Julio Borges llegó a Buenos Aires en el marco de una gira regional para denunciar al gobierno de Nicolás Maduro. Ya fuera de su país, se enteró de que una de las formaciones oficialistas exige su enjuiciamiento por "traición a la patria". Cuando se le pregunta si volverá a Venezuela, asiente. Lo hace con una sonrisa en su rostro, pero no de alegría, sino de resignación. Sabe que la persecución no es privativa suya.
"En Venezuela ahorita hay una represión muy grande. La mayoría de los dirigentes políticos están inhabilitados o tenemos juicios, o están asilados en embajadas", enumera casi de manera automática, y agrega: "Todos en Venezuela estamos amenazados pero creo que eso, al final, es más bien la representación de un gobierno débil, al que lo único que le queda es el miedo y la represión para mantenerse en el poder".
La corrupción tiene a Venezuela muerta de hambre
El opositor explica que recurre a la presión internacional para que, además de las posiciones – "que son muy importantes", aclara-, se apliquen "acciones concretas de mayor presión democrática sobre Venezuela y que esa presión, más la crisis terrible humanitaria que se vive adentro de Venezuela, pueda generar un desenlace y elecciones democráticas este año".
Esas políticas explícitas de las que habla son sanciones individuales a los cuadros chavistas. "La violación de DDHH en Venezuela es atroz, con inhabilitaciones políticas, presos políticos, prohibición de partidos, torturas, persecución… es una cuestión que debería tener una respuesta contundente de toda la región", explica y sigue: "El tema de lavado de dinero, la corrupción que ha habido en Venezuela también es atroz. Todo lo que signifique perseguir el dinero de la corrupción que tiene a Venezuela muerta de hambre es también un punto importante".
La preocupación de todos los países es no parecerse a Venezuela
Este jueves se reunirá con el presidente argentino Mauricio Macri, para él tiene un pedido formal. "Necesitamos articular la presión democrática antes de las elecciones del 20 de mayo convocadas por Maduro. Necesitamos que se pueda poner sobre la mesa acciones concretas que constituyan una presión verdadera, real, que se puedan tocar y ver".
Borges busca ayuda fuera de su país porque, asegura, ya recorrió todos los caminos. De hecho, su intento de diálogo en República Dominicana fue criticado por un sector más radical de la oposición. "Hemos ensayado todo, desde el voto, la calle y la negociación pero el gobierno sigue el formato cubano y lo único que quiere es estar en el poder.
Para el opositor, hay tres escenarios muy concretos en su país. El primero, explica, es el colapso: "Venezuela ya es un país paralizado. La gente no trabaja porque es más caro trabajar que no hacerlo. La electricidad falta permanentemente en todas las partes del país. Ese colapso puede llevar a que en un momento dado, con alguna solución constitucional, se logre que salga Maduro y haya un Gobierno de transición". El segundo escenario, continúa, es que la presión internacional aumente. "Nosotros buscamos eso y que el gobierno de Maduro acepte que tiene que ir a un proceso serio de negociación", afirma.
Venezuela ya es un país paralizado. La gente no trabaja porque es más caro trabajar que no hacerlo.
Y el tercero, es la implosión del propio chavismo: "El régimen es muy frágil y puede terminar por fracturarse políticamente. Ayer vimos cómo metían preso a uno de los jerarcas del régimen (por el ex ministro del Interior chavista Miguel Rodríguez Torres), también persiguen a Rafael Ramírez, que manejó PDVSA por más de 10 años". Y agrega, que esa factura puede ser militar. "Las FFAA sufren lo mismo que está sufriendo el pueblo venezolano. El sueldo de un oficial de las FFAA está entre 5 y 10 dólares mensuales. El hambre o la destrucción de la calidad de vida la vive la fuerza armada. Solo la cúpula conectada con la corrupción le escapa".
Borges cree que hay un consenso internacional sobre "las atrocidades" del régimen y eso se traduce en la exclusión del gobierno chavista de la Cumbre de las Américas, que se desarrollará en abril en Perú. "Al final, es humillante que Maduro esté empecinado en ir a una fiesta a la que no lo invitaron. Es increíble, va Cuba pero no va Maduro", dice con ironía.
Según su análisis, es un reflejo más del aislamiento internacional. "Nadie ha abierto la boca por él. Nadie quiere retratarse con un personaje tóxico, radioactivo, que es sinónimo de corrupción, de crimen organizado, de destrucción de la democracia". Si finalmente intenta viajar a Lima, evalúa Borges, "quedará más en ridículo y más humillado de lo que ya está".
MÁS SOBRE ESTE TEMA: