Escribo en estos días cuaresmales que de acuerdo a las distintas iglesias cristianas debe ser época de penitencia y reflexión. Y como soy venezolana, una más de los millones de personas que en este país arrasado y doliente padece el dolor hecho cotidianidad y la rabia que brota de ver cómo se permite que delincuentes empoderados continúen destruyendo, encarcelando, matando, robando y burlándose sin que pareciera posible poner coto a esta tragedia que llaman revolución y no es otra cosa más que el resultado de haber permitido que bandidos llegaran al Poder, se erigieran en gobierno y con total desparpajo lleven ya 18 años de una eternidad que con cinismo pretenden.
Son 18 años que no puedo atribuir sólo a la "Brillantez" de unos militares golpistas amorales y traidores, y sí a la complicidad de mal llamados demócratas, de vivarachos ávidos de hacer negocios con quienes llegaron para asaltar las arcas del Estado, de deshonestos políticos repartidos tanto en el gobierno como en la complaciente oposición y que en contraposición a una Venezuela en ruinas, ostentan hoy fortunas inconmensurables imposibles de justificar y que los blindan contra una tasa inflacionaria del 8.300% , inflación que ahorca a los ciudadanos y les convierte en seres ya miserables, millones condenados a morir de hambre y de mengua porque el asunto es definir si falta más comida o más medicamentos, si el salario es de los más paupérrimos del planeta y si esa inflación que día a día crece terminará por convertir al que fue uno de los países más prósperos de América, quinto productor de petróleo del mundo, en más pobre que cualquiera de los tradicionalmente más indigentes.
Y es en estos días que uno de los más abyectos secuaces de esta narcotiranía emprendió lo que da a llamar una gira para "… atacar la guerra psicológica, la guerra mediática, desmontarla mostrando la verdad, mostrando las evidencias, mostrando el carácter profundamente democrático, pacífico que son los grandes valores con los que cuenta el pueblo de Venezuela". Esto lo dice el infame Jorge Rodríguez, asquerosamente impúdico, ese que no puede justificar su enriquecimiento y menos su devastadora maldad contra todo un país convertido en botín para él y para los que le acompañan y en albañal para la gran mayoría, hoy menesterosos.
Y también en estos días exteriorizo mi repulsa ante el "Selectivo patriotismo" de los que rechazan cualquier acción que países democráticos puedan ejercer a los fines de poner fin a un régimen criminal cuya pareja presidencial posee una familia incursa en delitos graves como el narcotráfico y miembros de la misma, presos en EEUU, pero les parece maravilloso que cubanos castrocomunistas sean los que gobiernan realmente mientras mueven a la marioneta que funge de presidente y les garantiza esta provincia rica y por décadas codiciada, hoy cuerno de la abundancia de Raúl Castro, toda su familia y esa nomenclatura militar cubana enormemente ladrona y asesina.
Jornadas cuaresmales que por fuerza me llevan a pensar en aquel Simón de Cirene o como se le conoce más: El Cirineo. Pensar en él porque como leemos en los evangelios de Marcos, Mateo y Lucas, fue quien ayudó a Jesús el Nazareno a cargar la pesada cruz hasta el Gólgota, donde le crucificaron. Ese Cirineo que transponiendo tiempos, resultase factible hoy de ayudarnos, pero no a cargar esta maligna cruz que significa el castrochavismo, sino a destruirla, borrarla de Venezuela que con ella ha conocido la humillación, el hambre, la indignidad, el horror, el dolor, el éxodo y la desesperanza…
Destruir toda posibilidad de que deshonestos y cómplices se presten para hacerle el juego tanto a los cubanos castrocomunistas como a sus secuaces criollos. Deshonestos de la talla de un Henri Falcón, de tipos sin vergüenza ni decoro como Claudio Fermín, Henry Ramos Allup, Ramón Guillermo Aveledo y esa patota que cada tanto tiempo se inventa renombrar la misma comandita encubridora y con ello continuar beneficiándose mientras burdamente creen poder emular a aquel personaje de la misma historia, prefecto de Judea llamado Poncio Pilatos y que según leemos en el Evangelio (Mateo 27:24) pretendiendo inocencia por el crimen contra Jesús, se lavó las manos…
Viacrucis venezolano donde podemos colocar rostros y sufrimientos a 14 o más estaciones y en cada una poder plasmar el dolor profundo de este horrible tiempo y pedirle a ese Dios crucificado y resucitado que nos permita añadir pronto la Estación dedicada a la Libertad con dignidad.
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