El informe anual de Fundaredes, que será presentado este lunes, denuncia que “la captación de niños y adolescentes en las instituciones educativas, para ser incorporados a las redes de los grupos armados superan, hasta el año 2019, los 30 mil estudiantes. Pero tan solo en el 2019 el reclutamiento directo o indirecto, alcanza a 15 mil infantes y jóvenes”.
Los puntos clave se resumen en: 1) Guerrilla colombiana capta a niños venezolanos para ingresarlo a sus filas. 2) Grupos armados irregulares explotan a niños y adolescentes venezolanos en la frontera. 3) Niños venezolanos expuestos a los enfrentamientos de grupos armados irregulares al asistir a clases en Colombia”.
¿Cómo seducen a los niños y adolescentes? “Les ofrecen útiles escolares y regalos, incluso dinero, para convencerlos de formar parte de sus filas, a sabiendas de que los padres cuentan cada vez con menos recursos para proveer a sus hijos de una alimentación adecuada, mucho menos de útiles escolares o juguetes”.
Agrega Fundaredes, “se ha logrado acelerar un proceso ideologizante y de condicionamiento conductual donde las personas por miedo se habitúan a la convivencia con estas organizaciones criminales, llegando incluso a tener asociación con sus actividades ilícitas, buscando así mitigar la ocurrencia de un evento que les afecte en su integridad, vale decir, evitan ser víctimas de estos grupos como resultado de la intimidación alcanzada cognitivamente por ellos”.
A través de la fundación Amigos de la Escuela la guerrilla colombiana “ingresó en centros educativos rurales, de al menos cinco municipios fronterizos del estado Táchira: Bolívar, Pedro María Ureña, Junín, Capacho Viejo y Rafael Urdaneta”. Destaca el informe que la intención fue entregar útiles escolares, regalos y alimentos entre septiembre y noviembre 2018. Aunque la denuncia fue hecha ante el Ministerio Público, no hubo actuación alguna. Y ese diciembre, la guerrilla “entregó regalos a los niños durante la temporada navideña”.
Fundaredes resalta que recibieron más de 30 denuncias de habitantes rurales de estados Táchira, Bolívar, Apure, Zulia y Amazonas dando cuenta que durante el receso escolar (julio y agosto 2019) “el Ejército de Liberación Nacional (ELN) aplicó un censo en sus casas para precisar el número de niños y niñas de cada comunidad que asisten a clases, su rango etario, su nivel de escolaridad e identificar sus necesidades con miras a una entrega masiva de útiles escolares”.
La conclusión de Fundaredes es que “20 mil 624 estudiantes habrían sido censados por la guerrilla colombiana para recibir útiles escolares e influencia directa de este grupo armado”. La organización constató que hasta el año 2018 “la guerrilla colombiana ELN y FARC habían intervenido en al menos 214 escuelas de Táchira, Apure y Amazonas; para el año 2019, la cifra supera las 325”.
Lo grave es que a pesar de las denuncias públicas y las interpuestas ante las diversas instancias nacionales y locales del Ministerio Público, Defensoría del Pueblo y Consejo de Protección de Niños y Adolescentes, las autoridades no han investigado ni tomado correctivos para evitar que eso siga sucediendo”
La cultura de la violencia tiene origen diverso, según revela Fundaredes, uan de ellas es el desplazamiento que en los últimos años han tenido grupos irregulares de la guerrilla y los paramilitares.
Los más vulnerables
La situación de niños, niñas y adolescentes se hace más vulnerable, ante los grupos armados irregulares en la frontera con Colombia, por la emergencia humanitaria compleja que Venezuela padece.
“Esta situación conllevó a que, en muchos hogares, uno o ambos progenitores migraran fuera de Venezuela buscando oportunidades laborales y de ingresos para subsistir, dejando a sus hijos en manos de abuelos, otro familiar, o alguna familia amiga en condiciones de vulnerabilidad, ya que los grupos armados irregulares tienen una política de captación de nuevos efectivos para sus organizaciones o sencillamente para la realización de actividades criminales eventuales”.
“Los niños sin progenitores presentes en el hogar o aún con ellos presentes, pero sometidos a condiciones de grandes privaciones económicas, son víctimas propicias de la seducción de estos grupos que los contratan inicialmente para hacer trabajo en los pasos fronterizos les asignan tareas en acciones criminales-
Ante las graves fallas de la educación, en el lado venezolano, muchos niños de la frontera estudian en institutos educativos colombianos “debiendo transitar diariamente de un país a otro, facilitando a los grupos armados irregulares su utilización como actores de lo ilícito, e incluso convirtiéndose en víctimas latentes ante el peligro que corre su seguridad e integridad cada vez que cruzan las líneas de frontera, muchas veces por pasos irregulares (trochas), ante el cierre de los pasos oficiales”.
La calidad de la educación ha sido afectada por varias causas, una de ellas “la disminución de la carga académica y los contenidos de las materias básicas en la formación de los alumnos y la incorporación de formación ideológica marxista”, lo que según Fundaredes es un “escenario fértil para la actuación de grupos armados irregulares que han trastocado la dinámica social en la frontera y que buscan ideologizar a la población para facilitar su crecimiento”,
Son la autoridad
Hay que sumarle “la eliminación de programas de apoyo, tales como alimentación escolar para satisfacer las necesidades proteicas de los estudiantes, dotación de laboratorios para la realización de prácticas en materias como biología, física y química y carencias e inexistencia de material didáctico e implementos deportivos”.
No se puede desestimar, como relevante, “la nula actuación del Estado venezolano para preservar las instalaciones escolares, lo que ha permitido que grupos armados irregulares las utilicen y les sirvan de asiento para control de sus actividades ilícitas, y el establecimiento de una referencia visual que se adentra en la conciencia de los pobladores de la zona de influencia de la instalación educativa, quienes ven a estos grupos irregulares como autoridades a las cuales se les debe acatar”.
Menciona Fundaredes la utilización de fundaciones constituidas por agentes de la guerrilla, lo que es permitido por el Estado venezolano. La guerrilla las usa para “actividades de propaganda, seducción de jóvenes y captación de seguidores”.
Los grupos armados que se hacen llamar colectivos han proliferado. Fundaredes los menciona como una nueva forma de violencia e intimidación a la población que ve violado su derecho a la vida, libre tránsito y libertad de expresión: Colectivo del Pueblo, Colectivo Ezequiel Zamora, Colectivo Che Guevara, Tren de Aragua, Colectivo de Seguridad Fronteriza, Colectivo Francisco de Miranda, Tupamaros, Colectivo Comunista, Colectivo Lina Ron y Colectivo Camilo Torres”.
Resalta que esos grupos “se han movilizado hacia la frontera con Colombia, pues inicialmente actuaban en la capital venezolana, pero poco a poco expandieron su presencia a otras entidades del país hasta llegar al área metropolitana de la capital del Táchira y más recientemente incursionaron en los municipios Bolívar y Pedro María Ureña”.
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