La caída del segundo avión Sukhoi de los 24 que Venezuela le adquirió a Rusia causó la muerte del general Raúl Virgilio Márquez Morillo y del capitán Nesmar José Salazar Núñez este miércoles 16 de octubre. Consultamos a un general de la Aviación, testigo del proceso de adquisición de esos aviones. Lo primero que hizo fue lamentar lo ocurrido con el general. “Cuando volábamos juntos, hablábamos mucho sobre la falta de mantenimiento de los Sukhoi y los contratos mal llevados. De eso es responsable el MG José Gregorio Pérez Escalona, ex comandante general de la Aviación y los otros que lo secundaron”.
En horas de la tarde de ayer miércoles el Sukhoi salía de la Base Aérea Cap. Manuel Ríos, para dirigirse a la Base Aérea en Barcelona, estado Anzoátegui, cuando ocurrió el lamentable accidente. “Era vuelo ferry porque los rusos están en Barcelona y hacia allá se dirigía para mantenimiento. Luego del despegue con plan de vuelo de traslado a Barcelona, viró bruscamente a la derecha que obligó a los tripulantes a activar la eyección, a baja altura con el lamentable siniestro”, describe un reporte militar.
El oficial que entrevistamos indica que “las sillas son diseñadas para garantizar la eyección a 0 pies 0 nudos, es decir parados. Lo que pareciese es que fallaron los controles de vuelo, es el mismo tema de los tanques de poliuretano. Puede ser que la pérdida de altura bruscamente generó gravedades negativas y afectó la salida de la silla, porque el problema es la falta de mantenimiento”.
Agrega que “muchas veces lo hablamos (con Márquez Morillo) sobre los materiales vencidos de los cartuchos de eyección, los cad pad, y sobre esos vuelos delicados con los aviones que tenían diagonales rojas, es decir parcialmente disponibles”.
Las fallas
El militar explicó que el negocio de los rusos al venderle los 24 aviones a Venezuela fue de 3.600 millones de euros (unos USD 4.000 millones) aproximadamente, con accesorios y equipos de apoyo en tierra. Es decir que cada uno costó unos 150 millones de euros (USD 166 M). Destaca que “los aviones Sukhoi 30, plataforma adquirida a Rusia y que entró en servicio para el año 2006, tuvo percances desde el principio. Ensamblados para Venezuela por la Empresa Sukhoi, no cumplió los debidos controles de calidad y no contó con el entrenamiento operacional dictado por pilotos militares rusos, sino por pilotos de prueba”.
Reveló que “presentaron fallas anticipadas e inauditas de vencimiento de la goma espuma de los tanques de combustible o poliuretano. No es de extrañar el vencimiento en los cartuchos de eyección, retrasos en el mantenimiento calendario y fallas en los sistemas de control de vuelo por horas de operación”. Ese sofisticado sistema estratégico requiere de los máximos controles de calidad, “que no fueron asegurados por las autoridades de la Aviación Militar y el Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada (Ceofanb). Las inspecciones capitales son extremadamente costosas por parte de los rusos, que incluso planteaban escenarios para el 2026, en sus propuestas de hacerle mantenimiento”.
Asegura que “la verdad es que los rusos estaban más interesados en venderle a Venezuela aviones nuevos que en reparar los Sukhoi. Y hacer los shows de empleo del Sistema para seguir Trazas de aviones de exploración volando fuera del espacio aéreo nacional. A eso se le agrega la incidencia de bajas, la falta de recursos y la ausencia de comandante general serio que se negara a aceptar esa situación. Son factores importantes que se cobraron la vida de estos experimentados pilotos”.
Mal uso del Sukhoi
Critica con énfasis que se use “una aeronave estratégica como el Sukhoi para seguir Blancos de Interés o BDI, que son ilícitos del narcotráfico. Es una patraña exhibicionista ya que no son aeronaves diseñadas para este tipo de misiones. Además de las mafias del combustible en Venezuela y los que controlan el apagado para mantenimiento de los radares, la posible causa de origen para luchar desde tierra con ese flagelo”.
“Este accidente, como el ocurrido en 2015 en Apure, demuestra la incapacidad de la Fuerza Armada, del Gobierno, de la Aviación en particular para asegurar la soberanía, la vida de los pilotos y la inversión de cuantiosas sumas de dinero de los venezolanos”.
Los pilotos que se mataron el 17 de septiembre 2015 en Apure no se eyectaron y habían sido conducidos por el Comando de Defensa Aeroespacial Integral (CODAI) arriesgándole la vida. Es decir, fueron llevados por los radares de interceptación de aviones los JYL1 o JY11B. "Usar un avión estratégico para buscar una tara o avioneta, es asimétrico y contraproducente, agregándole que hacerlo de noche es por demás arriesgado, peligroso e irresponsable”.
Explica el oficial que “el avión que cae en Apure en el 2015 cuando estaba cazando a un avión del narcotráfico, sobrevolaba la zona a donde fue llevado por el CODAI, durante la madrugada. Aparentemente en una pista no preparada, clandestina, encendieron un improvisado balizaje que al parecer desorientó al piloto que bajó mucho y se estrelló”. En ese accidente fallecieron los capitanes Ronald Enrique Ramírez Sánchez y Jackson Adrián García Betancourt.
Le preguntamos para qué realmente deben ser usados los Sukhoi. “Son para incursores, para amenazas externas como un F15 Eagle o un F16 o antibuques como ocurrió en Las Malvinas. Son para operaciones llamadas contra fuerzas aéreas, contra aeronaves estratégicas, aeronavales, interdicción, interceptación, bombardeo estratégico, entre otras de defensa”.
Un desastre
Confiesa que asistió a muchas reuniones con los rusos y asegura que “son muy desleales en las negociaciones con Venezuela. Son tramposos, chapuceros y todo es billete de por medio. Ellos no transfieren nada de tecnología. Solo enseñan mantenimiento de 1er escalón y si acaso de 2do escalón”.
Con el general Virgilio Márquez Morillo “lo hablábamos a cada rato, pero él tenía temor de hablar más abiertamente por la persecución y la cantidad de delatores, pero sabíamos la cantidad de problemas logísticos de ese sistema. Para comenzar ese no era el que debieron adquirir”.
Finaliza diciendo que “el proyecto Sukhoi fue un desastre desde el inicio. Esos proyectos rusos con la mano de Veximca (Venezolana de Exportaciones e Importaciones, C.A.) siempre tenía a lobbistas cubanos, con grandes comisiones. Los sistemas de armas rusas no tienen confiabilidad, garantías, controles de calidad, porque son muy artesanales y muy desordenados hasta cuando trabajan”.
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