Hay tres etapas que rodearon la operación que terminó llamándose Gedeón y que tuvo su día culminante el 3 de mayo 2020 en Macuto: la preparación de la Fuerza de Tarea por parte del mayor general retirado (Ej) Cliver Alcalá Cordones, hasta que fue traslado a los Estados Unidos en un avión de la DEA. El segundo episodio es la actuación del capitán Antonio Sequea al asumir el control de todos los campamentos hasta que lleva a la operación suicida a Macuto y Chuao. Y finalmente lo que llevó al contrato con la empresa Silvercorp y las acciones de los cuerpos de seguridad venezolanos hasta Diosdado Cabello.
Desde que ocurrieron los hechos hace tres meses, aun el gobierno venezolano no ha dado una explicación convincente y menos aun ha oficializado el nombre de los ocho muertos que llegaron en una embarcación a Macuto, de los cuales habló el general Néstor Reverol. Hemos seguido rigurosamente los diversos elementos de los hechos rodeados de intrigas, mentiras, informaciones falsas e intereses.
El punto de partida más antiguo fue lo ocurrido el 23 de febrero 2019, con los intentos de ingresar a territorio venezolano la Ayuda Humanitaria; durante esos días muchos militares, políticos y periodistas coincidieron en Cúcuta, ciudad colombiana fronteriza del Norte de Santander. En gran cantidad de actores quedó un sentimiento de frustración, más aún cuando los tres presidentes Sebastián Piñera de Chile, Iván Duque de Colombia y Mario Abdo Benítez de Paraguay, le reclamaron internamente a Juan Guaidó las falsas expectativas creadas para el ingreso de alimentos y medicinas.
Aun así, hubo muchos contactos, entrevistas y conversaciones, con un punto de coincidencia: la necesidad de que Nicolás Maduro saliera del poder. Entre las alternativas se habló de un nuevo diálogo, más presión internacional y otra opción fue una incursión armada.
Un grupo reducido de oficiales jóvenes, principalmente tenientes y capitanes, que venían entrenándose, como costumbre adquirida en los cuarteles; se preparaban para lo que suponían sería la acción militar por parte de Estados Unidos.
Surge la idea de los campamentos en el departamento de Magdalena en Colombia; el lugar le había resultado atractivo e ideal a algunos militares porque hay una combinación de zona costera con montaña, siendo el parque Tayrona uno de los sitios de abundante espacio y vegetación, ríos y bosque, lo que hacía propicio el entrenamiento.
Aunque en Colombia hay muchos oficiales de alto rango, generales y almirantes, no hay casi ninguno dispuesto a retar públicamente al Gobierno venezolano; el único que se decidió a organizar la incursión militar y estar al frente de ella fue Cliver Alcalá Cordones, quien llegó al grado de mayor general del Ejército, estuvo en las entrañas del poder con Hugo Chávez y siempre mantuvo una posición de irreverencia e insubordinación ante Nicolás Maduro a quien se negó, desde el primer momento, a reconocer como Comandante en Jefe de la Fuerza Armada.
Aparece Jordan Gudreau
El hombre que fue de Fuerzas Especiales del ejército norteamericano, Jordan Gudreau estuvo como seguridad en el concierto Venezuela Aid Live el 22 de febrero 2019 en Tienditas.
El empresario Alejandro Betancourt López, investigado en Estados Unidos por lavado de dinero, quien había obtenido jugosos contratos en PDVSA con Rafael Ramírez, es un hombre muy cercano a Leopoldo López y a su papá. Betancourt y el diputado a la Asamblea Nacional por el estado Zulia, Lester Javier Toledo Soto, del partido Voluntad Popular y hombre de confianza de Leopoldo López, son los primeros en relacionarse con Jordan Goudreau.
El ex boina verde, desde febrero del 2018 había creado la empresa Silvercorp, y tenía el antecedente de haber sido condecorado tres veces con la Estrella de Bronce por su valentía en Irak y Afganistán.
Para ese momento las salidas políticas en Venezuela parecían cerradas. Toledo Soto les propone en Colombia a varios oficiales, que habían participado en la Operación Libertad del 30 de abril, reunirse con Goudreau, de donde sale la necesidad de conseguir hombres para ejecutar una operación militar en Venezuela. Ellos le dijeron que tenían conocimiento de que el general Alcalá Cordones “está entrenando hombres en unos campamentos y es el único que tiene capacidad para acompañar esa misión”.
A finales de junio 2018, el diputado Toledo cita a Bogotá, a Alcalá Cordones y le presenta a Jordan Goudreau, quien lo pone al tanto de lo que pretende hacer. Desde ese momento Alcalá y Goudreau se hacen muy cercanos, se identifican por ser militares, por entender el arte de la guerra y más aún cuando general le explica que tiene planificada una Fuerza de Tarea y lo lleva a los campamentos.
Desde entonces viene la propuesta del contrato con Silvercorp; la empresa para cubrir los extremos legales contrata a varios abogados norteamericanos que blinden el contrato desde las leyes norteamericanas, pero también desde los tratados internacionales. El estratega designado por Juan Gerardo Guaidó Márquez para asegurarse el éxito del contrato, es Juan José Rendón.
Sacar a Alcalá del juego
Alcalá y Goudreau planifican los entrenamientos. Pero Lester Toledo, quien no se sabe si actuó a motu propio, pretende quitarle el control de la Operación al general Alcalá Cordones y se reúne en Bogotá con el teniente coronel (GNB) Arturo Gómez Morantes, para que lo sustituya en la operación de la Fuerza de Tarea; Alcalá se entera y amenaza a Toledo, con lo cual se rompen relaciones con ese grupo.
Para ese momento se habían iniciado las conversaciones en Barbados y los sectores de Oposición sentados habían desistido de la salida por la fuerza, pero finalmente no hay acuerdo en la mesa de diálogo.
En los campamentos seguía el entrenamiento. Parece inminente que la Fuerza de Tarea se va a ejecutar y que va a responder a lo que militarmente la OTAN conoce como fuerza operativa, que está a cargo de un general y se propone cumplir una misión concreta, para lo cual instalan actividades de entrenamiento temporal.
Silvercorp ya había avanzado con el contrato. El principal problema que enfrentan en los campamentos es la logística para mantener a los soldados. Ante la escasez de recursos, los problemas se agravan y muchos militares abandonan los campamentos, otros son expulsados cuando los descubren que filtraban información a los cuerpos de inteligencia venezolanos o a sus compañeros o superiores en la Fuerza Armada.
Guaidó Márquez se mostró decidido a continuar la Operación del Grupo de Tarea, se presume que a espaldas de Leopoldo López. Sus conversaciones directas fueron con el diputado Hernán Claret Alemán Pérez, quien falleció hace unas semanas, hombre de confianza de Alcalá Cordones, quien finalmente lo convence de firmar el contrato.
La Fuerza de Tarea avanza, planifican la ejecución de la misión, pero el dinero no llega y los problemas económicos se agravan. Disminuyen las raciones de alimentos. Comprometen recursos propios, venden cosas personales y planifican la adquisición de equipos necesarios como los costosos visores nocturnos.
Franklin Durán, un hombre bastante ligado a la revolución bolivariana, fue detenido y acusado por financiamiento al terrorismo, es amigo personal de Alcalá Cordones, su participación no habría sido directamente con la Operación Gedeón más allá de haber facilitado su avión privado para trasladar a Jordan Goudreau y a sus amigos y empleados los ex Boinas verdes Luke Denman y Airan Berry.
Sequea llega a Colombia
En ese mes de octubre llega a Colombia el capitán (GNB) Antonio José Sequea Torres, quien había participado el 30 de abril en la Operación Libertad y con ese aval se inserta rápidamente en la Fuerza de Tarea, ganándose la confianza de Alcalá quien desconocía que el capitán había dejado tras de sí una serie de hechos oscuros el 30 de Abril.
