Quizá como nunca antes en los 20 años de revolución, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana había actuado con tanto cuidado, por no decir temor, como lo ha hecho en los últimos días del año que terminó. No solo fue el radiograma 5340 de la víspera de Navidad, a través del cual el ministro Vladimir Padrino López ordenó medidas especiales durante el permiso navideño. Luego Nicolás Maduro dispuso elevar los niveles de vigilancia y capacidad de combate a todas las unidades militares. Y unas horas antes de terminar el año el titular castrense emitió otro radiograma donde ordena responder “con contundencia y sin vacilación” ante cualquier agresión contra alguna institución militar.
Con fecha 30 de diciembre de 2019, el general en Jefe (Ej) Vladimir Padrino López suscribe el Radiograma 5400, en el cual reitera el contenido del 5340, recordando que se ordenó incrementar las acciones necesarias, que permitan garantizar la seguridad de las dependencias administrativas y unidades operativas de la Fuerza Armada.
Pero esta vez agrega que “en vista de la expresa intención de factores adversos al Estado venezolano de atentar contra la paz nacional, se ordena responder con contundencia y sin vacilación, mediante el uso de las Armas de la República, bajo los preceptos constitucionales y de lo establecido en las leyes y reglamentos militares a cualquier agresión física o acto terrorista contra instalaciones militares, bases o cuarteles”.
Agrega Padrino que esa respuesta será en salvaguarda de la vida de los soldados “que resguardan la soberanía en todo el territorio nacional y con el objeto de preservar los bienes de la nación, consagrados a la defensa de la patria”.
Chequear el parque de armas
En el primer Radiograma, el 5340, había ordenado revisar exhaustivamente los parques de armas y polvorines a fin de constatar la presencia física del armamento y municiones, así como constara que los sistemas de seguridad funcionan adecuadamente.
Lo que en condiciones normales está previsto que ocurra en las instalaciones militares, el ministro se empeñó en recalcarlo como una orden especial y revisar los depósitos de equipos y material de Intendencia, así como los vehículos de la Unidad y las despensas de alimentos.
Fue enfático en los relevos de base de seguridad fronteriza u otros destacamentos de personal en lugares aislados.
Los comandantes recibieron la orden de que personal que se encuentre caminando por el Fuerte Tiuna, que es la principal instalación militar de Venezuela, después de las 9 de la noche, la Policía Militar y URRAS deben detenerlo y llevarlo a la Policía Militar.
Llama especialmente la atención que se prohibiera el ingreso a una Unidad o dependencia de comisiones de la Fuerza de Acciones Especiales (FAES), Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), Comando Nacional Antisecuestro (CONAS), entre otros, sin la autorización del Comandante de la Región de Defensa Integral (REDI) Capital, mayor general (Ej) Domingo Antonio Hernández Larez.
Eso demuestra que temen el ataque de militares y policías, es decir, hay un estado generalizado donde todos están bajo sospecha.
“Sin motivo alguno”
En el marco de las órdenes nerviosas que han recibido, están deteniendo a cualquiera que esté donde no debería.
Así ocurrió el 25 de diciembre, cuando casi a las 10 de la noche, dos militares viajaban en una camioneta Hilux sin placa color beige, “con un rotulado poco visible”, dice el reporte militar.
Los detienen y resultan ser el SM3 (EJ) Adrián Enrique Villasmil Figueroa, quien estaba armado con pistola prieto Beretta 9 MM, dijo que pertenecía al Cuerpo Logístico del Ejercito. Otro es el S1 (GNB) Alejandro Andrés Urdaneta Perozo, plaza del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (CONAS) del distrito Capital, también armado con un Fusil, M16 y noventa cartuchos calibre 5,56 mm.
Al rato llega al comando, para abogar por los dos detenidos, otra camioneta Hilux beige, sin identificación, con tres militares, quienes se identificaron así: S/1 (EJ) Deudy Pastor Torres Torres, de la 42 Brigada Paracaidista, quien no estaba armado. También el S1 (GNB) Eudis José Fernández Bencomo, adscrito al CONAS Capital, y quien portaba un Fusil, M15 y noventa cartuchos calibre 5,56 mm. Y finalmente, el S2 (AV) Anthony Frank Sanabria Quintero, quien dijo que pertenece al Servicio de Trasporte de la Aviación (BASUCRE); él tenía una pistola Prieto Beretta, calibre 9mm.
También los metieron presos. ¿La razón para detenerlos? “Se encontraban en la jurisdicción sin motivo alguno”, dijeron los funcionarios del Comando de Zona de la Guardia Nacional D-42 del estado Aragua.
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