El gobierno de Estados Unidos rechazó en la noche del martes la posibilidad de que Cuba juegue un rol en la salida de la crisis venezolana. Lo hizo a través del subsecretario de Estado para América Latina, Michael Kozak, quien mediante una publicación en su cuenta de Twitter indicó: “Cuba no es la solución a los problemas del pueblo venezolano; es el problema. Si Cuba realmente quisiera ayudar al pueblo venezolano, comenzaría por sacar a sus torturadores y a sus agentes de contra-inteligencia del país”.
Las declaraciones llegan un día después de que el presidente encargado Juan Guaidó dijera en Canadá -en el marco de su gira internacional y luego de reunirse con el canciller del país- que las gestiones que ha tenido ese Estado con distintos países, “incluido Cuba, son muy positivas para encontrar una solución y permitir una rápida transición” en el país caribeño. No obstante, recordó que “ahora mismo lo único que están haciendo es apoyar a Maduro”.
Por su parte, el ministro de relaciones exteriores canadiense, François-Philippe Champagne, indicó que “hoy en cierta manera (Cuba) está sosteniendo un poco al régimen de Maduro, pero con el acompañamiento adecuado podemos hacer posible” un cambio de postura.
“Nuestro objetivo sigue siendo la restauración de la democracia y los derechos humanos en Venezuela a través de elecciones anticipadas, justas y libres con observadores internacionales”, señaló el canciller canadiense, quien aseguró que “en las próximas semanas” mantendrá reuniones con varios países, entre ellos Cuba.
Maduro, por su parte, ha tenido distintos gestos tendientes a reafirmar los lazos del régimen con su homólogo cubano. El último de ellos tuvo lugar el pasado 20 de enero, cuando propuso que el embajador en el país, Dagoberto Rodríguez, comience a formar parte del Consejo de ministros del régimen.
Ello, indicó, sería darle carácter oficial a una situación que ya sucede. “Los embajadores prácticamente forman parte del Consejo de ministros. El embajador de Cuba aquí tiene que estar con las puertas abiertas en cada ministerio para coordinar, para avanzar”, expresó Maduro en el marco de un discurso pronunciado con motivo de la reunión de la “Comisión Intergubernamental del Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela”.
En otro pasaje de su alocución, Maduro llamó “hermano mayor y protector” al cubano Raúl Castro y aseguró que él había estado de acuerdo con su propuesta. Esta, no obstante, no es la primera vez en la que Maduro reconoce abiertamente la injerencia cubana en el régimen. En octubre de 2019 pidió continuar “la cooperación militar con Cuba y a nivel inteligencia para fortalecer la capacidad de defensa integral de Venezuela, de Cuba”.
El presidente cubano Miguel Díaz-Canel, por su parte, hizo referencia al vínculo entre ambos países el martes al inaugurar un centro de producción de Telesur, la agencia de noticias controlada por el régimen de Maduro.
Según indicó la presidencia de Cuba en un comunicado, Díaz-Canel aseguró que el centro representa “una respuesta al asedio y a las amenazas de que es objeto Telesur en estos momentos”. La declaración pareciera hacer referencia al hecho de que semanas atrás Guaidó prometió recuperar la cadena y nombró al periodista Leopoldo Castillo como titular de la “comisión de restructuración de Telesur”.
La injerencia de Cuba en el país petrolero ha sido ampliamente documentada. Expertos y periodistas han descrito la manera en que, desde el ascenso de Hugo Chávez al poder, la dictadura cubana envió a miles de agentes a administrar las estructuras de poder de Caracas: servicios de inteligencia, fuerzas armadas, sistema sanitario, economía, son algunos de los sectores bajo su influencia.
Un informe de 2019 explica que “el régimen cubano fue penetrando las estructuras del estado venezolano gracias a la puerta franca que le ofreció el presidente Chávez y que mantuvo Nicolás Maduro”. La declaración fue hecha por el general retirado Antonio Rivero, quien explica que los primeros cubanos arribaron a Venezuela el primer año de presidencia de Chávez en 1999.
Un año después, ambos dictadores darían un marco legal al intercambio de favores. Lo llamaron pomposamente “Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela”. Y en el marco del vigésimo aniversario de este pacto, Maduro expuso su voluntad de profundizar la influencia.
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