Nicolás Maduro no viajó a la jura del nuevo presidente argentino, Alberto Fernández, pero envió al acto de este martes a uno de sus funcionarios más cercanos, el ministro de Comunicaciones, Jorge Rodríguez, hombre fuerte de la dictadura bolivariana.
En octubre pasado, el periodista venezolano Marcos Tarre Briceño publicó en Infobae una serie de notas describiendo los diferentes grupos criminales que se han apoderado del gobierno en su país. Al más importante de estos grupos lo bautizó como “la cúpula", y enumeró a sus integrantes: Maduro, su esposa Cilia Flores y los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez.
Esta es la descripción de Tarre Briceño de cómo opera el grupo:
La Cúpula mezcla la gigantesca estructura del macro Estado venezolano y del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV. Maneja actividades lícitas, así como ilícitas. Pero solo unos pocos integran el núcleo en el que se toman las decisiones para mantenerse en el Poder y repartirse el cuantioso botín. La Cúpula mezcla la gigantesca estructura del macro Estado venezolano y del Partido Socialista Unido de Venezuela
La Cúpula mezcla la gigantesca estructura del macro Estado venezolano y del Partido Socialista Unido de Venezuela
El núcleo “duro” de La Cúpula se ha ido decantando y ahora lo conforman solo cuatro personas: El Presidente Nicolás Maduro, su esposa Cilia Flores que se hace llamar la “primera combatiente” y los hermanos Rodríguez Gómez. Jorge que ahora ocupa la cartera del Ministerio de Comunicaciones, ha sido vicepresidente de Venezuela y presidente del Consejo Nacional Electoral y alcalde del municipio Libertador; y Delcy Eloína, fue presidenta de la ilegal Asamblea Nacional Constituyente, Ministra de Relaciones Exteriores, Ministra de Comunicaciones y actualmente ocupa la Vicepresidencia de Venezuela. Ambos son hijos de Jorge Antonio Rodríguez, dirigente de la extrema izquierda, asesinado a los 34 años en 1976 por torturas perpetradas por la policía política DISIP. En una sorprendente confesión pública en julio de 2018, la vicepresidente de la República Delcy Rodríguez se refiere a motivaciones muy personales para su participación en el Gobierno:
“La revolución es nuestra venganza por la muerte de nuestro padre y sus verdugos... Sabemos que la llegada del comandante Hugo Chávez fue nuestra venganza personal...”
El presidente Nicolás Maduro no toma ninguna decisión importante sin que sea antes aprobada por La Habana; y por lo general, las estrategias políticas, medidas o pasos a dar por el gobierno venezolano vienen dictadas directamente desde Cuba y son disciplinadamente instrumentadas por Nicolás Maduro. Así que, la eficiente y planificada seducción que ejerció Fidel Castro sobre Hugo Chávez, al morir éste y asumir la presidencia el “sucesor” recomendado por La Habana, se convierte en una relación de control directo sobre La Cúpula; además de contar con la larga experiencia de los agentes de inteligencia y estrategas cubanos para penetrar, reprimir, dividir, desinformar, manipular y hacer todo lo necesario para que Nicolás Maduro se mantenga en el palacio de Miraflores.
Ya desde los tiempos de las presidencias de Hugo Chávez dejaron de hacerse las reuniones formales de Consejo de Ministro. El “comandante eterno” gobernaba a través de su programa semanal Aló Presidente o con las impuestas y larguísimas cadenas de radio y televisión u ocasionalmente convocaba lo que él llamaba el “Alto Mando Político” para algunas cuestiones importantes; los funcionarios acusados de corrupción u otros delitos nunca fueron investigados, sino recompensados y ascendidos y los ministros rotaban sus posiciones, como si todos fueran especialistas o aptos para cualquier cargo. A partir del 2013, con Nicolás Maduro en la presidencia, se mantuvo ese esquema, pero con menos cadenas televisivas. Los obligatorios pases a retiro de la alta oficialidad fueron alterados de acuerdos a las conveniencias del momento y continuaron las rotaciones de los altos cargos, tratando de satisfacer a los diferentes grupos, pero siempre buscando disminuir la influencia de Diosdado Cabello. Los altos cargos se decidirían de la siguiente forma:
—Bueno, señores, aquí tengo la lista de mi próximo gabinete. Tareck, vas a dejar la vicepresidencia…
—¡Pero…!
