La embajada de Venezuela en Italia no puede pagar los salarios ni el alquiler

Lo admitió el embajador Julián Isaías Rodríguez Díaz, quien sostuvo: "Tenemos una deuda pendiente de casi 9 millones de euros"

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El embajador venezolano en Italia,
El embajador venezolano en Italia, Julián Isaías Rodríguez Díaz

La embajada de Venezuela en Roma lleva tres meses sin poder pagar el alquiler de su sede ni los salarios de más de una decena de empleados locales debido a las sanciones financieras internacionales contra el régimen de Nicolás Maduro.

Así lo admitió este martes el embajador venezolano, Julián Isaías Rodríguez Díaz, quien denunció en una conferencia de prensa las medidas adoptadas por bancos internacionales para estrangular al régimen de Caracas y que impiden la transferencia de fondos.

"Debemos tres meses de alquiler y hemos recibido ya un aviso para desalojar la sede, aunque, como llevamos 25 años con esa inmobiliaria, han esperado tiempo de manera excepcional", explicó.

También informó de que once empleados locales de la embajada llevan cuatro meses sin recibir su salario.

Debemos tres meses de alquiler y hemos recibido ya un aviso para desalojar la sede

"Dos de ellos han renunciado a su trabajo, pero los otros, que llevan mucho tiempo con nosotros, se han mantenido por solidaridad y porque tienen esperanzas de que se resuelva la situación", añadió.

El bloqueo bancario ha dejado, además, en el aire un acuerdo de asistencia médica que Venezuela tiene suscrito desde hace 9 años con la organización italiana ATMO (Asociación para el Trasplante de Médula Ósea), por el que pacientes venezolanos, especialmente niños, reciben tratamiento en hospitales italianos.

"Ahora tenemos una deuda pendiente de casi 9 millones de euros, ya que los gastos incluyen no solo el traslado y el tratamiento médico -que se prolonga entre tres y seis meses para estos casos-, sino también la estancia y manutención de los familiares que acompañan al enfermo", explicó el diplomático.

Ahora tenemos una deuda pendiente de casi 9 millones de euros

"En noviembre pasado, ATMO nos envió una notificación de que debíamos pagar o se suspendían los tratamientos, tras lo cual se giró la transferencia al Novo Banco de Portugal, pero los bancos se atemorizan por las presiones de Estados Unidos y por ello se bloqueó el dinero destinado a la Asociación", añadió.

La continuidad del tratamiento a los 25 pacientes que están en estos momentos en Italia está en peligro, dijo Rodríguez Díaz, quien informó de que el pasado 27 de abril falleció un niño de ocho años ingresado, aunque no lo ligó directamente con la sanción.

"Pero lo que está claro es que no podrán venir más pacientes. El convenio con ATMO está paralizado", subrayó.

El diplomático venezolano agradeció, por otra parte, la posición del Gobierno italiano, que se ha desmarcado del resto de sus socios de la Unión Europea y no ha reconocido al jefe de la opositora Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como presidente interino.

"Los gobiernos europeos están maniatados por las decisiones de la UE, que se toman por consenso, e incluso el propio Gobierno italiano, que ha sido una excepción en Europa, se siente presionado por esa posición europea", señaló.

Italia no reconoce al Gobierno de Maduro, pero tampoco al del llamado presidente interino

"Italia no reconoce al Gobierno de Maduro, pero tampoco al del llamado presidente interino. Eso ha impedido que Europa se abalance contra Venezuela", dijo.

Afirmó que tiene una "excelente relación" con el Ministerio de Exteriores italiano -"nos reunimos con frecuencia"- y opinó que "ha habido un avance, y Europa está empezando a entender" que se ha equivocado con el reconocimiento de Guaidó, a raíz de un informe jurídico alemán.

El embajador indicó que también mantiene "muchos contactos con el Vaticano, algunos directamente con el papa Francisco y otros con el secretario de Estado, (Pietro) Parolin".

"Pero el Vaticano tiene un problema parecido al de Venezuela. La curia, que es como el parlamento vaticano, no siempre está del lado del papa y tiene una posición muy conservadora", que en Venezuela se traduce en que la Conferencia Episcopal y la oposición política "no se distinguen".

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