Los inquietantes números que indican que en Venezuela la crisis por el coronavirus podría ser dramática

El régimen de Nicolás Maduro muestra números contradictorios y poco claros. En apenas cuatro días, sus números ya superan al de países que llevan más días enfrentando la pandemia nacida en China

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El dictador de Venezuela, Nicolás
El dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, llega para una conferencia de prensa en el Palacio de Miraflores en Caracas, Venezuela, el pasado 12 de marzo (Reuters)

La pandemia por el coronavirus nacida en China hacia noviembre pasado se extiende rápidamente por el mundo y llegó a América Latina hace pocas semanas. Las noticias que llegan desde Europa -sobre todo Italia y España- son preocupantes, pero dan la posibilidad de prever qué podría ocurrir de este lado del Océano Atlántico si los gobiernos no toman recaudos y medidas drásticas para impedir que el virus se propague sin control.

Las estadísticas públicas indican que en algunos casos la explosión en los casos positivos se comienzan a ver hacia la tercera semana de conocido los primeros pacientes. En España, por ejemplo, los enfermos crecieron a un ritmo similar al que muestran Italia y Corea del Sur. Sin embargo, en estos momentos estaría en condiciones de superar esa inquietante curva. Esos dos países llevan diez días por delante en comparación con el territorio español. Pero mientras que en Italia las infecciones continúan acelerándose, en Corea se frenan. Al menos hasta ahora.

Hoy, el gobierno de Pedro Sánchez contabilizó 150 nuevos muertos y casi dos mil contagiados. La preocupación es absoluta.

En Venezuela sucede algo parecido en relación a sus países vecinos y regionales, aunque con menos datos a disposición y con una maquinaria de información oficial de muy dudosa confianza. Ayer por la noche, la dictadura de Nicolás Maduro comunicó que había 16 nuevos casos, sumando un total de 33 pacientes con COVID-19. Hasta el momento los confirmados se distribuyen de la siguiente manera: 13 en Miranda; 8 en Caracas; 5 en Vargas; 2 en Aragua; 2 en Anzoátegui; 1 en Cojedes; 1 en Apure y 1 en Mérida.

Al tiempo que los enumeraba, Maduro anunciaba una cuarentena social. “Es una medida drástica, pero necesaria”, dijo. También afirmó que todos los pacientes eran “importados”. Una clara mentira fácil de refutar: uno de los enfermos es el embajador de la Argentina en Caracas, Eduardo Porretti, quien hace seis meses que no sale del país. Para sumar: el jefe de estado insiste en que será la medicina cubana la que salve a la población.

¿Pero cuáles son los números que indicarían que la llegada del coronavirus a Venezuela será mucho más dramática que en el resto de los países?

Día uno de la pandemia en América Latina

En Brasil se detectó el primer paciente el 25 de febrero. Ecuador, el 1 de marzo. En la Argentina se manifestó el primer contagiado el 3 de marzo. En Chile, el mismo día y en Colombia, tres después. Todos reportaron sólo un enfermo. En Venezuela la confirmación fue reportada el 13 de marzo... con dos casos.

Día dos de la pandemia en América Latina

En la segunda jornada después de haberse encontrado el primer portador de COVID-19, sólo Chile y Ecuador reportaron más positivos. Santiago informó de tres casos en total (4 de marzo); Quito, seis (2 de marzo). Caracas, 10 infectados (14 de marzo).

Día tres de la pandemia en América Latina

Hacia la tercera jornada, Brasil seguía con la misma cantidad de enfermos; Argentina sumó uno, totalizando dos. Colombia seguía con uno. Ecuador con seis, Chile, 4. Pero Venezuela otra vez estiraba a 17 positivos.

Día cuatro de la pandemia en América Latina

Brasil, 4 pacientes. Argentina, 8. Colombia, 3. Chile, 5. Ecuador, 10. Venezuela: 33 enfermos por coronavirus.

Los casos en los demás países no terminaron allí. Desde su primer informado, Brasil llegó a 200 positivos hasta ayer. Argentina ya suma 65, Colombia alcanza los 57; Chile trepó hasta los 156 y Ecuador llegó a los 58. Sin embargo, estas cifras podrían ser superadas con amplitud por Caracas si las estadísticas se mantienen como hasta el momento. ¿Qué número presentará hoy Maduro en su presentación diaria? Es probable que supere a aquellos que ya llevan varios días combatiendo al mal.

Un sistema sanitario colapsado

El pasado 1° de marzo, Infobae explicaba cómo se encontraba el sistema sanitario chavista. Totalmente destrozado, no estaría en condiciones de asistir a las miles de personas que podrían padecer el COVID-19. “En el contexto de la llegada de un nuevo virus, no quiero dar proyecciones, pero el impacto sería importante, ya que son precarios los recursos”, había dicho entonces la presidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología, María Graciela López. Por ejemplo, el servicio de Terapia Intensiva del principal hospital pediátrico de Venezuela está en cierre técnico desde el 27 de febrero. “Esto en una fotografía de lo que ocurre en las demás unidades de terapia intensiva”, asegura.

Para José Oletta, ex ministro de Sanidad y Asistencia Social, la actual estructura de salud es sumamente precaria: “Está extremadamente débil, no puede atender lo cotidiano, menos una situación de emergencia como la que significa una enfermedad emergente”.

Nos encontramos atadas de manos”, manifestó Margott Monasterio, enfermera y representante sindical del Hospital Universitario de Caracas (HUC) de la Universidad Central de Venezuela. Este es el primer hospital y el centro especializado más grande de la ciudad. Los venezolanos confían en la capacidad y vocación del personal médico profesional. Nadie duda sobre su entrega. Pero son los insumos y el material con el que tendrán que trabajar es lo que escaseará. Como tantas otras cosas en el país.

Las cifras del sistema de salud demuestran la aguda crisis sanitaria que se vive. En 2019 al menos el 70% de los centros recibieron el suministro de agua una o dos veces por semana, indicó la Encuesta Nacional de Hospitales. Mientras que el 63% reportó fallas en servicio de energía eléctrica, de hecho, el estudio registró 164 muertes atribuibles a estas fallas.

Monasterio cuenta que el personal del HUC ha insistido a los jefes directivos —como medida preventiva— sobre la dotación para la protección de la COVID-19, una enfermedad infecciosa causada por el coronavirus. Este brote estalló en China en diciembre de 2019. Al 28 de febrero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha notificado 185.067 casos confirmados y 7.330 muertes en más de 100 países.

Mientras tanto, Maduro intenta que la población no salga de sus casas. Dispuso que los milicianos -en muchos casos personal de más de 60 años retirado de las fuerzas- sean quienes ayuden a controlar en diversos estados que nadie saliera de su casa y cumpliera con el confinamiento obligatorio. “Venezuela da un paso al frente y declara la cuarentena total”, dijo el gobernante socialista en cadena de radio y televisión.

A partir de mañana, Venezuela entera entra en cuarentena social. Todo el país, los 23 estados y el Distrito Capital (Caracas), todos a la cuarentena social, a la cuarentena colectiva, medida drástica necesaria”, añadió. Entrará en vigor a partir de las 05H00 (09H00 GMT) del martes. Contempla la suspensión de actividades laborales, salvo las vinculadas con la distribución de alimentos, la seguridad policial y militar, los servicios sanitarios y el transporte.

Es la única forma que tiene de hacer frente a la crisis que ya podría haberse desatado en silencio por todo el territorio. El sistema sanitario del Socialismo del Siglo XXI no podrá hacer frente ni siquiera si el brote es leve. Maduro lo sabe.

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