El ex director de inteligencia militar de Venezuela (DGCOM), Hugo Carvajal, calculaba que tenía unos cuatros años de batallas legales en los tribunales españoles para frenar su extradición a los EEUU. La Justicia europea aprobó su envío a territorio norteamericano, pero los largos tiempos del proceso legal le daban una sobrevida al ex hombre fuerte del chavismo.
Enemistado con Nicolás Maduro, permanece fugado con paradero incierto. Pero esa “seguridad” que el “Pollo” Carvajal sentía desde su escondite se desvaneció días atrás cuando el gobierno de Donald Trump lo acusó a él y otros funcionarios chavista -incluso al propio dictador Maduro- de narcoterrorismo y le puso una cuantiosa recompensa a cualquiera que aporte datos que lleven a su detención.
Con un precio de USD 10 millones de dólares por su cabeza, Carvajal ya no confía en nadie. Empieza a sentir que su propio entorno puede traicionarlo y, por primera vez, piensa en entregarse.
Hasta ahora, las negociaciones secretas con el gobierno norteamericano para presentarse voluntariamente no habían llegado a ningún acuerdo pero ahora todo es distinto. Carvajal habría disminuído sus pretensiones y tiene más miedo a la traición de los suyos que a las cárceles de los EEUU.
El paradero del general retirado y aliado del fallecido líder venezolano Hugo Chávez, en España se desconoce desde que un tribunal de ese país en noviembre aprobó su extradición a Estados Unidos. Pero ahora, los medios españoles revelaron que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) de España lo ubicó y mediará para concretar su entrega.
De todas formas, no está claro cuándo se entregará el ex jefe de inteligencia a las autoridades estadounidenses y las dos fuentes familiarizadas consultadas por Reuters no quisieron ofrecer la información.
El jueves pasado, el departamento de Justicia incluyó a 14 funcionarios, pero puso especial foco en siete de ellos y por cinco ofreció recompensas que totalizan USD 55 millones para quienes provean información que derive en su arresto: USD 15 millones por el dictador Nicolás Maduro; y USD 10 millones por, además de Carvajal, Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y considerado el número dos del régimen; el ministro de Industria y vicepresidente de Economía, Tareck El Aissami; y el ex jefe militar Cliver Alcalá Cordones, quien llegó el viernes a Estados Unidos desde Colombia, custodiado por agentes de la Administración para el Control de Drogas (DEA).
Carvajal ha negado reiteradamente las acusaciones de haber ayudado al tráfico de cocaína a los Estados Unidos. Desde que salió de Venezuela, Carvajal denunció a Maduro y brindó su apoyo al los opositores.
El ex jefe de inteligencia militar del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez fue despojado en Venezuela de su grado de general en febrero de 2019 tras desconocer la autoridad del mandatario Nicolás Maduro y reconocer en cambio como presidente encargado al líder opositor Juan Guaidó.
Acusado de “actos de traición a la patria”, huyó a República Dominicana y luego a España. Allí, el militar retirado fue arrestado por la policía española en abril de 2019 a pedido de las autoridades de Estados Unidos, pero el máximo tribunal del país europeo inicialmente dictaminó que debía ser puesto en libertad y negó su solicitud de extradición. El tribunal finalmente revocó esa decisión en noviembre. Desde entonces, está prófugo.
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