Luego de que el pasado 30 de abril el presidente interino Juan Guaidó lanzara la fase final de la Operación Libertad, Estados Unidos reveló que durante semanas mantuvo contactos directos con altos funcionarios del régimen chavista para derrocar al dictador Nicolás Maduro. Los dirigentes en cuestión fueron Vladimir Padrino López (ministro de Defensa), Maikel Moreno (presidente del Tribunal Supremo de Justicia) y Cristopher Figuera (ex director del Servicio Bolivariano de Inteligencia).
Éste último fue el único de los tres que "cumplió" su palabra, exigió a Maduro dar un paso al costado y se desligó del Sebin. Hoy, en consecuencia, se encuentra recluido en un lugar desconocido por temor a represalias.
Tras el fallido alzamiento militar, el régimen volvió a aplicar mano de hierro. Maduro intentó mostrar unidad al encabezar actos rodeado de militares, mientras que la Asamblea Nacional Constituyente, presidida por Diosdado Cabello, apuntó contra un grupo de diputados opositores.
Tras un fallo del TSJ, la Constituyente le quitó la inmunidad parlamentaria a Henry Ramos Allup (AD), Luis Germán Florido (Independiente), Marianela Magallanes López (LCR), José Simón Calzadilla Peraza (Movimiento Progresista), Andrés Enrique Delgado Velázquez, Américo De Grazia (LCR), Richard José Blanco Delgado (ABP), Freddy Superlano (VP), Sergio Vergara (VP) y Juan Andrés Mejía (VP).
Fuentes consultadas por el diario español ABC aseguraron que haber dejado fuera de las negociaciones a Cabello "fue un grave error del régimen". "Por eso, el número dos de Maduro se está tomando la revancha asumiendo un mayor control político y liderando la represión contra diputados opositores", indica ese medio.
"La Justicia va a llegar, eso no lo duden (…) no nos desesperemos", había advertido Cabello días después de la Operación Libertad, en alusión al allanamiento de la inmunidad a los diputados que apoyaron a Guaidó en su intento de encabezar un alzamiento militar.
El pasado 8 de mayo, agentes del Sebin secuestraron al diputado Edgar Zambrano, vicepresidente de la Asamblea Nacional, quien en este momento se encuentra recluido, e incomunicado, en el Fuerte Tiuna.
Tras esa arremetida del régimen, varios diputados decidieron refugiarse en diferentes embajadas para evitar ser detenidos. El mismo Leopoldo López, quien fue liberado por militares sublevados el 30 de abril, se refugió en la embajada española.
Los parlamentarios Mariela Magallanes y Américo De Grazia, ambos del partido La Causa R, se encuentran en la residencia del embajador italiano en Caracas. "Están bien, tranquilos y bajo resguardo. Sabemos que todo el que enfrenta a Maduro arriesga su vida. De Grazia era un objetivo militar por denunciar las mafias que controlan el oro en el Arco Minero; y Magallanes, por liderar las investigaciones y la lucha contra el Clap, un programa de alimentación para el control social de Maduro", manifestó Diego Mendoza, portavoz de los dos diputados, a ABC.
Otro que optó por ponerse a resguardo en la embajada de otro país es Richard Blanco, de Alianza Bravo Pueblo (ABP). "Yo estoy sin mi familia en la residencia del embajador [de Argentina] en condición de huésped, pero mi lucha es en la calle (…) No puedo salir porque aquí estoy resguardado. Yo entré y me recibió el embajador con mucho respeto, con mucha consideración. Esta decisión fue consultada con mi familia y es personal, pero será temporal".
Si bien sabe que aún necesita el apoyo de una facción mucho mayor de la Fuerza Armada, Guaidó remarcó este sábado que "el 30 de abril marcó un antes y un después en el accionar" del cuerpo castrense.
"Quedó muy claro que no cuentan con el respaldo de la Fuerza Armada. Hay una ruptura y lo saben, ese es el miedo del régimen", sostuvo.
Por su parte, este domingo, el general de división Ramón Rangel, quien participó del intento de golpe de Estado a Carlos Andrés Pérez el 27 de noviembre de 1992 junto con Hugo Chávez, divulgó un video en el que deja expuestas sus diferencias con la dictadura de Nicolás Maduro y llamó al Ejército a apegarse al artículo 328 de la Constitución Nacional y desconocer al dictador.
De esta manera, mientras Maduro y Guaidó se disputan el respaldo de los militares, Cabello opera distanciado del dictador y asume el control de la represión y de la persecución en Venezuela.
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