El reverendo Jesse Jackson logró entregar este miércoles comida a los activistas a favor de Nicolás Maduro que permanecen en la embajada de Venezuela en Washington, tras un forcejeo con venezolanos que apoyan al presidente interino Juan Guaidó y llevan semanas haciendo guardia ante al edificio.
Jackson, quien ha sido precandidato demócrata a la Presidencia de EEUU, introdujo varias bolsas con alimentos en una mochila que los activistas colgaron de una ventana con una cuerda.
"No importa de qué lado se esté en la crisis política y cada vez más violenta en Venezuela. EEUU nunca debería apoyar el cambio de un régimen mediante un golpe militar", explicó el también defensor de los derechos civiles, antes de llevar las provisiones.
"No podemos proclamar que somos la democracia más fuerte del mundo y al mismo tiempo alentar la toma militar del poder en cualquier parte del mundo", añadió.
Venezuela afronta una crisis política y social que se acentuó después de que el 23 de enero el líder del Parlamento, Juan Guaidó, se declaró mandatario interino al invocar unos artículos de la Constitución venezolana.
La oposición venezolana, que no reconoce el nuevo mandato de seis años que juró Nicolás Maduro el pasado 10 de enero, al considerar ilegítimas las elecciones de mayo del año pasado, asegura que el país atraviesa una "emergencia humanitaria compleja" y ha pedido ayuda a la comunidad internacional para atenderla.
Este miércoles, cuando el fundador de la organización "Rainbow PUSH" por los derechos civiles depositaba los víveres en una bolsa de deportes para que posteriormente fuera izada con una cuerda hasta la ventana en la que estaban apostados los activistas, varios opositores venezolanos intentaron impedirlo y se desencadenó un forcejeo.
En ese toma y daca, varios participantes se agarraron de las camisetas y se propinaron insultos, sin llegar a las manos.
Finalmente, los suministros de comida alcanzaron la ventana, donde dos activistas tiraban de la cuerda.
Las puertas de acceso a la legación permanecen bloqueadas y varios agentes del Servicio Secreto estadounidense rodean el edificio, donde ya no hay agua ni electricidad.
Durante el rifirrafe de este miércoles las fuerzas de seguridad estadounidenses no intervinieron, aunque estuvieron presentes en todo momento.
"No podemos poner a Venezuela en sumisión, hay que utilizar la diplomacia, sentarse en una mesa y llegar a una resolución", defendió Jackson en declaraciones a la prensa entre gritos de los opositores que piden la salida de los activistas que apoyan a Maduro.
Además, el reverendo cuestionó la influencia estadounidense en algunos países que viven situaciones de conflicto como Yemen y Siria.
Varias personas portaban pancartas que pedían a Jackson que no ayudara a los activistas: "Señor Jackson, ha luchado por el bien en su país, por favor, no apoye todo lo que es malo para nosotros. Venezuela libre", decía una de las consignas.
Sin embargo, el reverendo paseó de la mano con las líderes del grupo "Code Pink", que lidera a los activistas que resisten dentro de la embajada para evitar que los enviados a EEUU de Guaidó tomen el control de la sede diplomática con el apoyo estadounidense.
La embajada venezolana, en el acomodado barrio de Georgetown, se ha convertido en un símbolo de la lucha del poder dentro de Venezuela.
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