La producción de petróleo de Venezuela subió ligeramente en julio, aunque se mantuvo a un nivel históricamente bajo. Se situó en 339.000 barriles por día (bpd), una cifra que se encuentra lejos de la media de 1,4 millones de bpd de 2018.
Las cifras se desprenden del último reporte mensual e la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y están calculadas en base a estimaciones de “fuentes secundarias”, es decir, de varios institutos independientes.
El documento también incluye los volúmenes reportados oficialmente por los Gobiernos de sus trece países miembros, que difieren de los anteriores cálculos.
Así, según el régimen de Nicolás Maduro, el bombeo de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) se situó el mes pasado en los 392.000 bd, nivel superior al de las “fuentes secundarias”, pero ligeramente inferior al registrado el mes anterior, de 393.000 bd.
No obstante la cifra real, ambas estimaciones reflejan la grave crisis que atraviesa la industria del país latinoamericano, uno de los miembros fundadores de la OPEP.
La industria petrolera venezolana, que tuvo un pico de producción de 3,7 millones barriles diarios en 1970, involucionó en junio a niveles de 1934, cuando el país se despedía de una economía básicamente agrícola. Sus exportaciones de crudo promediaron 373.390 bd ese año según datos oficiales, cuando tenía un décimo de los 30 millones de habitantes de la actualidad.
Tras ubicarse en 3,2 millones de bd por día hace 12 años, la oferta venezolana ha venido cayendo por una mezcla de falta de inversión y corrupción, según especialistas.
El descenso de la producción, en parte consecuencia de la caída de las ventas por las sanciones de Estados Unidos, se vio exacerbado por la crisis desatada por la pandemia del coronavirus y el desplome que ha causado en los precios del “oro negro”, una de las principales fuentes de ingresos del régimen.
Al igual que en el resto del planeta, el consumo petrolero cayó en toda la región de América Latina, según reflejan los datos del informe respecto a mayo.
“Brasil encabezó la disminución de las necesidades de productos petroleros en América Latina. Se registró una caída interanual de alrededor de 0,8 millones e bpd interanual para toda la región, y de 0,2 millones de bpd respecto al mes anterior”, precisa el documento.
“La actividad manufacturera se desplomó como resultado de los cierres regionales de las actividades económicas y los mayores efectos se sintieron en el sector del transporte”, añade.
Ante este panorama, prevé que “la demanda de petróleo tendrá dificultades durante lo que queda de 2020” y aunque se esperan “signos de una recuperación lenta y gradual”, supone que “la demanda general se mantendrá en territorio negativo”.
El informe concluye previendo un aumento del consumo petrolero es recién hacia 2021.
Respecto a la producción de “oro negro” en la región, tras caer en 530.000 bpd en el segundo semestre de este año, hasta 5,81 millones de bpd (sin incluir a Venezuela), se pronostica que aumentará en 140.000 bd durante el segundo semestre y en otros 260.000 bd en 2021, cuando totalizaría los 6,45 mbd.
(Con información de EFE)
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