China es el mayor importador de petróleo del mundo y Venezuela cuenta con las reservas petroleras más grandes del mundo. Solamente por estas dos razones, la relación económica entre nuestras dos naciones crecerá, es un hecho inevitable. En realidad, esperamos poder ir más allá. Existen muchas áreas aparte del petróleo en las que podemos beneficiarnos mutuamente a nivel comercial y de cooperación en el futuro.
Sin embargo, para que esta relación florezca, Venezuela debe cambiar y abandonar el modelo de gobierno que nos ha arruinado económicamente. El país está sufriendo una devastadora crisis humanitaria: al menos 87 por ciento de los venezolanos viven en la pobreza, sujetos a un 90 por ciento de escasez de alimentos y medicinas. Los servicios básicos, como la electricidad y el agua, han colapsado. La tasa de inflación excedió el 2,6 millones por ciento en enero 2019 y amenaza con alcanzar 10 millones por ciento a final de año, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Además, Venezuela se ha convertido en uno de los países más peligrosos y corruptos del mundo. El estado ya no controla el territorio nacional y sabemos que grupos irregulares, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia, operan en al menos 12 estados. Es por ello que millones de venezolanos han huido de esta situación, generando la migración más grande que Latinoamérica haya visto. La crisis migratoria de nuestro país ya supera en cifras la crisis de refugiados de Siria. Organismos internacionales como la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) y Human Rights Watch han confirmado nuestro sufrimiento en múltiples ocasiones.
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Nuestra producción petrolera es la tercera parte de lo que era en 1999 y nuestro parque refinador ha sido muy destruido, al igual que buena parte de nuestras infraestructuras básicas. Recuperarnos requerirá muchas inversiones y estamos abiertos a recibirlas.
Confío en que China, que conoce exactamente lo que ocurre en mi país, contribuya como la gran potencia que es, a facilitar la transición política que necesitamos. Nicolás Maduro ha perdido el apoyo del pueblo y deseamos que la transición sea pacífica y lo más rápido posible. Hemos estado en contacto con sus autoridades que conocen nuestra posición y disposición.
Nuestro objetivo es que Venezuela sea nuevamente una nación estable, una fuente de prosperidad que garantice seguridad a sus inversionistas y que cumpla con sus compromisos. Visualizamos un país donde se honran y protegen -según nuestro marco jurídico- las inversiones extranjeras legítimas y también los acuerdos internacionales con los que nos hemos comprometido.
Los venezolanos deseamos una transición política pacífica sin interferencia militar externa. China es una de las dos grandes potencias económicas del mundo y desde esa posición puede aportar constructivamente en este propósito.
Es un actor global fundamental, estamos convencidos de que debemos mantener y fortalecer relaciones con todos los actores. Queremos relaciones transparentes y acabar con el saqueo del que también fueron víctimas los inversionistas chinos durante los últimos lustros. Los proyectos de desarrollo de China en Venezuela han ido desapareciendo pues han sido destruidos por la corrupción o por el impago de la deuda.
Para iniciar la reconstrucción de Venezuela es imprescindible restablecer el estado de derecho. Para eso hemos propuesto una hoja de ruta que tendrá como objetivo reinstitucionalizar el país:
1- Cese de la usurpación
2- Gobierno de transición
3- Elecciones libres
Europa, Canadá, Estados Unidos y la mayoría de nuestros países vecinos en Latinoamérica nos han apoyado en nuestro esfuerzo por restablecer las instituciones en nuestro país. Ellos desean fervientemente la normalización de Venezuela y su redemocratización.
Ha llegado el momento para que Pekín agregue su voz a este coro. La presencia de China ha crecido mucho en la región en estos años y también está en su interés contribuir a un clima de paz, estabilidad y bienestar al que aspiramos en esta parte del mundo. Al desear dar este paso, encontrará en Caracas a un aliado dispuesto, abierto y confiable.
El autor es el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela y el presidente interino desde enero 2019, reconocido por más de 50 países.
(Columna publicada en Bloomberg)