Colas kilométricas y hasta de varios días para surtirse de gasolina se registran en los últimos días en varias zonas de Venezuela, una potencia petrolera que ha visto desplomarse su producción y refinación de crudo en medio de la peor crisis en su historia reciente.
"Estoy haciendo la cola desde ayer, tengo compañeros que la están haciendo desde hace dos días", comentó Edwin Contreras en la ciudad de San Cristóbal, en el estado de Táchira, fronterizo con Colombia.
"Lo que nos preocupa es que no llegue la gandola (camión cisterna) de gasolina y por tanto tengamos que quedarnos hasta el domingo o martes", señaló este maestro de 36 años, impedido de ir a trabajar en los últimos días por la falta de combustible.
Aglomeraciones de vehículos también se presentaban en estaciones de Ciudad Bolívar (sur). "Dios quiera que no se acabe la gasolina", pidió Giovanni Romero, tras una fila de seis horas.
Fotos y videos en las redes sociales mostraban puntos del país, como los estados Zulia y Lara (noroeste), con filas de vehículos de varias cuadras esperando para repostar, así como protestas espontáneas por la situación e incluso escaramuzas en estaciones cuando alguien intentaba colarse.
(Escasez de combustible en San Cristobal)
(El panorama en Barquisimeto)
A la falta del producto, se suma en algunas ocasiones la corrupción, denuncian usuarios. Alguien con divisas "le paga a los funcionarios (que resguardan las estaciones de servicio) y entra de una vez, pero quienes no contamos con eso tenemos que hacer la cola de dos o tres días", dijo Franchesco Vidal en San Cristóbal.
Con un crisis que llevó al PIB de Venezuela a contraerse 50% desde 2014, la producción petrolera, fuente del 96% de los ingresos del país, "ha venido disminuyendo significativamente", explicó a la AFP el economista Jesús Casique.
Hace una década alcanzaba 3,2 millones de barriles por día y en abril pasado fue de 1,04 millones, según la OPEP. Esta debacle ha llevado a una "desinversión" y al "abandono del parque del sector petrolero", mermando la refinación, dijo Casique.
Con una industria limitada aún más por las sanciones estadounidenses contra la estatal PDVSA, Venezuela ha importado combustible para satisfacer la demanda interna, de unos 250.000 barriles diarios, según estimaciones del economista.
El país tiene la gasolina más barata del mundo -con un dólar se compran 5.400 litros-, pero la dificultad es conseguirla.
"O echamos gasolina o no trabajamos", se quejó en San Cristóbal el talabartero Jean Carlos Castillo, quien debió recurrir al mercado negro, donde una garrafa de 20 litros cuesta casi 10 dólares.
En Caracas, menos golpeada por la escasez, también se registraban colas en las estaciones de servicio por nerviosismo.
"Las cosas están muy malas, en el interior del país no hay, y al gobierno no le importa nada. Tengo medio tanque lleno y prefiero llenarlo igual", dijo María Teresa Ayala, abogada de 55 años, en Chacao, en el este de la capital.
(Con información de AFP)
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