La silenciosa guerra a muerte que libran dueños de fincas e indígenas en zonas de Venezuela que controlan las FARC

El pasado 14 de abril, indígenas robaron varios caballos a Claudio Ramón Calzadilla Maleras. Quiso recuperarlos y lo descuartizaron. En el sector operan las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia

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Un amigo de los Calzadilla relata el asesinato del joven productor por parte de indígenas

Grupos de indígenas en el Apure se han convertido en víctimas, pero también en victimarios de varias personas, como lo ocurrido en septiembre de 2018 en el hato Tierra Grata, sector Capanaparo, donde dejaron cinco cadáveres sin cabezas, genitales, brazos ni piernas; eso fue luego de haber entrado a robar unos ganados y enfrentarse con los obreros de la hacienda. Varios de los indígenas resultaron muertos, pero un grupo de la etnia regresó y mató a los cinco trabajadores del hato.

El 14 de abril de 2020, de la hacienda La Fortaleza ubicada en Capanaparo, vía Guachara, municipio Achaguas, a unos 130 kilómetros de San Fernando de Apure, indígenas robaron varios caballos a Claudio Ramón Calzadilla Maleras, quien fue a recuperarlos, unos 20 indígenas lo buscaron y lo descuartizaron. Las autoridades solo lograron recuperar una pierna del ganadero.

En la zona donde asesinaron a Calzadilla las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) someten a los indígenas, quienes se organizan y roban a los dueños de finca, quienes también asesinan a los aborígenes.

“El problema principal es que la guerrilla ha recalentado la economía de la zona. Hasta que no se acabe el negocio de la droga aquí los guerrilleros van a estar en el territorio. Y ahora es peor, porque como están enfrentados entre ellos, unos apoyan a Timochenko y se enfrentan con quienes lo adversan. Antes era un solo grupo, pero ahora hay dos de ellos y la situación es peor para nosotros. Y a eso hay que añadirle el poder político que hay detrás de algunos guerrilleros y también hacendados”, relató para Infobae un productor de la zona.

Un habitante de Apure relata que “la mayoría de los indígenas aquí son pume, pero también hay cuivas y Jivi; ellos tienen sus leyes particulares y en muchos casos son víctimas, pero también victimarios. Fíjese que aquí hubo indígenas que prestaron el servicio militar y aprendieron el manejo de armas, pues una persona reunió a varios y formo una miniguerrilla en el Capanaparo”.

Un niño indígena venezolano de
Un niño indígena venezolano de la tribu Wayuu recoge basura (REUTERS/Luisa González)

La Federación de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga) publicó la reacción ante el asesinato de Calzadilla, destacando que “esto que pasa no es casual, esto es totalmente planificado y el gremio agropecuario ha sido muy débil. Comenzaron las expropiaciones y solo algunos colegas alzaron tímidos su voz, los demás enterraron sus cabezas como los avestruces pensando que a ellos no les tocaría”.

Han venido asesinando, secuestrando y extorsionando a cientos de productores y pasa exactamente lo mismo”, dijeron solicitando unión de los ganaderos. “Para que haya justicia en este país tiene que dolerle a un alto jerarca del gobierno; mientras tanto no hay nada”.

El pedido de auxilio

Carlos Fernando Calzadilla Martínez, tío del joven asesinado, escribió: “Si hoy me preguntan qué siento a raíz de la muerte de mi querido sobrino Claudio Ramón, a quien lloro y lloraré por mucho tiempo, les diré rabia, porque no es justo que a un joven de 32 años, con esa calidad hermosa que lo caracterizó, le hayan cortado sus sueños, sus esperanzas, sus proyectos”-

Confesó que no siente odio “porque en mi corazón no puede existir un sentimiento tan perverso como ese. ¿Venganza? No, porque no soy asesino, no creo que la violencia se combata con más violencia”, pero pidió justicia. “Tenemos la esperanza que las autoridades, a quienes les compete investigar este crimen, hagan lo que deben para impartir justicia de manera objetiva”.

Destacó el tío del joven asesinado que “el daño que se le ha hecho a nuestro sector no tiene cómo medirse. En el hato Tierra Grata fueron asesinados 3 seres humanos de la manera más brutal que se puede matar a una persona, al igual como sucedió con mi sobrino Claudio. En el fundo de los hermanos Guerrero fueron asesinados, por los indígenas cuivas, dos trabajadores adultos. En el pueblo de Elorza fue violada y descuartizada una niña por otro grupo de indígenas”.

Relató en su escrito que otras cosas afectan a los dueños de fincas en la zona. “Robos en las casas de los fundos, además de robos de ganado en pequeñas y grandes cantidades, es imposible cosechar sin que se las roben. Ocurren violaciones, asaltos a casas, robos de producción del queso, robos de ganado y caballos, amenazas de muerte a los productores”.

Venezolanos de la tribu indígena
Venezolanos de la tribu indígena Wayuu pastorean rebaño de cabras, en Castilletes, Colombia, 20 febrero 2020. REUTERS/Luisa González

Por eso, destaca, “un número muy alto de pequeños y medianos productores ha abandonado sus centros de producción, los cuales hoy día se encuentran solos, mientras los productores buscan refugio en fundos de amigos que están lejos del río Capanaparo para poder salvar lo poco que les han dejado”.

Dice que por ello es necesario sanear el sector, que se haga justicia y que los pequeños y medianos productores puedan regresar a sus centros de producción. “Las autoridades verán, en este 2020, cómo habrá resultados negativos de la acción de los indígenas y seguramente algunos aliados, cuando caigan las estadísticas de la producción ganadera en más de un 80% en el sector”.

Señala que siente impotencia porque “en estos crímenes o asesinatos no hemos visto el interés por parte de las autoridades competentes. Hemos sostenido muchas reuniones para confirmar las denuncias con las alcaldías, con representantes de la Zona Operativa de Defensa Integral (ZODI), de la Región de Defensa Integral (REDI), Ministerio Publico de Apure, constituyentistas, representantes indígenas del estado Apure, capitanes indígenas del sector. Se llegaron a algunos acuerdos, pero a años de la última reunión aún no hemos tenido una sola respuesta”.

Aun así, declara que tiene “la esperanza de que va a llegar justicia para todos esos casos sucedidos en el municipio Rómulo Gallegos y Achaguas”.

Finalmente, Fernando Calzadilla pidió que lo que ha expresado “no se utilice para hacer política, porque de ser así sería una ofensa a la memoria de todos los que han muerto y para las familias afectadas. Les pido centrarnos en la forma y la fórmula para que quienes tengan que impartir justicia, lo hagan y así poder erradicar todo lo injusto que ha sido esto para seguir trabajando y produciendo para nuestro país”.

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