El capitán Sequea Torres trabajó siempre al servicio de los cuerpos de Inteligencia, primero la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) al servicio del mayor general (Ej) Hugo Carvajal Barrios “El Pollo” y después cuando se convirtió en Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) al mando del MG (Ej) Iván Rafael Hernández Dala, quien lo expulsa de la DGCIM cuando lo descubre en la fuga de un alcalde corrupto; así Sequea va a trabajar con el general Gustavo Enrique González López, en el SEBIN.
Cuando el general (Ej) Manuel Ricardo Cristopher Figuera llega al SEBIN, el astuto capitán Sequea Torres le hace creer que González López lo tenía en misiones especiales. Hace estrecha relación con el alto oficial y así se incorpora a la Operación 30 de Abril, donde tuvo una extraña actuación.
Sequea y sus hermanos, los mayores (GNB) Juven José y Juvenal Sequea Torres, nunca van a embajada alguna, después que el 30 de abril fracasa. Mintieron al decir que estaban ocultos en un barrio de Petare, cuando en realidad desde ese día se instalaron en la casa de José Alberto Socorro Hernández alias "Pepero", un individuo ligado al narcotráfico, a quien había conocido en un gimnasio de Caracas.
El capitán Sequea ha contado con tres hombres de su absoluta confianza a quienes maneja como subalternos: sargento (GNB) Ángel Perdomo Hurtado, el capitán (GNB) Víctor Alejandro Pimienta Salazar y el primer teniente del Ejército Jairo Rafael Bethermytt Carrillo.
Un importante lote de armas del 30 de abril quedó en manos del sargento Perdomo Hurtado alias Indio Negro, aunque el capitán Sequea aseguró que nunca más supo de ellas; extrañamente cinco de esos fusiles AKA-103 los encontraron los funcionarios de inteligencia en manos de Erick Miguel Sánchez Azuaje y Jason José Parisi Castrillo, escoltas de Juan Guaidó, en el momento en que intentaban venderlos, según dijo el ministro Jorge Rodríguez el 13 de julio 2019. Otros aparecen después en la operación de Macuto.
Cuando el capitán Sequea llega a los campamentos en octubre 2019, lo hace con Perdomo, el capitán Pimienta y el teniente Bethermytt.
Otra parte del lote de fusiles, son las ametralladoras AFAG, que estaban sobre dos camionetas estacionadas en un taller el 3 de mayo en Macuto, antes del arribo de la primera lancha.
Las presiones
A pesar de la situación económica, algunos de los campamentos se mantienen y el Grupo de Tarea parece ser cada vez más una amenaza contra quienes están en el poder en Venezuela. Surge la presión, para que se desmonte la Fuerza de Tarea, por parte de varios personeros del gobierno interino, entre ellos el general de brigada (Ej) Rodolfo José Camacho Rincones y la presión política de Primero Justicia y un sector de Voluntad Popular.
En los últimos días del 2019, funcionarios de Inteligencia de Colombia le prohíben al general Alcalá Cordones acercarse a Riohacha, Maicao o la Guajira, explicándole que el canciller del gobierno interino, Julio Andrés Borges Junyent, alertó al Gobierno colombiano de un plan que tendría Alcalá Cordones el 5 de enero 2020 en la frontera para perjudicar la reelección de Guaidó en la presidencia del parlamento.
Hay un replanteo de actividades. La situación económica para mantener los campamentos es apremiante, a la vez que Alcalá se percata de la estrategia, por parte de algunos funcionarios del gobierno interino, para impedir la incursión militar de la Fuerza de Tarea.
Eliminan un campamento por aquí, suman otro por allá, unifican otros e incluso le dejan al capitán Sequea el control de un campamento, porque él aseguró que tenía recursos suficientes para mantener la logística. Sequea no contó que tenía estrecha comunicación con Diosdado Cabello y con el narcotraficante José Alberto Socorro Hernández alias "Pepero, quien lo puso en contacto con el narco alias Doble Rueda.
El 27 de marzo 2020 la DEA se lleva al general Alcalá Cordones a los Estados Unidos. Ahí arranca la siguiente etapa, la llamada Operación Gedeón, que llevó a la emboscada de militares venezolanos, ocho de los cuales habrían muerto el 30 de abril y más de 50 están presos.
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