"El informe presenta la esperanza que todos sentimos al comenzar el año, cuando Juan Guaidó unificó a la oposición contra Nicolás Maduro e inspiró a la comunidad internacional", comenzó Michael Camilleri, "pero también la perplejidad y la incertidumbre por la forma en que se han desarrollado los hechos".
El informe al que se refiere el experto en derecho internacional se titula "Venezuela, ¿transición interrumpida?" y es el resultado del Grupo de Trabajo Sobre Venezuela del Diálogo Interamericano (IAD). El texto, presentado por el Centro para América Latina y el Caribe Kimbergly Green (LACC), de Florida International University (FIU), partió de la pregunta por cómo sigue la situación que cada día se prueba más compleja.
"En pocas palabras, la transición demócratica que se necesita con urgencia es posible pero no inevitable", sintetizó Camilleri, director del Programa sobre Estado de Derecho Peter D. Bell en IAD y autor del texto que se presentó en diálogo con Frank Mora (director de LACC de FIU), Michael Shifter (presidente del IAD), Tamara Taraciuk Broner (investigadora de Human Rights Watch, HRW) y Raúl Stolk (editor de Caracas Chronicles). El informe, en síntesis, planteó tres escenarios posibles, además de otros tres menos probables.
"Hoy los venezolanos sufren no sólo las consecuencias de la consolidación autoritaria sino también el impacto de una crisis humanitaria y económica creada por el régimen. La economía venezolana se contrajo a la mitad entre 2013 y 2018. El Fondo Monetario Internacional (FMI) predice que la inflación llegará al 1.370.000% en 2019 y el Producto Interno Bruto (PIB) se reducirá en un 18%", estableció el informe. "Un estudio mostró que en 2018 sólo uno de cada 10 venezolanos podía pagar su comida diaria, mientras que otro estudio halló que el 80% de los hogares sufre de inseguridad alimentaria".
Si bien Guaidó y su equipo apostaron a que los militares se distanciarían de Maduro por su decisión de impedir el ingreso de ayuda humanitaria en febrero, "se demostró lo contrario". Sólo a finales de marzo la Cruz Roja logró ingresar los alimentos y las medicinas que se necesitan con urgencia. Mientras tanto, la Asamblea Nacional, controlada por la oposición desde 2015, y su lider, Guaidó, presidente reconocido por una coalición de más de 50 países, siguen buscando caminos hacia una transición pacífica.
"Actualmente, sin embargo, parece lejos de ser ineludible", presentó el informe los tres escenarios que, dados "los factores claves y los actores centrales" de la política del país:
1) Una transición democrática "limpia": la primera posibilidad es la que impulsan Guaidó y sus aliados de la oposición. "Las fuerzas armadas responden a la abrumadora presión de económica, diplomática y popular y se niegan a reprimir la protesta y apoyar al régimen de Maduro, y finalmente reconocen a Guaidó como presidente interino y comandante en jefe", según el texto.
Aproximadamente un millar de militares venezolanos han rechazado la autoridad de Maduro, pero los generales siguen apoyándolo. "Aún si los altos mandos lo abandonaran, es probable que demanden ciertas garantías —personales e institucionales— como condición para apoyar a Guaidó como líder de la transición", anticipó el informe. Se trataría de "negociaciones complejas" y no es posible descartar situaciones indeseables.
"En este escenario es posible un aumento de la violencia de los colectivos armados que se mantienen leales a Maduro y las guerrillas del ELN ya presentes en Venezuela", advirtió el texto. Algo que podría ser "exacerbado por los casi seis millones de armas en manos de civiles".
2) Un prolongado "punto muerto": la segunda posibilidad es una continuación del escenario actual, "un empate entre presidentes parelelos", que sería "naturalmente inestable". El IAD analizó que Guaidó espera que la presión creciente de las sanciones dé resultado; del mismo modo que Maduro espera perpetuarse con sus militares y sofocando a la oposición.
"¿Es posible que el tiempo juegue a favor de Maduro?", preguntó Mora, y Stolk advirtió: "La experiencia nos dice que Maduro es muy bueno para confundir las cosas". Aludía a un punto central del segundo escenario: la posibilidad de que la unidad internacional y la unidad interna de la oposición se rompan ante el agravamiento de la crisis humanitaria.
Eso podría dar origen a "divisiones en cuanto a la estrategia entre aquellos que apoyan la transición", detalló el informe. "De nuevo, aquí el potencial para un aumento de la violencia y el caos es real".