—Calma, calma… Pasas a ser ministro de Industria y Producción Nacional…
—Pero, presidente…
—Vamos a crear unos cargos nuevos, para que también sigas de vicepresidente, pero del Área Económica, así mantienes la jerarquía…Elías, Aristóbulo te va a reemplazar en el ministerio de educación… Es bueno que descanses un tiempito, luego te reubicamos… Aristóbulo, ¿tú no has ocupado ese cargo, no?
—No, presidente, yo he sido vicepresidente de la República, Canciller, ministro de las Comunas y…
—Señores, dejen las caras largas, ustedes saben bien que estos cargos son por un tiempito… Además, esta lista ya la aprobó La Habana.
—¿Y cómo queda Diosdado?
—Irá a la presidencia de la Asamblea Constituyente, para que se siga desgastando con ese hueso…
Un segundo círculo de La Cúpula la conforman un puñado de funcionarios que se rotan cargos ministeriales o presiden las principales instituciones del Estado; se mantienen a la orden y al servicio de La Cúpula, prestos a ocupar los altos cargos que se les indique. Ellos son: Aristóbulo Istúriz Almeida, Jorge Alberto Arreaza Montserrat (todavía esposo de Rosa Virginia Chávez, hija del fallecido presidente Hugo Chávez, del cual está actualmente separado), Iris Varela, Isaías Rodríguez, Hermann Escarrá, Francisco Ameliach, Adán Chávez, hermano mayor del difunto presidente y vestigio del chavismo, solo para mencionar a los más conocidos.
La Cúpula es un grupo de origen fundamentalmente civil, nacido con afinidad ideológica de izquierda. Cuenta como operadores políticos algunos militares activos, como el ministro de Relaciones Interiores mayor general Néstor Reverol y al director de la policía política SEBIN, mayor general Gustavo González López, ambos en la lista OFAC del Departamento de Estado de Washington y en el caso de Reverol, con un juicio abierto por narcotráfico en Nueva York. Si bien son altos oficiales de las fuerzas armadas, desde los tiempos de la presidencia de Hugo Chávez sus actividades ilícitas los ha convertidos en rehenes de sus propios delitos e individuos sumisos a las órdenes de La Cúpula, que pudiera prescindir de ellos simplemente sustituyéndolos en sus cargos de libre remoción. Ambos fueron “hombres” de Diosdado Cabello e intervinieron en las operaciones de narcotráfico del mal llamado Cartel de los Soles, pero ahora son operadores del principal grupo corporativo criminal. A éste circulo pertenece también la almirante Carmen Meléndez, que bajo el manto protector de la “primera combatiente” Cilia Flores ha sido ministra de la Defensa, de relaciones Interiores, del Despacho de la Presidencia y actualmente es gobernadora del estado Lara.
La Cúpula cuenta también con operadores funcionales como Mikael Moreno, presidente del Tribunal Supremo de Justicia, de Tibisay Lucena y las otras rectoras del Consejo Nacional Electoral, CNE, el órgano rector en materia electoral y sumiso a las instrucciones del Ejecutivo; Freddy Bernal, quien maneja y dirige la discriminatoria distribución y venta de las bolsas de comida llamadas CLAP e intenta reinar en el fronterizo estado Táchira; Jaqueline Coromoto Faría, actualmente ministra de Comunicaciones.
Las principales áreas delictivas de La Cúpula son corrupción, sobreprecios, sobornos, nepotismo, comisiones en cuánta obra pública se proyecte, tráfico de influencias y peculado.
Violando todo procedimiento constitucional se ha inventado una especie de suprapoder con la instauración de la Asamblea Nacional Constituyente. También cuenta a medias con las principales policías nacionales. La Cúpula posee un brazo armado propio: las bandas motorizadas armadas que se activan y desactivan para amedrentar, golpear o disparar contra los “enemigos políticos”. Igualmente cuenta con el apoyo, menos incondicional, pero apoyo al fin, de muchos de los Colectivos que gobiernan territorios de la parroquia 23 de Enero de Caracas y de otras ciudades de país.
