La red de telecomunicaciones de Venezuela estaba lejos de ser robusta antes de que el país entrara en cuarentena por la propagación del coronavirus. Ahora, con millones de personas atrapadas en casa que chatean y ven video por streaming, está al borde del colapso.
La mayor operadora del país, la filial de Telefónica SA Movistar, dijo que el aumento en el uso de datos durante la primera semana de refugio de los venezolanos fue igual al incremento completo para todo 2019. Esto a pesar del hecho de que el país ha perdido millones de usuarios en los últimos años, según el regulador Conatel.
“Todo esto sobre una red que ya operaba a máxima capacidad”, dijo José Luis Rodríguez Zarco, presidente de Movistar Venezuela, en una carta del 20 de marzo en la que pide a los clientes que usen la red de manera responsable. “Nuestro servicio es indispensable para sectores críticos como cuidado de la salud, alimentación”.
La nación socialista ya tiene la velocidad de Internet más lenta en América Latina, según el índice Global Speedtest. Los expertos dicen que años de baja inversión y negligencia, apagones recurrentes y estrictos controles de precios han dejado la infraestructura de Venezuela años detrás de la de otros países de la región. Los planes de Movistar cuestan en promedio el equivalente de entre 15 centavos y US$1 por mes.
Desde que comenzó la cuarentena nacional el 17 de marzo, cada día ha marcado un nuevo pico en el consumo de datos, según una persona con conocimiento directo de las cifras privadas. Durante los primeros cinco días, la transmisión de Netflix se duplicó con creces, dijo la persona, que no está autorizada a hablar públicamente sobre los datos. El uso de Twitter, TikTok y WhatsApp aumentó 40% cada uno.
Además de hacer la vida bajo encierro mucho más insoportable, el servicio irregular de Internet amenaza con afectar aún más la economía.
“Mi Internet se me desconecta a cada rato, he llegado tarde o he dejado de escuchar muchas de las cosas que se hablan” en llamadas en conferencia de trabajo, dice Javier Valero, un abogado de 23 años en Caracas que ha estado trabajando desde su casa las últimas dos semanas. “Es tan lento que es una tragedia”.
Lo últimos datos de Speedtest para febrero de 2020 muestran que la velocidad de banda ancha móvil de Venezuela ocupa el puesto 139 a nivel mundial, por encima solo de Afganistán y Palestina. La velocidad de banda ancha fija ocupó el puesto 175 en todo el mundo, solo más rápida que en Turkmenistán.
La escasez de combustible está empeorando el problema. Las torres móviles en Venezuela operan con diésel, mientras que el cierre de muchas gasolineras hace que sea imposible que los técnicos salgan a reparar fallas en las torres. El vandalismo también es un problema, ya que las personas toman materiales valiosos como el cobre que se pueden vender en el extranjero, lo que ha debilitado el sistema de respaldo para todas los operadoras, incluida la estatal Movilnet, la segunda más grande.
“La industria de las telecomunicaciones aquí es inestable, en parte debido a la dificultad de comprar o reemplazar equipos”, explica José Miguel de Viana, expresidente de Movilnet. “Al obligar a los operadores a limitar las tarifas, no pueden pagar la capacidad necesaria para manejar los aumentos de uso”.
En un anuncio reciente, el presidente Nicolás Maduro ordenó a las empresas de telecomunicaciones continuar ofreciendo sus servicios durante la cuarentena, incluso si los clientes no pueden pagarlos.
“Durante los próximos seis meses, está prohibido cortar los servicios de telecomunicaciones en el país”, dijo Maduro desde el palacio presidencial el 22 de marzo. Venezuela ha reportado 113 casos de coronavirus y dos muertes.
La orden podría obligar a los proveedores, incluido AT&T Inc., que ofrece servicio de televisión de pago a través de su división DirecTV, a operar con pérdidas. También podría afectar a Digitel, de propiedad privada, que informó que el consumo de datos móviles aumentó un 40% en la primera semana de cuarentena, según un comunicado.
El miércoles, el Ministerio de Ciencia de la nación dijo que el satélite Simón Bolívar, lanzado en 2008 para ampliar el acceso a Internet a las zonas más rurales del país, ha dejado de funcionar. Algunos estados han reportado problemas para sintonizar canales de televisión locales desde que dejó de estar en órbita hace semanas.
“El servicio ha estado muy intermitente, durante el día la conexión es muy lenta, lo que dificulta incluso acceder a videollamadas de trabajo”, dijo Mary Elizabeth Báez, una ingeniera de 23 años. “Y ni pensar en usar aplicaciones como Netflix. Ya después de las 11 de la noche mejora un poco”.
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