El economista, autor y académico francés Guy Sorman realizó este miércoles un detallado análisis de la geopolítica global actual. En una videoconferencia organizada por la Fundación Libertad, de la que participó Infobae, Sorman explicó los objetivos de la planificada decadencia de la economía venezolana -la describió como un prorgrama sistemático de la dictadura de Nicolás Maduro- y la manera en que las principales potencias mundiales -Estados Unidos y China- han lidiado con la pandemia del nuevo coronavirus, tanto a nivel internacional como local.
En concreto, aseguró con respecto al país asiático se ha negado a cambiar las condiciones que llevaron a su surgimiento, por lo que las chances de que un evento de esta naturaleza vuelva a suceder continúan existiendo. Y sobre el norteamericano resaltó la manera en que la politización de la pandemia exacerbó las dificultades para contener su presencia en el país, señalando al presidente Donald Trump como el principal actor del asunto.
Al referirse a la situación de Venezuela, Sorman se preguntó de hecho si la nación caribeña “continúa siendo un país”, considerando el éxodo masivo que ha tenido lugar bajo la dictadura, que ya supera los 5 millones de personas según las últimas cifras de las Naciones Unidas. “Lo que queda”, indicó, refiriéndose al régimen, “es un grupo de personas que, con el dinero que queda en las arcas del Estado, se dedica sistemáticamente a destruir al sector privado”.
“La destrucción del sector privado y el empobrecimiento de los venezolanos no es un accidente. Es para que la gente se vuelva dependiente económicamente, como esclavos, del régimen. Quieren que la economía esté en mal estado”, expresó al respecto Sorman.
En otro pasaje de la conferencia, Sorman indicó que los factores que derivaron en la aparición del nuevo coronavirus siguen existiendo y que, debido a que “el mundo no ha tomado una postura de oposición colectiva” a ello, “el riesgo (de que una nueva pandemia tenga su concepción en el país asiático) sigue allí”.
“Las pandemias son un fenómeno recurrente, y muchas de ellas han salido de China. Hay dos elementos: uno es cultural y tiene que ver con la ausencia de regulaciones. El otro es político e ideológico”, remarcó, en referencia a la supresión que el régimen chino realizó respecto de quienes buscaban alertar sobre la existencia de la pandemia y su verdadera extensión.
Sorman fue consultado acerca de las comparaciones que el hecho suscitó con la explosión nuclear de Chernobyl, en la entonces Unión Soviética. Específicamente, si reviste similaridades por la intención de ocultar la magnitud del desastre al resto del mundo con el objetivo de salvaguardar la imagen del régimen.
Al respecto, Sorman destacó que si bien “la ideología totalitaria que existió en ese entonces en la Unión Soviética y en China ahora son similares”, “las consecuencias son muy distintas”. “Chernobyl fue usado como pretexto por (el último líder soviético Mijaíl) Gorbachov para cambiar el régimen. En China fueron para el otro lado. Es decir, incrementar el control y decir ‘de ninguna manera abriremos el país'. El punto de partida es el mismo, pero las consecuencias son completamente distintas”.
Sobre Estados Unidos, Sorman criticó que la manera de lidiar con la pandemia hubiera sido politizada, y aseguró que el presidente Trump jugó un rol principal en el hecho. “Usar una mascarilla, mantener la distancia, ser cautos, no infectar a los padres y abuelos,” enumeró, a la hora de respaldar su argumento. También se refirió a la “falta de empatía por los miles que mueren todos los días”. “Además, aún si se reabre, la gente no irá a trabajar si se continúa enfermando”, remarcó. Y aseguró que la credibilidad del otro lado de la frontera se ha visto fuertemente erosionada.
En contraste, el académico francés sí destacó gobiernos que, indicó, han sabido lidiar con la pandemia. Pero aseguró que son “excepciones”, considerando que “la manera en que los países están manejando la situación no es muy buena”.
Nombró a Corea del Sur, Taiwán y Hong Kong. Sobre ellos, dijo: “Inmediatamente entendieron que era una pandemia y tenían una estrategia para manejarla porque habían enfrentado situaciones similares”, dijo, posiblemente en referencia al SARS, que también se originó en China en 2003.
“Esos son gobiernos relativamente débiles. Pero aquí no se habla de gobiernos fuertes o débiles a la hora de analizar la manera de lidiar con la pandemia, sino de aquellos que tienen un plan y saben comunicarlo o no”, explicó.
Y agregó: “No es un debate entre poder centralizado o no. Sino el tener una estrategia clara y explicársela a la gente. La gente no es estúpida, quiere sobrevivir y seguirá instrucciones claras. Allí, la gente aceptó lo que le decían, lo siguió y obtuvo buenos resultados. En otros países, ese no fue el caso”.
Sorman también realizó un análisis del escenario político argentino, país que visita con regularidad. Indicó que está lleno de contradicciones. E indicó que una de ellas es particularmente ilustrativa de su imposibilidad de tener una economía “estable y de crecimiento”.
“Por un lado tiene una cultura dominante en América Latina y reconocida en todo el mundo. Universidades brillantes y grandes académicos y emprendedores. La industria agropecuaria con mayor incidencia de la ciencia en el mundo. Pero nada funciona. Argentina, por alguna razón misteriosa, nunca fue capaz de formar las instituciones necesarias para tener una economía estable y de crecimiento”, explicó.
“La política nunca atrajo a los mejores. De un lado tiene todas las cualidades y requisitos de una economía desarrollada y un país fascinante. Del otro, las instituciones políticas. Nunca se pudieron reconciliar esas dos dimensiones de la Argentina. (El ex presidente Carlos) Menem trató y no pudo, (el ex presidente Mauricio) Macri también trató y también falló”.
Ante ese escenario, Sorman propuso la pregunta acerca de la razón por la cual el liberalismo no pudo “proponer una visión de la sociedad que incorpore a todos”. “¿Cuál es la respuesta del liberalismo a la pobreza? El libre mercado no es suficiente”, expresó.
Y, por ello, indicó que él propone la instauración de un Ingreso Básico Universal (IBU), una política que ha ganado tracción en los últimos meses -especialmente desde el inicio de la pandemia- y ha sido implementada recientemente por España, aunque no para toda la población, sino una porción vulnerable.
“Eso suprimiría todas las políticas sociales, que están politizadas, no son honestas y no estabilizan la sociedad. De hacerlo, quedaría mucho dinero para el IBU”. Y concluyó”: La gente dejaría de vivir con miedo y aceptaría el impacto de las nuevas tecnologías y la globalización”.
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