El régimen de Nicolás Maduro enterró este miércoles el cuerpo del capitán de corbeta venezolano Rafael Acosta Arévalo. Sin embargo, las autoridades chavistas realizaron el proceso de forma unilateral y sin participación de la familia del militar.
"Denuncio el procedimiento ilegal que está haciendo la morgue de Bello Monte, la cual hará entrega controlada del cuerpo de mi esposo, así como lo hicieron con Óscar Pérez", denunció Waleswka Pérez, esposa de Acosta Arévalo, en un video publicado en su cuenta de Twitter.
El Tribunal 36 de Control del área metropolitana permitió la liberación del cadáver para su entierro.
El mismo fue depositado en el cementerio del Este, en Caracas, bajo custodia de la Policía Nacional Bolivariana (PNB).
Desde temprano se supo que las autoridades del régimen realizarían la "inhumación controlada", sin participación de los familiares. Finalmente, el entierro se llevó a cabo pasadas la una de la tarde.
La Policía chavista, en ese momento, cerró los accesos al cementerio.
La familia denunció que su voluntad era que el cuerpo de Acosta Arévalo fuera llevado a Maracay, estado Aragua, donde reside la mayor parte del grupo familiar.
También denunció el procedimiento el abogado de la familia, Alonso Medina Roa, quien indicó que la forma en que fue entregado el cadáver corresponde a una inhumación controlada por las autoridades del régimen.
Al ser consultado por el resultado de la autopsia practicada al militar, respondió: "Yo lo maté y yo lo entierro. Algo así se puede interpretar esto".
"Hoy nos sorprenden con esta inhumación controlada", agregó.
Quien volvió a denunciar los atropellos del régimen fue el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro. A través de su cuenta de Twitter, apuntó: "La dictadura de Maduro sigue avasallando derechos y cometiendo crímenes. Exigimos la entrega del cuerpo del capitán Acosta a su viuda de acuerdo a los procedimientos legales establecidos y los a principios de la más básica humanidad".
Acosta Arévalo murió el pasado sábado 28 de junio tras ser brutalmente torturado por agentes de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim). A esa conclusión llegó la autopsia que le fue practicada.
La causa de la muerte fue "edema cerebral severo debido a insuficiencia respiratoria aguda, debido a rabdomiólisis por politraumatismo generalizado", señaló el informe.
"Rabdomiólisis: síndrome de necrosis muscular que presentan las víctimas de terremotos, bombardeos, derrumbes de edificios. Es decir, que el capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo fue literalmente aplastado", subrayó la periodista Lisseth Boon.
El pasado 22 de junio, Waleska Pérez, esposa del militar asesinado, denunció la desaparición física de su marido y contó que había hablado con él por última vez a las 14:00 del día anterior, mientras se encontraba en una "reunión personal" en Guatire, estado Miranda.
Juan Guaidó, presidente interino de Venezuela, se pronunció sobre este crimen apenas se conoció públicamente: "No hay palabras para describir este abominable hecho. Hemos establecido contacto inmediato con la familia y la comisión de la ONU en Venezuela. He girado instrucciones a embajadores y al equipo internacional para elevar la denuncia a Gobiernos y especialmente a la Alta Comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet".
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