Cirugías a oscuras y un ambiente "hostil": el testimonio de un médico que vivió el apagón en el Hospital Universitario de Caracas

Trabaja en uno de los principales centros de salud de la capital de Venezuela y relató las penurias vividas por la falta de energía, agua y comida. La lucha por mantener a los pacientes con vida y las intervenciones a la luz de los celulares

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Los pasillos de los hospitales,
Los pasillos de los hospitales, únicamente iluminados por la luz solar (AFP)

Jesús Rico estuvo allí cuando comenzó todo. El médico, residente del Hospital Universitario de Caracas, inició a las 16:30 del jueves 7 de marzo de 2019 su jornada en el sector de Emergencias, apenas minutos antes de que se produzca el masivo apagón del país. Solo dos minutos después de que conectó un desfibrilador, a las 16:48, prácticamente todo el país se quedó sin energía.

El testimonio, recogido por el periódico El Nacional, revela las condiciones extremas en las que debieron trabajar los médicos ante el prolongado corte de luz, que agravó la situación de miles de pacientes.

Al principio, los presentes creyeron que se trataba de otro corte de luz, tan habituales en esta crisis venezolana. El protocolo fue el de siempre: activar la planta eléctrica para dar el servicio básico. Sin embargo, solo se pudo iluminar las salas de Emergencia y unos pocos pasillos: las unidades de cuidados intensivos continuaban en penumbra. Además, tampoco tenía señal en su celular, lo que le hacía sospechar que la situación era diferente a las otras.

Comenzaron a fallar algunas cosas en el hospital y los pacientes empeoraron. Los quirófanos no tenían luz

"A las horas, comenzaron a fallar algunas cosas en el hospital y los pacientes empeoraron. Pasamos a quienes estaban en terapia intensiva a emergencia, a pesar de que todo estaba oscuro y de que esa área no es apta para pacientes que están entubados", relató.

Así, el sector Emergencias continuó llenándose hasta tener a 25 pacientes en un espacio con capacidad para 15 camas. El ambiente fue caldeándose hasta convertirse en "hostil", según describió Rico.

(Reuters/ Carlos Eduardo Ramírez)
(Reuters/ Carlos Eduardo Ramírez)

"Había mucha angustia de parte de los familiares y los compañeros de trabajo, porque no sabíamos cómo íbamos a atender a tantas personas. La planta fallaba, así que la luz iba y venía. Hubo momentos en los que estábamos por completo a oscuras en todo el edificio", recordó.

En ese ambiente, la atención no podía detenerse. Las urgencias continuaban su rumbo, por lo que algunos médicos se vieron obligados a realizar cirugías iluminados únicamente con la luz de sus celulares. "Un área tan importante como el quirófano no tenía luz, porque la energía de la planta no llegaba hasta allá", señaló.

Había mucha angustia de parte de los familiares y los compañeros de trabajo, porque no sabíamos cómo íbamos a atender a tantas personas

Las tareas se centraron en tratar de estabilizar a los pacientes, recorriendo cada pasillo del hospital para verificar sus estados. Con el correr de las horas, otro problema se añadió: no llegaban los relevos. El caos en la ciudad y la falta de transporte demoró el traslado de los médicos del siguiente turno.

"Ese día se activó un plan de emergencia en el hospital, porque los pocos médicos que llegaron no podían dar abasto con la cantidad de personas internas. Salí al mediodía (del viernes) de aquí y era muy difícil movilizarse porque había un colapso en el transporte", indicó Rico.

Un pasillo del hospital Miguel
Un pasillo del hospital Miguel Pérez Carreño a oscuras el 8 de marzo de 2019 (AFP)

Preocupado por su familia, viajó al interior del país para visitarlos y el domingo se reintegró al trabajo. Esta vez, se sumó otro problema: la falta de agua y comida, problema que debió ser atendido por el propio personal. "El que puede se trae una garrafa de cinco litros de agua para sus necesidades y consumo personal. A nosotros nos dijeron que nos garantizarían agua y comida, todavía estamos esperando respuesta de nutrición sobre qué van a comer los pacientes y nosotros", expresó con preocupación.

En el quinto día de apagón, los pacientes seguían sufriendo la falta de agua, en un hospital que ya sufría la escasez de insumos básicos, problema generalizado desde hace algunos años en Venezuela.

Los pocos médicos que llegaron no podían dar abasto con la cantidad de personas internas

Rico admite que ha pensado en abandonar su trabajo, agobiado por los problemas, aunque es una idea que descarta rápidamente. "A veces pensamos en no venir, pero el compromiso con ese paciente que tienes en el hospital y que cuenta contigo para recuperarse va más allá de todas las dificultades", reflexionó.

Según la oposición, una veintena de pacientes murieron por el apagón en los hospitales, mientras la ONG Codevida denuncia que fallecieron 15 enfermos renales por falta de diálisis. El régimen de Nicolás Maduro niega que haya muertos.

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