La FAES (Fuerza de Acción Especial de la Policía Nacional Bolivariana) es el escuadrón policial más temido en Venezuela y, desde que escaló la tensión en las calles con la juramentación de Juan Guaidó como Presidente Encargado, esos agentes están señalados como autores de la mayoría de los 35 muertos y más de 850 detenciones.
“Se meten en tu habitación y te sacan de tu casa. Si te resistes, te matan en tu propia sala. A ellos no les importa que tu familia esté allí mirando, a ellos no les importa que los vecinos puedan escuchar cuando te golpean sin sentido con tubos de acero llenos de cemento”, grafica Caracas Chronicles, la organización independiente de noticias sobre Venezuela que lleva meses investigando el accionar de este escuadrón de la muerte.
“Los pobres están poniendo los muertos”, aseguraron a Infobae varias fuentes. Es que desde el 23 de enero, cuando recrudeció la represión, son las barriadas más humildes como Pinto Salinas, Petare y Cotiza donde se registran más muertos. Y luego de cada asesinato, una y otra vez, los testigos señalan a FAES, a esos “hombres de negro”.
Así van, encapuchados para que no se les pueda ver el rostro y la verdad es que hay muy poca información pública sobre este cuerpo. No existen perfiles de los oficiales de FAES, casi nada se sabe de su estructura... Solo se conoce el patrón de conducta que siguen: intimidación, allanamientos en el hogar y ejecuciones.
La FAES fueron creadas el 14 de julio de 2017 por Nicolás Maduro, quien explicó su fundación “para combatir el crimen y el terrorismo”. Si en 2016, la Policía Nacional Bolivariana era responsable del 22% de las muertes en el país, al año siguiente, después de solo seis meses de existencia, la FAES aumentaron ese lamentable récord en un 10%, hasta llegar al 32%.
Para Provea (Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos), la prestigiosa ONG de derechos humanos que documenta seriamente los muertos y las detenciones arbitrarias, “la Fuerza de Acciones Especiales de la PNB (Policía Nacional Bolivariana) es un escuadrón de la muerte que siembra terror en las zonas populares con una acción sistemática de ejecuciones, allanamientos arbitrarios, robo en las viviendas y maltrato a detenidos”.
El 25 de enero, después de que la FAES asesinara a 5 personas en Carora y El Tocuyo, estado Lara, el diputado Luis Florido estalló en Twitter: “Es inaceptable que órganos de seguridad usen sus armas de reglamento para acribillar a ciudadanos desarmados. El silencio comunicacional para callar la muerte a manos del régimen indigna”.
Su modus operandi es militar. Toman militarmente una zona concreta, como si fuesen un ejército de ocupación y generalmente “cazan” a sus objetivos, explica Keymer Ávila, investigador del Instituto de Ciencias penales y profesor de la Universidad Central de Venezuela en Efecto Cocuyo. “No es una lógica de seguridad ciudadana en la que se debe prevenir o detener en el marco de la legalidad a un delincuente, no, en su caso ellos entienden que tienen que llegar a dar de baja a ‘elementos’ que no son personas sino enemigos”, agrega.
Ávila responsabiliza a la FAES de una “masacre por goteo”: “Según cifras oficiales, en 2017 murieron 4.998 personas en manos de las fuerzas de seguridad del Estado, es decir, unas 14 personas al día. Lo que opera en el país es una masacre por goteo, de la cual la FAES de la PNB es una pieza clave. Si tomamos estas cifras pudiera estimarse que, posiblemente, las víctimas de la PNB rondaron aproximadamente las 1.500 personas, que es la cifra que representa más del 30% del total nacional”.
El académico, además denuncia que si bien la FAES pertenece a la PNB, no tiene entre sus funciones el control de manifestaciones o protestas, para ello la PNB cuenta con otra división especializada en Orden Público, que tiene un entrenamiento específico y que posee armamento no letal para la contención de este tipo de eventos. ”Son espacios diferenciados del mismo cuerpo con funciones muy distintas, que no deben mezclarse ni confundirse. Es muy delicado que se use al FAES para el control de manifestaciones porque no tienen ni la formación, ni los recursos para ello, y las consecuencias serían fatales, ya que su entrenamiento no es de contención sino de ataque letal”.
Llegan de noche, establecen toques de queda ilegales y matan. Como operan en barriadas pobres, hay menos denuncias. Pero hay, y gracias a ellas se conoce su accionar letal.
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