Durante su mensaje de Navidad el pasado 25 de diciembre, el papa Francisco se refirió a Venezuela y Nicaragua, y deseó que ambos países puedan resolver sus problemas mediante el diálogo y vías pacíficas. Sin embargo, el Sumo Pontífice una vez más omitió las violaciones a los derechos humanos perpetradas por ambos regímenes. Por ese motivo, un grupo de 20 ex presidentes latinoamericanos enviaron una dura carta para hacer un llamado de atención al pedido de "concordia" de Francisco.
"Nos preocupa el llamado de Su Santidad a la concordia, ya que, en el contexto actual, puede entenderse ello como un pedido a los pueblos que son víctimas para que se acuerden con sus victimarios", señala el texto.
Y agrega: "La expresión de Su Santidad, que la sabemos dicha de buena fe y guiada por su espíritu de pastor, está siendo interpretada de un modo muy negativo por las mayorías de Venezuela y Nicaragua. Sobre todo, por cuanto no existe, actualmente, en dichos países, un diferendo político que reclame de entendimiento, tolerancia, entre fuerzas encontradas con narrativas distintas, dentro de una democracia normal o deficiente que hoy lamentablemente no existe en estos".
Asimismo, la carta detalla que los venezolanos son "víctimas de la opresión de una narco-dictadura militarizada, que no tiene reparos en conculcar de manera sistemática los derechos a la vida, a la libertad y a la integridad personal". También hace referencia a los más de tres millones de refugiados que ya han huido de la crisis, "en una diáspora que proyecta la ONU, para 2019, a 5,4 millones de personas".
En su mensaje de Navidad, Francisco deseó que Venezuela encuentre la "concordia" y que llegue la "reconciliación" a Nicaragua.
"Que este tiempo de bendición le permita a Venezuela encontrar de nuevo la concordia y que todos los miembros de la sociedad trabajen fraternalmente por el desarrollo del país, ayudando a los sectores más débiles de la población", manifestó.
Además de registrar una de las mayores diásporas en la historia de la región, Venezuela está sumida en una profunda crisis humanitaria y económica. Mientras el FMI proyecta una inflación de casi un millón por ciento, la población sufre la escasez de alimentos y medicinas.
Ante este contexto, con presos políticos y una oposición inhabilitada por la Justicia chavista, Maduro juramentará este jueves 10 de enero ante el Tribunal Supremo. Decenas de países y organismos internacionales adelantaron que no reconocerán su mandato y lo instaron a no asumir el cargo, tal como lo hizo el Grupo de Lima días atrás.
Por su parte, en Nicaragua la población sigue saliendo a las calles a pesar de la brutal represión del régimen de Ortega, que ya dejó más de 400 muertos, según organismos de derechos humanos locales.
Al igual que Maduro, Ortega no da el brazo a torcer y se aferra al poder pese a las presiones nacionales e internacionales.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hace referencia a cuatro etapas de la represión del régimen sandinista contra la población nicaragüense.
Las tres primeras consistieron en agresiones contra protestas callejeras pacíficas, ataques armados a ciudades que rechazan al presidente y la criminalización de las protestas. La última, en tanto, corresponde a ataques contra periodistas y medios independientes.
Pese a estas alarmantes situaciones que atraviesan los pueblos de Venezuela y Nicaragua, el papa Francisco nunca denunció las brutales represiones de ambos regímenes ni las violaciones a los derechos humanos.
La dura misiva publicada este lunes fue liderada por Oscar Arias, ex presidente de Costa Rica, e impulsada por Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA).
A continuación, la carta completa:
Los que suscribimos, como ex Jefes de Estado y de Gobierno hemos sido firmantes de las declaraciones sobre Venezuela y Nicaragua emanadas de Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), y como tales nos dirigimos a Usted con motivo de su reciente mensaje de Navidad, en el que llama "a la concordia" a los pueblos de ambas naciones.
Como se lo expresáramos a Su Santidad en anterior misiva, sabemos de su preocupación por el sufrimiento que hoy padecen, sin distingos, todos los venezolanos y ahora los nicaragüenses. Los primeros son víctimas de la opresión por una narco-dictadura militarizada, que no tiene reparos en conculcar de manera sistemática los derechos a la vida, a la libertad y a la integridad personal y, además, como consecuencia de sus políticas públicas deliberadas y una palmaria corrupción que escandaliza mundialmente, somete a estos a condiciones de hambruna generalizada y falta de medicinas. Los segundos, a mediados de año, fueron víctimas de una ola de represión que deja como saldo casi 300 muertos y unos 2.500 heridos.
De modo que nos preocupa el llamado de Su Santidad a la concordia, ya que, en el contexto actual puede entenderse ello como un pedido a los pueblos que son víctimas para que se acuerden con sus victimarios; en lo particular, en el caso venezolano, con el gobierno que ha causado 3.000.000 de refugiados, en una diáspora que proyecta la ONU, para 2019, a 5,4 millones de personas.
La expresión de Su Santidad, que la sabemos dicha de buena fe y guiada por su espíritu de pastor, está siendo interpretada de un modo muy negativo por las mayorías de Venezuela y Nicaragua. Sobre todo, por cuanto no existe, actualmente, en dichos países, un diferendo político que reclame de entendimiento, tolerancia, entre fuerzas encontradas con narrativas distintas, dentro de una democracia normal o deficiente que hoy lamentablemente no existe en estos. Sus poblaciones enteras son sometidas al sufrimiento por sus gobiernos, bajo regímenes que sirven a la mentira, y los líderes sociales y políticos, los conductores de opinión y prensa, sufren cárcel, persecuciones y también la muerte, como le consta a los organismos americanos y europeos de derechos humanos.
Su Santidad:
La Encíclica Ad Petri Cathedram reza que el llamado a la concordia ha de hacerse, fundamentalmente, "a los que gobiernan las naciones". "Los que oprimen a otros y los despojan de su debida libertad no pueden ciertamente contribuir a esta unidad" de las inteligencias, de los espíritus, de las acciones, como lo recuerda su predecesor, San Juan XXIII, y que todos anhelamos reconquisten los queridos pueblos de Venezuela y de Nicaragua a partir de la verdad y de la justicia, para que gocen de una justa paz.
Deseamos a Su Santidad que esté pasando una feliz Pascua de Navidad. Quedamos a la espera de encontrarle en una circunstancia propicia.
Cordialmente,
Oscar Arias, Costa Rica
Nicolás Ardito Barletta, Panamá
Enrique Bolaños, Nicaragua
Alfredo Cristiani, El Salvador
Felipe Calderón, México
Rafael Ángel Calderón, Costa Rica
Laura Chinchilla, Costa Rica
Fernando De la Rúa, Argentina
Vicente Fox, México
Eduardo Frei, Chile
César Gaviria T., Colombia
Osvaldo Hurtado, Ecuador
Luis Alberto Lacalle, Uruguay
Jamil Mahuad, Ecuador
Mireya Moscoso, Panamá
Andrés Pastrana A., Colombia
Jorge Tuto Quiroga, Bolivia
Miguel Ángel Rodríguez, Costa Rica
Álvaro Uribe V., Colombia
Juan Carlos Wasmosy, Paraguay.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: