En estos momentos la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) se debate entre fuertes corrientes internas, cuando se maneja la inminente salida del General en Jefe Vladimir Padrino López del Ministerio de la Defensa, cargo en el cual Nicolás Maduro lo iría a sustituir por el Almirante en Jefe Remigio Ceballos Ichaso. Surge la voz crítica y de alerta de un oficial que estuvo muy cercano a Hugo Chávez, no solo por ser su cadete guía en la institución armada sino su secretario de despacho. Él es el teniente coronel retirado (Ej) Emiro Antonio Brito Valerio.
Dirigiéndose a la oficialidad castrense, especialmente al Alto Mando, en la persona del Ministro de la Defensa, en un escrito que titula Fibra Ciudadana, les pregunta: “¿Cómo explicarle a Dios, al mundo y a todo un país, que a ustedes se les pervirtió el alma? ¿Es que acaso, ustedes piensan que son el eslabón final de una Institución, que tiene más de 200 años y para la cual ustedes, son y serán siempre, un enredo nodal involutivo en el devenir del tiempo?”.
Les dice que “ni siquiera sus cenizas servirán para algo. La Nación deberá barrer y limpiar muy bien el mesón de trabajo, del polvo que serán ustedes para no contaminar con su rastro, la nueva arcilla, que dará forma al venezolano en lo adelante, al ciudadano, al paisano, al militar”.
Brito Valerio, nacido el 3 de junio de 1952, pertenece a la promoción 1974 “General en Jefe José Ignacio Pulido” del Ejército venezolano; ocupó destacados cargos en el gobierno de Hugo Chávez, entre ellos ser su secretario privado, ministro consejero de la Embajada de Venezuela en Cuba, embajador de Venezuela en Brasil y secretario privado del entonces presidente.
Hoy dice que “de la boca dislocada de un cretino con poder, llamado Hugo Chávez, salieron las charlatanerías y las ofensas, que convirtieron a muchos de nuestros honorables y venerables maestros, en bribones de una Institución, a la que entregaron con devoción y desinterés, los mejores años de su vida”.
Reconoce que “¡Claro! que también tuvimos “malos”, pero eran una excepcional minoría y “todo mundo” los conocía y sabía cómo y por qué llegaron. Nunca fueron la generalidad. ¡Nada que ver con lo que ustedes son ahora! Una gris generalidad que tomó por asalto todos los espacios, los grados y las jerarquías”.
Con profunda amargura los señala de haber abandonado “la mística del trabajo diario de cuartel, para dedicarse a los negocios, el juego, los lujos, la francachela, las fincas, las haciendas, los yates, los vicios y la “nueva vida”. Por eso, no les quedó sino someterse a la indignidad, de ser mandados por un impostor de falsa nacionalidad y usurpador de un poder, que se lo ha transferido a un “pedazo de isla” como es Cuba, y que ustedes han aceptado sumisa, cobarde y traidoramente, convirtiéndose en vergüenza y verdugos de su propio pueblo”.
Ninguno se salvará
Increpa a la alta oficialidad del Alto Mando y los señala de jugar para conveniencia propia y que por ello “tienen un verdadero brebaje cerebral castrista, donde mezclan: soberanía, Estado, nación, autodeterminación, obediencia debida (concepto cuestionado y sancionado por el mundo libre), partido y Fuerzas Armadas, la misma formulita que inventó Fidel Castro para someter fraudulentamente a los cubanos y para erigir su hegemonía en esta parte del mundo, pero sin tocar para nada el término: ¡Libertad!”
A su juicio esos conceptos se utilizan “para destruir la Democracia y tratar de aplicarlos torcidamente para acabar con la libertad. Ése es el “pa’lante y pa’tràs” del que ustedes no salen en sus discursitos y que tienen todos ustedes en la cabeza, que sólo les sirve para ponerse la gorra y algunos ni siquiera se la saben poner, mucho menos llevar”.
Cita a Simón Bolívar en aquello de que “Un soldado feliz no adquiere ningún derecho para mandar a su Patria, no es el árbitro de las Leyes ni del Gobierno, es el defensor de la libertad”.
Los señala con dureza. “Ustedes no sólo han sido árbitros, sino que se han convertido en parte y se han declarado socialistas. ¡Es la libertad, bellacos! lo que tenían que defender”, dice, citando nuevamente a El Libertador: Quisiera tener una fortuna material, para dar a cada colombiano (Gran Colombiano), pero no tengo nada más, que un corazón para amarlos y una espada para defenderlos. Dirigiéndose al Alto Mando: “¿Y ustedes, ¿qué y cuánto darán y dejarán a los venezolanos que han sufrido su traición y su cobardía?”
Recuerda que la Ley Orgánica de la Fuerza armada y el Reglamento de Castigos Disciplinarios N° 6: No puede ser militar el cobarde, el que carezca de dignidad, pundonor ni el de relajada conducta, pues mal puede ser guardián de la Gloria, Honra e Independencia de su Patria, quien tenga miedo al sacrificio o ultraje sus armas con Infames vicios.
Finaliza diciendo el teniente coronel Emiro Brito Valerio, “ninguno de ustedes se salva de estas sentencias. ¿Estás leyendo Padrino López?”.
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