Nicolás Maduro no se inmuta a la hora de destruir la moral de la institución militar venezolana. El día que ascendió a los integrantes de la Guardia de Honor Presidencial (Casa Militar) y a los de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) dijo: “Debemos sentirnos orgullosos de esta Fuerza Armada Nacional Bolivariana”. Y asciende a los dos oficiales que establecieron una plataforma de tortura que está vigente: al ahora teniente coronel de la Guardia Nacional Alexánder Enrique Granko Arteaga y al ahora general de brigada del Ejército Rafael Antonio Franco Quintero.
Pero además también asciende al grado de teniente coronel (GNB) a Manuel Salvador Parra Ramírez, quien tiene un juicio abierto como presunto autor intelectual del asesinato de Karla Stefanie Romero Quintero, con quien tuvo amores hasta que ella decidió abandonarlo por otro hombre. Parra pertenece a la II Promoción “Batalla Mata de La Miel”, de la EFOFAC, año 2003, la misma de Alexánder Enrique Granko Arteaga.
Quizá como dijo el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, lo más importante es la lealtad. “Hay un valor dentro del mérito que se llama lealtad; la lealtad a la Patria, al pueblo, a los superiores, los compañeros y los subalternos, al sistema democrático que nos hemos dado, las autoridades y las instituciones”, dijo, pero lo que no mencionó el general en Jefe es la lealtad a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela a la Ley Orgánica de la Fuerza Armada, a las normas que rigen a la institución castrense y que prohíben que un oficial ascienda, ni siquiera sea considerado, cuando tiene expedientes abiertos.
El 9 de mayo del 2018 es asesinada a tiros, por dos motorizados, en el sector Pirineos de San Cristóbal, estado Táchira, la joven Karla Stefanie Romero Quintero, de 29 años, quien era estudiante del cuarto año de Derecho en la Universidad Católica del Táchira. Inicialmente se creyó que era un robo, pero con el tiempo empezó a surgir una hipótesis escabrosa y terrible, un hombre celoso, que se creía poderoso y protegido le quiso hacer pagar caro el rechazo de la chica.
Los sicarios que asesinaron a Karla son Jaiver Enrique Velasco Colmenares (quien usa la identidad falsa Arturo José Gómez Vásquez) y, quien conducía la moto, Enderson Daniel Hernández Vargas. Ellos mencionaron como autor intelectual al mayor de la Guardia Nacional Manuel Salvador Parra Ramírez, quien entonces estaba adscrito al Destacamento de Frontera 353 de Guasdualito, estado Apure; por el sicariato habría pagado 11 millones de pesos (3 mil dólares americanos).
Parra Ramírez le habría pedido a un subalterno suyo en Guafitas, estado Apure, guardia nacional Ledinsson Berkley Becerra Castillo alias El Mono, que le consiguiera a alguien que ejecutara el asesinato de la joven universitaria, con quien había tenido amores durante un año. Becerra contrata a Wilfrid Andrés Tovar Landetta, quien se encarga de ubicar a los dos sicarios.
El Ministerio Público estuvo representado por Lissette Caraballo, fiscal nacional en materia de Femicidio. La Juez Peggy María Pacheco de Araque. Ellas en realidad hicieron muy buen trabajo hasta que el presidente del TSJ ordenó que le enviaran a él ese caso donde el señalado como presunto autor intelectual es el ahora teniente coronel Parra Ramírez, quien llegó a la audiencia de presentación, ante la Juez Adriana Castro Torres, el 14 de agosto 2019, con tres abogados privados.
El 15 de octubre 2018, el Tribunal Primero de Control, Audiencias y Medidas del Circuito Judicial en Materia de Delitos Contra la Mujer de Táchira, ordena la captura del Guardia Nacional Becerra Castillo (31) y de Tovar Ladetta.
El 15 de octubre 2018 la Juez Peggy María Pacheco de Araque emite orden de captura contra el oficial por el delito de Femicidio. Pero él no se presenta y no hubo autoridad que lo obligara pues es un protegido del poder, ya que pertenece a la Guardia de Honor Presidencial; él por fin va a la Audiencia de Presentación el 14 de agosto 2019.
Claro, ya había pasado cinco meses desde que el 6 de marzo 2019 el presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) Maikel José Moreno Pérez ordena que el expediente sea sacado de Táchira y enviado a Caracas donde permanece engavetado hasta que llega al tribunal de Primera Instancia en Funciones de Control Nr. 06 del circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Miranda, con sede en Los Teques, a cargo de la Juez Adriana Castro Torres.
No aceptó el NO
Manuel Salvador Parra Ramírez es un hombre casado que enloqueció por una joven universitaria. Un año de amores, hasta que la joven le dijo que no quería seguir; ella quería formalizar su relación con Juan Miguel Casanova, que estaba soltero y sin compromisos. Pero Parra era un hombre que derrochaba influencias, había estado durante muchos años en Casa Militar, junto al poder, entre los hombres de seguridad del entonces presidente Hugo Chávez. Para ese 2018 era comandante en Guasdualito, estado Apure. Le había regalado un costoso teléfono e incluso le dio parte del dinero para que comprara un vehículo.
No aceptó un no por respuesta de la joven. Los registros telefónicos le indicaron al Cuerpo de investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) que él la llamó infinidad de veces, le enviaba mensajes y empezó a acosarla; usaba una de las tres líneas telefónicas que tenía para ello, pero también se comunicó con quienes intermediaron para el sicariato. Va a San Cristóbal y le pide a la joven que se vean, quizá con el cuento de “por última vez”.
Es así como el 28 de abril 2018, acuerdan verse en un restaurante. Karla se presenta con un sobrino y un primo. Ella le contó después a su familia que en una mesa contigua había varios hombres a quienes el militar les pagó la cuenta con la excusa de que eran sus escoltas, pero no estaban uniformados. Esos hombres la habrían seguido desde entonces.
Uno de los sicarios que está preso contó que el asesinato se había planificado para el 5 de mayo, día en que el oficial tendría una coartada y por ello publicó una foto con su esposa declarándose amor eterno. Pero Karla estaba en La Fría, a unas horas de San Cristóbal, y los sicarios no pudieron matarla ahí, hasta que lo hacen cuatro días después cerca de la residencia de la joven.
En un trabajo, por demás plausible, del CICPC quedó claro que el móvil no fue el robo, no solo porque solo se llevaron su teléfono dejando las prendas de oro que lucía y su bolso con dinero, sino porque descubrieron cómo los teléfonos de los sicarios estaban el 5 de mayo en La Fría y después el 9 en el lugar donde la mataron.
Después de eso Tovar Landetta se va hacia Guasdualito, precisamente donde Parra Ramírez era comandante.
Hay que resaltar que el ahora teniente coronel Parra Ramírez tiene un hermano a quien pasaron de tropa a oficial activo, muy cercano al comandante general de la GNB general Zavarse Pabón. Está encargado de la harina Centinela que se surte en los alimentos CLAP a nivel nacional por la Guardia Nacional Bolivariana. Y tiene otro hermano que es sargento retirado con negocios en San Antonio del Táchira y Cúcuta (Colombia).
La familia de la joven asesinada, Karla Stefanie Romero Quintero, están exigiendo que la Fuerza Armada, especialmente la Junta de Ascensos y el Ministro Padrino López les explique cómo es que un oficial con expediente abierto por autoría intelectual de sicariato, logró ascender de número 6, según resolución 036583 del 2 de julio 2020.
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