En la Dirección General de Contrainteligencia Militar venezolana construyeron otro sótano con 28 celdas y allí enviaron a seis militares que no pueden ni bañarse

Los presos tampoco pueden salir al aire libre ni hacer llamadas telefónicas. El trato contra aquellos acusados de conspirar contra Nicolás Maduro es brutal

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Un funcionario de la DGCIM (Felipe Romero)
Un funcionario de la DGCIM (Felipe Romero)

Debajo del temible sótano de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), en la sede principal ubicada en Boleíta, Caracas, construyeron otro sótano donde hicieron celdas pequeñitas, a donde fueron trasladados ya hace varios días un grupo de militares, a quienes no les permiten ducharse, ni salir al sol y mucho menos hacer llamadas telefónicas.

En el subsótano construyeron 28 cuartos/celdas, con una poceta (retrete) en el centro pero sin ducha, por lo que no han podido bañarse durante estos 10 días. Les quitaron todo lo que Terán Hurtado les había permitido anteriormente: nevera, televisor y otras cositas.

Hasta ese día en que fueron enviados al subsótano, esos militares estaban en condiciones mínimas. Recordemos que hasta mediados del año 2019, estando el coronel (Ej) Hannover Esteban Guerrero Mijares como Director de Investigaciones de la DGCIM, los civiles, pero especialmente los militares detenidos por sospechas de conspiración contra Nicolás Maduro, fueron tratados brutalmente, con torturas psicológicas, actas falsas con el uso de testigos estrellas, suspensión de derechos esenciales de los detenidos, incluso en algunos casos les suspendieron la visita por meses, como ocurrió con el teniente coronel (Ej) Igber Marín Chaparro.

Además hubo torturas físicas, utilización de médicos forenses para que en los informes médicos aparezca que el estado físico de los detenidos está perfecto. A eso se le suma la actuación de los tribunales violentando los derechos de quienes son procesados en ellos. Hasta una fuerte protesta de militares y civiles con Hannover hubo en el sótano.

Después de que Hannover Guerrero fue destituido y terminó ese ciclo de terror, llegó el general Carlos Enrique Terán Hurtado, quien venía de dirigir Dgcim en Táchira. Hizo cambios sustanciales en el trato y condiciones de los detenidos, lo que apagó las denuncias contra funcionarios de la Dirección.

A principios de diciembre, por “orden presidencial”, un día a las 7 de la mañana, trasladaron al Hospital Militar, para chequeo médico, a ocho militares, entre los que estaban cinco de la cárcel de Ramo Verde y tres de la Dgcim: Marín Chaparro, De la Sotta Quiroga y Ruperto Molina. Los tres oficiales resultaron con serios problemas de salud.

Personas llevan ofrendas florales a la entrada del Comando General de la Armada Bolivariana el martes 2 de julio en honor al capitán venezolano Rafael Acosta Arevalo en Caracas. Acosta falleció el sábado 29 de junio en el Hospital Militar del Ejército Dr. Vicente Salias Sanoja tras ser torturado en la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), según denuncian sus familiares (EFE/ Rayner Peña R.)
Personas llevan ofrendas florales a la entrada del Comando General de la Armada Bolivariana el martes 2 de julio en honor al capitán venezolano Rafael Acosta Arevalo en Caracas. Acosta falleció el sábado 29 de junio en el Hospital Militar del Ejército Dr. Vicente Salias Sanoja tras ser torturado en la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), según denuncian sus familiares (EFE/ Rayner Peña R.)

Peores condiciones

El miércoles 1 de diciembre varios custodios llegaron al sótano y le dijeron a varios de los militares que ya tienen dos años o más ahí que serían trasladados para otro lugar: al capitán de navío Luis Humberto de la Sotta Quiroga, al comandante Igber Marín Chaparro, coronel Johnny Rafael Mejías Laya, Teniente coronel Ruperto Molina, generales Pedro Naranjo y Nelson Morales Guitian.

Los custodios los encapucharon, los sacaron del lugar, los montaron en un vehículo, los llevaron por varios sitios como si los ruletearan por Caracas, luego los llevaron al subsótano. Eso ha ocurrido varias veces. Algunos de esos oficiales detenidos, como ocurre con los Comandos del Mar, están muy bien entrenados y es por eso que el CN De La Sotta Quiroga le dijo al general Terán Hurtado en la reunión: “Su técnica es bien chimba. Yo sé que seguimos en los sótanos de la DGCIM”. La respuesta del general fue soltar la risa.

Así fueron llevados a las celdas del subsótano, donde no les han permitido ni bañarse porque no hay duchas. Los tienen encerrados todo el día.

El sótano por su parte está a reventar de tantos detenidos que han llegado por el caso del asalto al comando de selva del estado Bolívar, por la detención de varios oficiales de Casa Militar, otros militares de Aragua, varios detenidos de la frontera.

A medida que pasa el tiempo brotan más militares que critican al Gobierno de Nicolás Maduro, oficiales bajo sospecha señalados de por lo menos dos delitos: Traición a la Patria e Instigación a la Rebelión.

El miércoles Terán Hurtado se reunió con los militares del subsótano, quienes le reclamaron las condiciones en las cuales están ahora. La respuesta del general de la DGCIM es que solo estaba cumpliendo órdenes del Director de esa institución, MG (Ej) Iván Hernández Dala, que los escogió para ir a las nuevas celdas, pero que tenerlos en esas condiciones era temporal y rotativo.

Lo que no les dijo el Director de Investigaciones es que van a trasladar a varios de esos militares a la cárcel de máxima seguridad en Fuerte Tiuna que acondicionaron, el año pasado, y donde se encuentran los generales Raúl Baduel, Miguel Rodríguez Torres y Armando Hernández Da Costa.

Hay un reacomodo con algunos presos, como ocurre con el coronel retirado de la Guardia Nacional Valentín García Palomo, quien fue trasladado desde El Helicoide hasta las celdas de Fuerte Tiuna.

Por ahora a los seis militares que están en una celda para dos presos, hay cinco. Eso ocurre en el subsótano de la DGCIM, donde no les permiten ducharse, están durmiendo en el piso, no ven la luz del sol. No los dejaron ni siquiera tener sus útiles personales.

Hay un gusto por la tortura contra esos oficiales que tienen dos años en los inmundos sótanos de la DGCIM. Y, por lo visto, el gobierno va a tener que seguir construyendo más sótanos en la DGCIM porque la situación de protesta interna en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en lugar de disminuir, aumenta.

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