Desde ayer, martes 26 de marzo, proliferan las filas de automóviles en los costados de las autopistas y vías principales de Caracas. Desesperados, los venezolanos buscan sitios donde exista algo de señal para poder usar sus móviles y hablar con sus familiares. Comunicarse, decirse que están bien, pedir ayuda o, simplemente, enterarse de qué pasa en el país, porque el apagón es también informativo: sin luz no hay noticias.
Efecto Cocuyo detalla que en la tarde del martes se vieron largas filas de vehículos de usuarios buscando señal en el distribuidor Altamira, en la autopista Francisco Fajardo; la avenida Francisco de Miranda, frente a la torre Movistar; en la plaza La Castellana, donde está el edificio de Digitel (empresas de servicios de telecomunicaciones); o en la autopista Prados del Este, donde era posible comunicarse un poco mejor por medio de cualquiera de las tres operadoras de telefonía móvil del país.
"Estamos sin luz desde anoche. No tenemos cobertura en ningún lado y aquí es la única parte en la que hay señal", explicó Rosibel Pinera, una residente en Caracas a la agencia Reuters. Habla sentada en la caja de una camioneta estacionada en el hombrillo de la autopista Prados del Este.
El apagón, el segundo en menos de un mes, afecta a todo el país. El alcance de la interrupción puede verse en este cuadro proporcionado por Netblocks.org, que sigue las paradas de internet en diferentes países y que muchos utilizan en Venezuela por la falta de información oficial proporcionada por el régimen de Nicolás Maduro. El grupo calcula que el 91 por ciento de Venezuela ha perdido la conexión a internet, un mínimo solo eclipsado durante lo peor del apagón que duró una semana a principios de este mes.
Urgent: New disruption identified in #Venezuela 40 hours after onset of national power outage; 91% of country now offline reversing partial recovery; incident ongoing #SinLuz #Apagon #27Mar ⬇️https://t.co/7nhWVW9v7a pic.twitter.com/xA8ZRdmagc
— NetBlocks.org (@netblocks) March 27, 2019
Maduro y su Gobierno han insistido en que los problemas eléctricos son el resultado de prácticas de sabotaje y sofisticados ataques de opositores estadounidenses y nacionales, mientras que los expertos del sector y los críticos señalan a la falta de inversión y mantenimiento. Las escuelas están cerradas por segundo día y el régimen ha dicho a los trabajadores que se queden en casa.
Con los nuevos problemas de energía, crecen las preocupaciones sobre los hospitales, los alimentos perecederos y el agua así como la indignación y la sensación de incompetencia entre los venezolanos.
"La mercancía se daña, no hay agua, el transporte casi no funciona, no hay comunicación, yo no sé lo que pasa con mi familia, la inseguridad se agrava", fustigó Néstor Carreño, encargado de una pizzería que debió cerrar, en un acomodado barrio de Caracas.
Cacerolazos y bocinazos reventaron en protesta apenas inició la noche de martes a miércoles, que dejó a la ciudad en oscuridad total. En muchos barrios la luz iba y venía, pero sin una clara perspectiva de restablecimiento eléctrico completo.
El país petrolero de 30 millones de habitantes volvió a quedar a oscuras muy pocos días después de la peor falla eléctrica de su historia, que se inició el 7 de marzo y duró casi una semana.
Además de la capital, el corte afecta a 21 de los 23 estados, según reportes de usuarios en redes sociales. El gobierno socialista no suele dar informes del impacto de este tipo de emergencias.
El masivo apagón de una semana de hace 20 días afectó con dureza a los hospitales, ya castigados por la falta de insumos y medicinas. Según ONGs, una decena de pacientes murieron a raíz de los cortes.
Con Información de AFP, Reuters y Bloomberg
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