La cruel trampa de la Dirección de Contrainteligencia venezolana para no cumplir con la orden judicial de liberar a tres detenidos

La Justicia dispuso que se vayan a sus casas, pero el general Carlos Enrique Terán Hurtado, a cargo de la Dgcim, urdió un maléfico plan

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El matrimonio de María Delgado
El matrimonio de María Delgado y Juan Marrufo

Cada director de Investigaciones que llega a la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim) le imprime su propio sello de maldad o perversidad al cargo. Con el coronel Franco Quintero se instaló la fabricación de expedientes con testigos estrellas, contra militares, además de la tortura de la mano del Mayor Granko Arteaga, jefe de la División de Asuntos Especiales (DAES). Con el coronel Hannover Esteban Guerrero fue la violencia física, pero sobre todo psicológica contra presos y familiares. El nuevo jefe, el general Carlos Enrique Terán Hurtado, controla a través de un siniestro plan con donaire de la inteligencia, pero con terrorífica crueldad, las esperanzas de los detenidos.

Terán Hurtado es general de Brigada, el número 43 de la promoción 1994 General en Jefe José Antonio Paéz II. Él sustituyó al coronel Hannover Guerrero, quien fue destituido por el estallido de protestas y quejas en su contra. Entre los cambios que Terán hizo es que los exámenes forenses a los detenidos se hacen sin presencia de los custodios torturadores. Además, permitió libros, fotos, chucherías, regularizó un poco la salida al sol de los presos, les facilitó el ingreso de algunos elementos que hicieron menos brutal la vida en esos inmundos sótanos.

Le mantiene ciertos privilegios a los generales Pedro Naranjo y Morales Guitián. No duró mucho el encanto. El general Terán Hurtado acaba de demostrar que su sello va a ser otro. Lo acaba de demostrar con los casos del Coronel (GNB) Juan Francisco Rodríguez Dos Ramos y el matrimonio de María Auxiliadora Delgado Tabosky y Juan Carlos Marrufo Capozzi.

Era comandante de la GNB

Era director antidrogas de la Inspectoría General de la Fuerza Armada (Ingefan), adscrita al Ministerio de la Defensa, cuando al coronel de la Guardia Nacional Rodríguez Dos Ramos se lo llevan de su casa detenido el 22 de marzo 2019. Como es costumbre ya, por la DGCIM, lo desaparecen hasta el día siguiente. Aún así en las actas dice que lo detuvieron el 23. El día 26 lo presentan en el Tribunal Primero de Control Antiterrorismo de la jueza Carol Bealexis Padilla Reyes de Arretureta.

Los fiscales Farik Mora y Dinorah Bustamante solicitan imputación por los delitos de terrorismo, intento de magnicidio, conspiración y asociación para delinquir. Como la única prueba era cruce de conversaciones con el general (GNB) y experto antidrogas Héctor Hernández Da Costa, quien también está detenido, tuvieron que desestimar casi todos los delitos y solo le dejaron el de conspiración, porque el coronel explicó que era lógico que él mantuviera comunicación con Hernández Da Costa: era su jefe.

Pasaron los 45 días, no hay acto conclusivo y la fiscal solicita libertad bajo fianza el 26 de mayo 2019; el Tribunal lo acuerda el 10 de junio. La defensa consigna la boleta de excarcelación en la Dgcim el 11 de junio. En el cuerpo de Inteligencia Militar mentían negando haberla recibido. Nuevamente los abogados logran después de varios esfuerzos consignar la boleta certificada. Hay que destacar que la Dgcim se niega a recibir escritos de abogados defensores o de particulares. Aún así sigue ignorando que Dos Ramos debe estar en libertad.

Pero paralelamente a ese caso, ocurría algo similar con el matrimonio de María Auxiliadora Delgado Tabosky y Juan Carlos Marrufo Capozzi, detenidos por el caso de los drones; ellos tenían boleta de excarcelación que la Dgcim ignoraba. Llegado agosto y agotada las instancias la defensa solicita un habeas corpus y el tribunal Cuarto de Terrorismo determinó que el violador del derecho no era el Tribunal Primero, quien se había negado a emitir otra boleta luego que la Dgcim desapareciera la primera, pero que la Dirección si debía dar cuenta de lo ocurrido y así se lo hacen saber al jefe de la misma, el general (Ej) Iván Hernández Dala, a quien le preguntan que diga si el coronel Rodríguez Dos Ramos estaba en la Dgcim y que, si estaba, explicara qué motivos tenía para no cumplir la excarcelación. El director de la Dgcim jamás respondió. Pero apareció el Plan B.

