El dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, ha anunciado este viernes la captura de un presunto “espía estadounidense” en el estado de Falcón, al norte del país, y aseguró además que posee “todas las pruebas” sobre un supuesto espionaje en las refinerías de Amuay y Cardón.
“Hemos capturado en el día de ayer en Falcón a un espía estadounidense”, ha informado Maduro en la televisora estatal VTV. El presunto espía, según ha especificado, es “un marine que estuvo prestando servicios en bases de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en Irak”.
El dictador venezolano ha señalado que, en el momento de la captura, el hombre portaba “armamento pesado, especializado” y una “gran cantidad de dólares en efectivo”. El detenido ha sido trasladado a la Fiscalía de Venezuela, que iniciará una investigación. “Está en fase de declaración”, ha desvelado.
Maduro ha resaltado que este hecho se suma a un supuesto plan para hacer explotar la refinería de El Palito, ubicada en el estado de Carabobo, en el centro de Venezuela, que el ministro de Petróleo del régimen venezolano, Tareck El Aissami, denunció hace dos días.
“Esto se suma a que hace dos días Aissami, junto a un grupo de expertos, ingenieros, científicos tecnológicos, descubrieron y desmontaron un plan para ocasionar una explosión en la refinería de El Palito”, ha indicado.
En este contexto, ha pedido a los trabajadores de las instalaciones petroleras venezolanas “atención” y “reforzar todas las medidas de seguridad internas y externas”. “Es una guerra de venganza del imperio gringo contra Venezuela para impedir que Venezuela produzca todos los derivados del petróleo”, ha avisado.
La capacidad de Venezuela para producir gasolina y diésel propios depende de una sola instalación. Para poder lograr que opere y mitigar la aguda escasez que tiene lugar en el país, el régimen de Nicolás Maduro está dispuesto a destruir la ruinosa infraestructura energética de la otrora potencia petrolera para venderla como chatarra.
A diferencia del crudo pesado que se extrae en el Orinoco, el petróleo ligero del estado de Monagas es el único que es fácil de procesar y que las antiguas refinerías del país pueden convertir en combustible. También es la única región donde la producción no requiere la ayuda de socios que están operando con extrema cautela cuando tratan con el país dadas las sanciones a la actividad impuestas por Estados Unidos.
Entonces, mientras el país norteamericano considera imponer medidas adicionales para frenar las importaciones de combustible del país, la petrolera estatal PDVSA -que enfrenta problemas de liquidez- está ofreciendo pagar reparaciones importantes la planta de Monagas con chatarra y partes de instalaciones petroleras inactivas, dijeron a la agencia Bloomberg personas familiarizadas con la situación, que pidieron no ser identificadas porque la información no es pública.
La iniciativa sigue a los intentos fallidos de obtener financiamiento por USD 800 millones de proveedores, que el régimen ofreció pagar a futuro con crudo y combustible, dijeron las personas. PDVSA sigue ofreciendo pagar en crudo o combustible, dijeron, pero las sanciones complican esas transacciones y no se ha decidido nada.
Hasta ahora, el país ha dependido de los envíos de Irán para aliviar la escasez de combustible que a menudo obliga a los venezolanos a hacer cola durante horas e incluso días para llenar sus estanques, mientras que muchas estaciones de servicio en Caracas se ven obligadas a cerrar o a racionar el combustible.
La perspectiva de una agudización de la escasez, el aumento del aislamiento internacional y el creciente malestar social tiene a PDVSA luchando por revivir una red de refinamiento paralizada por años de mala gestión y pillaje por parte de bandas criminales. Impulsar la producción y el procesamiento de crudo liviano de Monagas es la mejor oportunidad del país para asegurar de alguna forma el suministro de combustible nacional.
PDVSA ya ha comenzado a desmantelar algunas instalaciones para tratar de vender chatarra, dijo una de las personas, pero no está claro qué y cuánto se ha vendido.
PDVSA se negó a comentar sobre las discusiones con los contratistas.
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