3) "Cambio de un dictador por otro": la tercera posibilidad explora uno de los factores intrínsecos a la crisis venezolana, las fracturas en las fuerzas armadas. En ese caso un sector militar sacaría a Maduro "pero retendría el poder en lugar de transferirlo a Guaidó en cumplimiento del orden constitucional de sucesión, acaso con vagas promesas de nuevas elecciones".
Ese escenario, que los expertos evaluaron como capaz de causar cierta estabilidad, también traería "posiblemente una mayor represión y un pronóstico democrático incierto". También dividiría a la comunidad internacional hoy unida detrás del escenario primero, y eso podría "poner en riesgo el apoyo a la estabilización y la recuperación económica de Venezuela".
Los tres escenarios improbables que presenta "Venezuela, ¿transición interrumpida?" son la intervención militar extranjera (que sólo tendría legitimidad en un puñado de casos, tal como indica el Capítulo VII de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas, ONU), un conflicto interno entre los militares (una rebelión, o una ruptura entre los generales y Maduro) o un golpe de Estado de la oposición.
¿Podría la movilización del 1º de mayo, a la que convoca Guaidó, marcar un cambio hacia el escenario primero? Camilleri dijo que, si bien "cada vez que esperamos algo, y nada pasa, nos frustramos, esta vez hay una diferencia: se pide que se marche al centro [de Caracas], a Miraflores". Eso, comentó, no permitiría que el empate se prolongue.
"Se podría crear una confrontación", advirtió. "Puede haber balas. Maduro retiene la capacidad de ejercer la fuerza letal. Es una realidad brutal", agregó. "Pero hemos visto mucho coraje en Venezuela, y veremos más", dijo, en relación a las fuerzas internas, "y mucho compromiso", en cuanto a las internacionales.
Shifter se manifestó "escéptico de algún punto de inflexión". Para el presidente del Diálogo, "la gran pregunta es si los militares van a reprimir". Y si bien evitó las predicciones, coincidió con los demás expertos en que la próxima movilización es diferente a las que se han realizado hasta ahora convocadas por Guaidó y el resto de la oposición.
Dado que todos los caminos parecen conducir al mantenimiento, o la profundización, de la crisis humanitaria, tanto los oradores como el público presentaron la cuestión. "Es una situación devastadora que no puede esperar hasta que el punto muerto se termine", dijo Taraciuk.
La investigadora de HRW estuvo en la frontera de Colombia con médicos de la Universidad Johns Hopkins y relevó un cuadro desolador: "brotes de enfermedades prevenibles, casos de difteria y malaria, falta de tratamiento para el VIH y una desnutrición muy extendida". En el futuro inmediato "es necesario lanzar una campaña de gran escala" para ayudar a la población venezolana.
"No se trata de pedirle permiso a Maduro: se trata de poner una fuerte presión política de los más altos niveles de la ONU", explicó. Taraciuk habló de un término técnico, la "emergencia humanitaria compleja", que puede impulsar "la ayuda inmediata". Si bien consideró que los envíos de la creciente diáspora, que hacen llegar medicamentos y alimentos, y la tarea de la Cruz Roja son muy importantes, no son suficientes. "Hace falta que lidere la ONU".
Stolk observó que, si bien la ayuda humanitaria de febrero no logró ingresar al país, mostró algo de gran importancia: "Fue un acto de gobierno de Guaidó. Se esperaba abrir el canal humanitario —y finalmente lo hizo la Cruz Roja—, pero se comprobó que este gobierno, que no tiene control del territorio, puede hacer cosas. Guaidó y su equipo hoy trabajan en otros actos de gobierno, como la organización de lo necesario para que se celebren elecciones".
Shifter agregó que, si bien Maduro "tiene control del territorio, de la burocracia y de las fuerzas armadas", hay indicadores claros de su mengua luego de que en enero iniciara un nuevo periodo presidencial tras elecciones que no fueron reconocidas como legítimas. "Si hubiera una elección mañana, Guaidó saca el 80% y Maduro el 20%", dijo. El apoyo por cada uno, en este momento, "es de más del 60% ciento para Guaidó y de menos del 14% para Maduro".
A modo de recomendaciones, el informe destacó cuatro puntos, el primero de los cuales fue "mantener la unidad", ya que la fuente mayor de la fuerza que hoy tienen "aquellos que trabajan para restaurar la democracia en Venezuela es la actual unidad entre los actores dentro y fuera del país".
Las otras estrategias sugeridas fueron "evitar extralimitarse" (por ejemplo, no apelar al uso de la fuerza militar), "ser tenaces pero no dogmáticos" (dada la realidad de la estructura de poder en Venezuela, que indica "que la transición será negociada") y "mantener la participación" (un mensaje para la comunidad internacional, en particular sobre la crisis humanitaria).
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