El drama de los migrantes de Venezuela es una tragedia en continuado, que ocurre las 24 horas todos los días y que puede ser abordada desde muchos ángulos, porque la lista de carencias y padecimientos es tan larga como el éxodo mismo. Pero Diego Beltrand elige llamar la atención sobre un aspecto que lo preocupa especialmente, sin ignorar que es uno más entre muchos. Afirma que "es necesario evitar y prevenir" toda manifestación de xenofobia y discriminación contra la población venezolana.
Lamentablemente, agrega, en los países donde el flujo de refugiados es mayor y las tensiones están más a flor de piel se han denunciado algunos episodios de este tipo, aunque aislados por ahora.
Beltrand, director regional para América del Sur de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), explica que cuando se producen flujos masivos de personas -y el caso venezolano registra pocos antecedentes en la región, con su millón y medio de desplazados por el colapso de la economía chavista-, este tipo de reacciones pueden ocurrir en algunos sectores sociales de los países receptores. Según aclara, es normal que pase pero no se lo debe tolerar. "Todos los que estamos implicados debemos hacer el mayor esfuerzo para que esto no suceda", señala.
El analista argentino también llamó a trabajar sobre las "otras vulnerabilidades" que afectan a los migrantes. Esto es, "la exposición a la trata de personas y a la prostitución forzada, problemas que azotan a las mujeres en esta travesía, pero también a los menores y a los grupos indígenas que han salido del país". Según el experto, es necesario identificar mejor estas vulnerabilidades, asistir a los migrantes y a los gobiernos en su respuesta a estas problemáticas.
En un diálogo con Infobae en Washington, en el marco de una discusión abierta entre especialistas sobre la crisis humanitaria en Venezuela, el investigador valoró "muy positivamente" la respuesta solidaria de muchos países de la región, que instrumentaron mecanismos para recibir a los refugiados y darle legalidad a su estatus migratorio, utilizaron recursos de sus presupuestos nacionales, y adaptaron sus estructuras de salud y educación para recibirlos.
– ¿Cómo valora esta reacción de los países de la región frente a la crisis humanitaria en Venezuela y qué más pueden hacer?
– Valoramos muy positivamente la reacción de la mayoría de los países de la región, una gran mayoría han establecido mecanismos para recibir y regularizar a los migrantes venezolanos. Hay en este momento cerca de 400.000 residencias, visas, estatus migratorios adjudicados, y eso es muy positivo. Obviamente en la medida en que los flujos siguen y se incrementan, las capacidades a veces pueden reducirse. No son infinitas. Es importante que los distintos países sigan recibiendo venezolanos y que se los apoye lo más que se pueda.
– ¿Adhiere al pedido que se le hace a Estados Unidos de implementar un TPS (Temporary Protected Status) o algún otro programa especial para recibir a más venezolanos?
-Cada país, dentro de su institucionalidad y sus marcos legales, son válidos todos los instrumentos que pueda utilizar. Han sido bien diferentes en la región. La Argentina, Brasil y también Uruguay aplicaron el acuerdo de residencia del Mercosur, Colombia un estatus de protección temporal, Perú también un estatus temporal, Ecuador la visa del Mercosur, así que es muy legítimo que cualquier instrumento, en el marco de la soberanía de cada país, pueda ser utilizado.
– ¿Le preocupan los pedidos que se hacen de una intervención humanitaria en Venezuela?
– Nosotros trabajamos en el marco de nuestro mandato, que es con los migrantes, con los que están fuera, y en esa medida es que nosotros tenemos nuestra intervención. No tenemos un mandato para trabajar en otros aspectos.
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