Las casas de varios diputados, o las de sus familiares, amanecieron vandalizadas por grupos de colectivos chavistas. Las víctimas fueron William Dávila, Milagros Eulate, José Manuel Olivares y Beatriz Martínez, todos diputados opositores al régimen de MAduro.
"William, vamos por tí. Te tenemos vigilados", así amenazaron al diputado Dávila. "Amenazas en mi casa materna en Mérida, para amedrentarnos y ceder en la lucha. ¡Es una sistemática violación de mis derechos! Pero nada nos desviará del rumbo del cese de la Usurpación", respondió el opositor. Y agregó: "¡No aflojaremos en la lucha!".
Una situación parecida vivió la diputada Milagros Eulate. En su caso, los colectivos incluso se animaron a firmar la amenaza. "Vamos por tí, Eulalia. los colectivos", se podía leer en las paredes rosadas de su casa. "Así amanece pintado con un recordatorio de amenaza hacia mí persona el bloque donde resido en Catia La Mar. Matones serviles del usurpador en horas de la madrugada. Sigo en pie de la mano de Dios por una venezuela Libre", contestó la diputada en su cuenta de Twitter.
El diputado José Manuel Olivares reveló en su cuenta de la red social que también fue blanco de los colectivos. Esta vez atacaron una de las fundaciones de ayuda humanitaria que gestiona su madre: "Así amaneció la sede de la Fundación Manos para Vargas en Pariata, que es dirigida por mi mamá. Hago responsable a Nicolás Maduro de lo pueda pasarle a mi mamá o a las instalaciones de la fundación".
La diputada María Beatriz Martínez corrió la misma suerte. "Sigue el amedrentamiento. Así amanecieron hoy paredes de la urbanización donde vivo en Guanare, Portuguesa, siguen las amenazas. Hago responsable al régimen de Nicolás Maduro de mi integridad y la de mi familia", denunció.
Los colectivos chavistas son el brazo armado del régimen. Grupos paramilitares que utiliza Maduro para amedrentar a los opositores y desalentar la movilización social contra el chavismo. Y se financian a través de los planes sociales, les otorga partidas para sus proyectos culturales y gestionan tareas públicas como la distribución de alimentos.
Desde 2014, el régimen se dio cuenta de que usar a los colectivos es una estrategia eficaz para disuadir a la población de movilizarse. Y como esta madrugada, no siempre actúan con armas de fuego, sino que a veces es suficiente con dejen pintadas o que exista una aglomeración de 20 colectivos en moto recorriendo Caracas para lograr el efecto.
Estos grupos recorren la ciudad encapuchados, en motos, armados… Cumplen una función simbólica atemorizante.
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