El coronel Rodríguez Dos Ramos
El coronel Rodríguez Dos Ramos

La trampa

A partir de ese momento, el general Terán Hurtado le dijo al matrimonio Marrufo y al coronel Rodríguez que saldrían en libertad. Incluso les ofreció un carro de la Dgcim para llevarlos a su casa. Fue alimentando las esperanzas de libertad de los tres detenidos. En los sótanos de la Dirección los esbirros montaron una estrategia. Les impusieron algunas condiciones “nada difíciles” para que su libertad se cumpliera sin problema alguno. “Los van a llevar funcionarios, pero eso sí, nada de familiares ni abogados”.

Y todos los días el general Terán Hurtado le decía a Juan Carlos Marrufo que ya lo iba a liberar, pero le colocaba excusas, tales como: “Hoy no se pudo porque había unos periodistas ahí afuera”, “mañana no habrá problema, cuando los abogados dejen de hacer exigencias”, etc.

Los miércoles son los días de visita de los abogados. A la abogada de los Marrufo les informaron que no podía bajar a los sótanos porque sus defendidos habían salido en horas de la madrugada. La abogada reclamó con firmeza, amenazó con tomar acciones hasta que un funcionario le dijo: “Doctora, disculpe la información equivocada, sus defendidos siguen aquí, en un rato podrá verlos. Y felicitaciones por su trabajo, que bueno que ya puede llevarse a sus representados”.

Cuando los abogados del coronel Rodríguez llegaron, les informaron que no podían bajar a ver al detenido porque lo iban a dar en libertad. “Solo esperen un momento. Sabe que como hay reglas nuevas impuestas por el general Terán Hurtado, al coronel lo vamos a llevar hasta su casa en una unidad de la Dgcim, para evitarnos problemas. Allá se lo entregan sano y salvo”.

Todos los funcionarios repetían el mismo libreto: “Felicitaciones, ya sus defendidos salieron” e incluso abrazaban a los abogados. Pero ya la estrategia estaba andando. Los Dgcim esperaron a que los abogados que estaban en la visita se marcharan y cuando ya casi no quedaba nadie, uno de ellos se acercó a la abogada de los Marrero a eso de las 12 del mediodía: “Que pena doctora, hubo un error. Sus defendidos fueron liberados esta madrugada”.

Dirigiéndose a los abogados del coronel murmura: “Váyanse, que ya lo van a llevar a Chacao”, porque en ese sector de Caracas tiene su apartamento el oficial.

Lo macabro

Cuentan vecinos del coronel Rodríguez Dos Ramos que en efecto una unidad de la Dgcim llegó con el oficial detenido a su lugar de residencia. Lo bajaron del vehículo, pero ahí había un grupo grande de guardias nacionales con sus armas largas, que agarraron al coronel y lo metieron en una de sus unidades. “Usted tiene una orden de captura por el juez José Márquez”, suplente de la jueza Carol Padilla.

Durante cinco horas no hubo información sobre el coronel, la alarma se prendió en las redes sociales de amigos y familiares exigiendo saber dónde estaba y ante el temor de que lo hubiesen asesinado. A las 6 de la tarde el oficial se comunica para informar que se encuentra en el Destacamento 51 Unidad Móvil de la Guardia Nacional, ubicado en El Paraíso.

Ayer jueves se esperaba su presentación en el tribunal, pero como le están elaborando un nuevo expediente, no lo hicieron y será este viernes cuando eso ocurra. Mientras tanto el destino de la pareja Marrufo es tan aterradora como la del coronel. El general Terán Hurtado ordenó que los llevaran en una patrulla de la Dgcim hasta su vivienda en Valencia, a menos de 200 kilómetros de Caracas.

Durante el viaje los funcionarios de la Dgcim les dijeron: “Qué bueno que ustedes están libres”, los palmeaban, “qué se siente estar en libertad”. La conversación se torna amena. Los esposos están felices haciendo planes para lo que harán después. De repente, cundo llevaban unos 125 kilómetros recorridos y se aproximan al sector Palo Negro de Maracay, el chofer de la patrulla se detiene y los esbirros de la Dgcim le dicen a los Marrufo: “Bájense aquí”.

Ellos le argumentan que no tienen dinero ni para tomar un taxi. Los funcionarios insisten: “Vamos, vamos, bájense”. La pareja, que ha recibido durante meses el maltrato de la Dgcim, se baja de la patrulla. De inmediato fueron rodeados por gran cantidad de efectivos de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES). Los detuvieron y los llevaron a la sede de FAES en el sector San Diego de Valencia. Ellos permanecieron incomunicados. A la medianoche trasladaron a la pareja de regreso a Caracas y los recluyeron en la sede de FAES en La Quebradita.

Todo fue una trampa para que el general Terán Hurtado cumpliera con las boletas de excarcelación, pero a su vez montara una maniobra y se lo entregara a otros funcionarios del Gobierno mientras les arman otros expedientes y mantienen detenidos al coronel Rodríguez Dos Ramos y a los esposos Marrufo. Ese hecho tiene un antecedente y fue con el general en Jefe Raúl Isaías Baduel.

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