Linda Loaiza López, secuestrada en marzo de 2001 a los 18 años de edad, narró con voz quebrantada ante la Justicia venezolana, cuando intentó que se castigara a su agresor, la violencia que sufrió durante cuatro meses y el calvario que pasó.
Durante su cautiverio a manos de Luis Carrera Almonia, hijo de un académico y entonces rector de la Universidad Nacional Abierta, López sufrió triple fractura de mandíbula, fracturas de nariz, requirió reconstrucción de los pabellones de las ojeras, tratamiento de ortodoncia, reconstrucción vaginal y atención psicológica y psiquiátrica.
"Durante mi cautiverio fui sometida a violencia sexual, amenazas, torturas, de forma sistemática durante cuatro meses. Sufrí violaciones diariamente, fui agredida con las manos, con palos, me tenía amordazada y esposada. El agresor apagaba cigarros en mi rostro", relató Loaiza al tribunal con sede en San José.
Sufrí violaciones diariamente, fui agredida con las manos, con palos, me tenía amordazada y esposada. El agresor apagaba cigarros en mi rostro
Pidió a la CorteIDH "que el Estado venezolano sea declarado responsable por violación, tortura, por todas las violaciones de derechos humanos que sufrí y que siguen sufriendo las mujeres en Venezuela".
Los agentes del Estado venezolano en la audiencia se abstuvieron de interrogar a López, y en su lugar expresaron su solidaridad con la víctima por la violencia sufrida. Francisco Eguiguren, presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), señaló que el Estado venezolano es responsable de la falta de diligencia en sancionar "adecuada y proporcionalmente la extrema violencia de la que fue objeto" López.
La CIDH, con sede en Washington y que actúa como una suerte de fiscalía, había enviado el caso a la corte en 2016. La víctima relató a los jueces el calvario que vivió ante la Justicia venezolana, con una fiscalía que se negó a atender su caso porque el agresor era hijo de una persona con influencia política.
Contó que a pesar de tener todas las pruebas delante del tribunal, el agresor fue absuelto en primera instancia en 2004. En segunda instancia, seis años después, fue condenado por privación de libertad y lesiones corporales, pero fue absuelto por violación e intento de asesinato.
Tras recuperar su libertad, López estudió Derecho, se especializó en derechos humanos internacionales, y se ha dedicado al activismo en defensa de mujeres víctimas de violencia.
"Soy reflejo de la violencia física, sexual y psicológica que enfrentamos las mujeres, El Estado garantizó la impunidad, no mis derechos", declaró López a la CorteIDH.
(Con información de AFP)
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