora local) y que se produjo cuando los empleados de la estación de servicio dejaron pasar primero a los miembros de la PNB para que cargaran sus vehículos, lo que generó que un funcionario del CICPC, presuntamente alcoholizado, reclamara que “se estaban colando” en la fila e iniciara una feroz discusión que devino en la balacera.
Una reconstrucción de los hechos realizada por el medio local Notibolivar señaló que, en el tiroteo, una de las balas rebotó en el piso e impactó en el rostro de la agente Yureily Chon, de 27 años. La mujer fue rápidamente trasladada al cuartel de Bomberos más cercano para recibir atención médica, pero llegó sin signos vitales.
Familiares de la víctima se acercaron al lugar del tiroteo, que fue acordonado por varios uniformados desplegados en la zona, y denunciaron que el agente que realizó el disparo fatal escapó en un camión “en estado de ebriedad”. Según fuentes de Notibolivar, el funcionario luego quedó detenido y se inició una investigación de los hechos.
Venezuela, que enfrenta una aguda escasez de combustible, relanzó en octubre un plan para distribuir gasolina por número de matrícula vehicular para intentar reducir las kilométricas filas de vehículos en las estaciones de servicio.
Muchos venezolanos se ven obligados a hacer interminables filas por combustible subsidiado. Los USD 20 dólares para llenar el tanque de un auto utilitario pueden ser un lujo en un país donde el ingreso mínimo mensual es menor a un dólar estadounidense. En paralelo, la hiperinflación continúa al punto que entre enero y octubre pasado se ubicó en el 1.798,57 %, de acuerdo con un informe que divulgó este lunes el Observatorio Venezolano de Finanzas de la Asamblea Nacional.
Según el mismo documento, la inflación del mes de octubre cerró en un 23 %, mientras que el tipo de cambio se devaluó en un 25 %.
El país sudamericano, otrora potencia petrolera, ha visto caer su producción de crudo de 3,2 millones de barriles por día hace doce años a menos de 400.000 en la actualidad, de acuerdo con la OPEP. Y su sistema de refinación no ha sido ajeno al colapso.
El ministro de Petróleo del régimen chavista, Tareck El Aissami, declaró que la estación de servicio que se negara a abrir alegando problemas de inventario sería “tomada” y que el gobierno le quitaría la concesión para vender combustible. “Todas las estaciones deben garantizar el expendio”, advirtió el pasado 5 de octubre.
Según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), la escasez de combustible ha incidido en una “ola de protestas” en plena pandemia de COVID-19.
Con información de AFP
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