La dictadura de Nicolás Maduro vuelve a poner a prueba la relación con el nuevo gobierno de Alberto Fernández en Argentina. Esta vez envió a una funcionaria para que asuma la embajada venezolana en Buenos Aires. Se trata de Stella Marina Lugo Betancourt, dirigente chavista, capitana de la Milicia Bolivariana.
Lugo llegó a territorio argentino hace unos días, se estima que como parte de la comitiva para la asunción presidencial de Fernández, y aún se desconoce si la cancillería que dirige Felipe Solá le dará la bienvenida. Se espera los anuncios oficiales se concreten este lunes.
La llegada de la Lugo se produce después de que el gobierno de Fernández, en un cambio radical de la política exterior argentina hacia Venezuela, recibiera al ministro de comunicación de Maduro, Jorge Rodríguez. El chavista está sancionado por los EEUU y por los países que integran el tratado internacional militar TIAR, del que también forma parte Argentina. De hecho, su presencia causó polémica y el enviado de Donald Trump, Mauricio Claver, canceló su agenda en el país para manifestar su descontento.
En 2017, luego de que la oposición venezolana ganara la Gobernación del estado Anzoátegui en las elecciones regionales, Maduro designó a Lugo como “Protectora de Anzoátegui”, una instancia paralela para quitarle poder a la Gobernación legítima y desvió hacia ella todos los fondos oficiales. Esta maniobra es muy habitual en el régimen chavista que, cada vez que pierde, monta una estructura paralela de poder. La primera de las víctimas de esta maniobra fue el ahora exiliado alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, a quién en 2008 Hugo Chávez despojó de todo poder real y creó una figura alternativa aún cuando el opositor había ganado legítimamente.
Lugo, también fue ministra de Turismo, siempre designada por Maduro.
De aceptar las credenciales, Fernández dejaría fuera de juego a Elisa Trotta, la embajadora designada por Juan Guaidó y acreditada por el gobierno del ex presidente Mauricio Macri. Hace un año, cuando Maduro juró para su segundo mandato, más de 50 países del mundo denunciaron el fraude en las elecciones, desconocieron su poder y respaldaron en su lugar a Guaidó, como único líder legítimo y democrático del país por ser el jefe del Parlamento.
Lugo también fue gobernadora del estado Falcón (noroccidente de Venezuela, frontera marítima con Aruba y Curazao) durante dos períodos consecutivos - 2008-2012 y 2012-2017-. Ella asumió el poder luego de otros dos períodos consecutivos de Gobierno de su marido, Jesús Montilla Aponte (2000-2004 y 2004-2008).
El marido de la enviada de Maduro, además de ser ex gobernador, fue uno de los chavistas que atacó el Parlamento venezolano en 2016. El episodio dejó varios diputados opositores y trabajadores de la Asamblea Nacional heridos.
En octubre de 2019 el diputado venezolano José Luis Pirela, presidente de la Subcomisión de Lucha Antidroga, Antiterrorismo y Delincuencia Organizada de la Asamblea Nacional, denunció al hermano y al primo de la enviada de Maduro a Buenos Aires (Noel Lugo y Carlos Betancourt) de liderar una organización criminal que operaría en el archipiélago de Los Roques, para traficar oro y drogas hacia las islas del caribe.
Y en marzo, la propia Lugo fue criticada en las redes sociales por la lujosa fiesta de 15 años celebrada para su hija en medio del masivo apagón que desató el caos en el país.
Hasta ahora ni el canciller Solá ni el presidente Fernández se pronunciaron sobre la llegada de Lugo.
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