La Cúpula maneja con total discrecionalidad el presupuesto de la Nación. Es sin duda el grupo más poderoso de Venezuela, por contar con los recursos económicos y logísticos del Poder. Sus principales áreas delictivas son la corrupción, sobreprecios, sobornos, nepotismo, comisiones en cuánta obra pública se proyecte, tráfico de influencias y peculado. Están involucrados en los escándalos de Odebrecht o las cuentas secretas en Andorra; así como en los multimillonarios negociados surgidos en torno al control cambiario impuesto en Venezuela desde el año 2002. Pero, sin duda el manejo sin controles de la estatal petrolera PDVSA, que antes de 1999 figuraba entre las 10 empresas más poderosas del mundo es su principal fuente de recursos; una segunda, pero no menos importante fuente de ingresos ilícitos gira en torno al control cambiario y los diferentes entes gubernamentales creados para administrarlo: CADIVI, SICAD 1, SICAD 2, SIMADI, CENCOEX... En ellos funcionó la opacidad y discrecionalidad y fueron el paraguas para muchos negociados, algunos burdos, otros más sutiles, para exponenciar fortunas ilegales.
Algunos miembros periféricos de La Cúpula intentaron también hacer sus propias jugadas con el narcotráfico y en 2015 cayeron con pasmosa inocencia en la trampa internacional que les tendió la DEA, lo que se conoce ahora como el caso de los Narcosobrinos Efraín Antonio Campo Flores y Francisco Flores de Freitas, sobrinos de sangre y de adopción de la primera dama Cilia Flores.
Miembros de La Cúpula participan y se benefician de la gran industria mafiosa llamada “pranato” que se permitió instaurar y consolidar en el sistema penitenciario venezolano y que genera millonarios ingresos a través de La Causa que deben pagar puntualmente los presos o sus familiares por sobrevivir u obtener cualquier mejora o beneficio, por el tráfico interno de drogas, prostitución y explotación sexual, por la comida, por vivir hacinados o gozar de alguna mínima comodidad. Las cárceles venezolanas son el infierno en el que reina como ministra del Servicio Penitenciario Iris Varela, a la que llaman “comandante fosforito” por sus encendidas y muchas veces violentas defensas del proceso revolucionario. Es la ministra que mas ha durado en una cartera porque más nadie en la estructura de poder quiere ese cargo. Varela no ha dudado en sacarse fotos en cama con alguno de los “pranes” o de sacar a presos para defender con armas a la revolución, como ocurrió en febrero pasado.
La Cúpula se aprovecha del poder, del acceso a información privilegiada y contar con la protección y la ausencia de controles o de investigación a sus actividades para hacer negocios semi legales o legales con el acceso a dólares a las tarifas preferenciales reservadas al Estado, la obtención de permisos de importación de alimentos y bienes de consumo, la distribución y reventa de alimentos y medicinas, la explotación ilegal o semilegal del oro, la minería a gran escala de criptomonedas, la explotación semi clandestina del oro, diamantes y coltán en el estado Bolívar y por supuesto, del uso y usufructo de bienes, aviones, vehículos, camionetas blindadas, escoltas y facilidades de todo tipo provistas por el Estado.
La Cúpula es responsable directa de muchos homicidios cometidos por las “bandas motorizadas”, su fuerza de choque, tanto en las olas de protestas públicas del año 2014 como en las del 2017; así como de las detenciones arbitrarias e ilegales; y torturas cometidas en los centros de detención hacia líderes y voceros de oposición, periodistas y oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana detenidos.
La Cúpula, en la que figura como miembro principal Nicolás Maduro, electo de forma dudosa en las elecciones del 2013 y que desde enero del 2019 ha usurpado la presidencia de Venezuela, también es la principal responsable de la crisis general y catastrófica que padece el país: hambre, emigración forzosa de 4 millones de venezolanos, muerte de niños y enfermos por falta de medicinas, inseguridad, carencia de los servicios más elementales y de los derechos fundamentales.
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