Acorralado por la hiperinflación, el dictador venezolano Nicolás Maduro anunció el pasado lunes el aumento del 95,4% del salario mínimo en el país caribeño.
En cualquier país más o menos estable un incremento de ese tipo sería algo prácticamente impensando. Una ayuda notable al bolsillo. Pero ese no es el caso de Venezuela. Ese aumento -el tercero del año y el decimotercero desde la llegada de Maduro al poder-, que ubica al salario mínimo en 2.555.500 bolívares (37 dólares a la cotización oficial y 3,2 dólares en el mercado negro), solo alcanza hoy en día para comprar dos kilos de pollo.
Es que la hiperinflación, que según el FMI podría superar el 13.800% a fin de año, devora el bolsillo de los venezolanos.
"El aumento de Maduro hará muy poco para ayudar a los empleados con salario mínimo a ponerse al día con el alto costo de vida", explicó el economista Panos Mourdoukoutas, en un artículo publicado en Forbes.
"La desagradable verdad sobre el aumento de los salarios mínimos en Venezuela: son parte del problema del país en lugar de la solución", sentenció.
En su artículo, el también escritor y profesor en la Universidad de Columbia se pregunta si empresas como McDonald´s y Walmart deberían seguir los pasos de Maduro y brindar a sus empleados un "regalo" similar al que otorgó esta semana el mandatario chavista.
"La inflación en Venezuela está en 8.900%. Ese no es el caso de Estados Unidos, donde se encuentra en 2.4%. Esa es una de las razones por las que McDonald´s y Walmart no deberían igualar las alzas salariales mínimas de Venezuela", apuntó.
Mourdoukoutas recordó que, mientras Hugo Chávez y Nicolás Maduro llevaron a Venezuela al colapso, en Europa algunos "regímenes derechistas han ido aumentando el salario mínimo para acomodarse a las demandas de las coaliciones de izquierda".
El resultado de esas medidas fue el mismo, según el economista: miles de jóvenes quedaron desempleados.
Grecia y Francia fueron algunos de esos ejemplos, aunque "nunca se convirtieron en países comunistas oficialmente". De acuerdo al escritor, en lugar de volcarse al mercado, "adoptaron muchas de las características del comunismo, como una serie de promesas laborales y garantías con los sindicatos".
Mourdoukoutas aseguró que las consecuencias de estas políticas "son muchas": "Pero lo más notable es que convierten a las empresas comerciales en agencias de asistencia social (…) privando a los jóvenes de nuevas oportunidades de trabajo".
Esto provocó que en países como Grecia y Francia, y otros tantos, se registraran "tasas de desempleo juvenil astronómicas".
Para no seguir ejemplos como estos, McDonald´s y Walmart, que en lugar de agencias de asistencia social son empresas con fines de lucro, "deberían permanecer así por el bien de sus empleados".
"Y esa es otra razón por la cual las dos compañías no deberían igualar las alzas salariales de Venezuela", concluyó el economista en su artículo.
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