El Capitán de Navío retirado Omer Enrique Hevia Araujo le dice, en una misiva, a Juan Gerardo Guaidó Márquez, luego de recordarle los méritos de su abuelo materno quien fue capitán de navío, que “solicite por el bien y salvación de Venezuela y la libertad de nuestro pueblo, la intervención de una fuerza multinacional humanitaria de paz, contemplado en nuestra Constitución”.
Desde que el 23 de febrero 2019 cientos de militares activos decidieron seguir a Guaidó como presidente interino y reconocerlo como Comandante en Jefe de la Fuerza Armada, su actuación en materia militar ha tenido muchos errores y pocos aciertos, lo que se refleja no solo en la gran cantidad de esos militares, sumados con cientos de los retirados, que no encontraron un plan establecido ni una estrategia castrense planificada.
El entorno de Guaidó no creyó en los militares como aliados, ni siquiera los entendieron, no supieron interpretar la siempre compleja relación entre civiles y militares. La única figura militar que tuvo un débil respaldo del gobierno interino fue el general de división (Av) Francisco Esteban Yánez Rodríguez, quien siendo Director de Planificación Estratégica del Alto Mando de la Aviación Militar de Venezuela reconoció a Guaidó como presidente interino.
Pero Yánez no tiene el liderazgo ni la ascendencia en la institución armada, cuyo componente más fuerte es el Ejército. Fue desastroso el manejo del tema de los militares que pasaron a Cúcuta el 23 de febrero, aunado a lo ocurrido el 30 de abril 2019 con el plan del general de División Manuel Ricardo Cristopher Figuera que solo sirvió para sacar a Leopoldo López de su casa por cárcel para la embajada de España, pero principalmente para que el ex jefe del SEBIN lograra su refugio en los Estados Unidos.
Guaidó no tiene Alto Mando Militar, ni un Estado Mayor, ni siquiera una figura militar con liderazgo que lo represente, lo que ha complicado las rencillas domésticas y ambiciones personales de varios generales en el exterior.
Resulta propicia, entonces, la comunicación que el hace el CN Hevia Araujo, quien inicia su misiva “anteponiendo gratos recuerdos de mi juventud en la Armada venezolana, específicamente en la Infantería de Marina, en donde me honré en conocer y estar bajo el mando de su querido abuelo materno, el Capitán de Navío Juan Bautista Márquez Moreno, ejemplar Oficial de recio carácter y recto proceder”.
Destaca que el abuelo materno de Guaidó “tuvo la oportunidad de actuar en dos levantamientos militares (El Porteñazo y El Carupanazo), al igual que los movimientos guerrilleros importados, inspirados en consignas e ideales comunistas de tendencias castristas y leninistas, por medio de los que se atentó contra nuestra Constitución Nacional”.
La Historia de Venezuela resalta que esos dos eventos, El Carupanazo que sucedió el 4 de mayo de 1962, en Carúpano, estado Sucre, cuando infantes de marina y guardias nacionales del Destacamento 77, se revelaron contra el gobierno del presidente Rómulo Betancourt. El otro hecho fue El Porteñazo, ocurrido, el 2 de junio de 1962, cuando se sublevó la base naval Agustín Armario de Puerto Cabello.
Sobre los dos acontecimientos le recuerda a Guaidó que esos dos hechos fueron “contrarrestados, fulminados y desaparecidos, militar y políticamente, por más de cincuenta años, hasta que violenta, traicionera e ilegalmente irrumpieron en el panorama nacional, los golpistas del 4 de febrero de 1992, encabezados por el cobarde y traidor Tcnel Hugo Rafael Chávez Frías”.
Oiga al pueblo
Justifica el oficial, en su comunicación, que “esta breve reseña de nuestra más oscura historia republicana, la traigo intencionalmente a colación, para que se sienta orgulloso de ser su nieto y para iniciar el objetivo real de esta misiva”.
“Bien es sabido por Ud, y los demás factores de la oposición, la clase y ralea de los integrantes de este infernal gobierno, que ya casi acaba de destruir a nuestro país, los que no tienen propósito alguno de actuar con integridad, con decencia, con lealtad y con apego a nuestra Carta Magna”.
“No actuaron, ni actúan, ni actuarán en conjunción con los más elevados valores, normas, principios y criterios que conduzcan al bienestar integral de los ciudadanos de este país, sino todo lo contrario, seguirán utilizando las más viles estrategias de dominación, sometimiento y esclavitud de un pueblo inocente e históricamente valiente y luchador, pero vilmente engañado y dominado, por la aplicación de diabólicas estrategias que empleó el precursor de la destrucción de la Patria”.
Está convencido de que ese pueblo “hoy se arrepiente en su gran mayoría, pero las condiciones de descomposición, el secuestro de los poderes públicos y el poder que lograron acumular los delincuentes de alta peligrosidad que integran el gobierno, hacen casi imposible el derrumbar pacífica y constitucionalmente, la muralla que rodea este peligroso régimen”.
“Considero personalmente, como pacifista de naturaleza, el intento ya repetido y demostrado, que a través de elecciones, diálogos, diplomacia u otro medio, logremos terminar con esta dictadura, que ha dilapidado los dineros de la nación, que han destruido nuestra moneda y economía, que penetraron y defenestraron las fuerzas armadas, convertidas hoy, en la base que sustenta este oprobioso gobierno, que ha acabado con nuestro potencial petrolero, industrial y con toda la producción textil, agrícola y pecuaria, alimentos, hierro, aluminio y farmacéutica, que han dividido peligrosamente, en chavistas y no chavistas a nuestro pueblo, con un alto riesgo de potenciar una catastrófica guerra civil”.
Le solicita que “oiga el clamor de un pueblo que sufre, interprete el sentimiento y las aspiraciones de ver libre a nuestra Patria, que hoy padece duramente los mortales efectos de esta mundial pandemia, puesta sobre todo de manifiesto por la brutal escasez de medicinas, insignificantes ingresos para la adquisición de los mismos, de los alimentos y de todas las consecuencias generadas por el descomunal colapso de los servicios públicos y del sistema de salud, reducido a su mínima expresión y que no garantiza la vida de nuestros congéneres”.
Por todo lo expuesto le hace “un llamado a su razón y buen juicio, para que en virtud de lo que considero una lucha de David contra Goliat, solicite por el bien y salvación de Venezuela y la libertad de nuestro pueblo, la intervención de una fuerza multinacional humanitaria de paz, contemplada en nuestra Constitución”.
A juicio del capitán de navío Hevia Araujo será posible que se “acabe de una vez por todas con los inescrupulosos delincuentes y cómplices que nos gobiernan, sean expropiados de sus ilícitas y cuantiosas fortunas y sean debidamente juzgados y severamente castigados e inhabilitados políticamente de por vida, por los crímenes de lesa humanidad que vilmente han cometido contra nuestro sufrido pueblo”.
“Ya basta de esperar a que cada día se continúe con el proceso de aniquilación de un país, que llegó a alcanzar a ser una de las más sólidas economías del mundo, el tercer país con las mayores reservas petroleras, gasíferas, auríferas y en donde sus ciudadanos devengaban uno de los más elevados ingresos mensuales del mundo. No deje que terminen de destruirlo”.
“Estoy seguro, como Oficial de la Infantería de Marina y como subalterno muy amigo, que su distinguido y querido abuelo, aplaudirá y admirará desde el cielo, su valor, su elevado criterio y su patriótica gestión como Presidente de la Asamblea Nacional y Presidente Interino de la República de Venezuela. Ha sido bendecido por Dios, para actuar en nombre de los venezolanos y cumplir con esta gloriosa misión”, finaliza diciendo el capitán de navío Omer Enrique Hevia Araujo.
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