Pequeñas "favelas" de venezolanos surgieron en la Amazonia brasileña, donde creció vertiginosamente el número de inmigrantes, parte de los cuales son víctimas de "xenofobia" y explotación sexual.
Una de las así llamadas "favelas" se encuentra en un albergue de la periferia de Boa Vista, capital del estado de Roraima, principal destino de los ciudadanos caribeños que escapan de la crisis de su país.
En ese predio del barrio Tancreo Neves predomina el hacinamiento y la falta de sanitarios, ante lo cual se construyeron pequeños "barracos", viviendas precarias de madera y lata, donde viven las familias.
Una de las viviendas, de dos cuartos, está ocupada por 31 personas, entre ellos varios niños.
La proliferación de estas "favelas" es uno de los datos surgidos tras la llegada de unos 40 mil venezolanos a Boa Vista, ciudad de 330 mil habitantes.
Ante el temor de ser asaltados en las "favelas" formadas en los albergues del Estado, centenas de venezolanos optaron por pasar las noches en las calles o en la Plaza Simón Bolívar.
El drama de los desplazados es capitalizado por traficantes de personas que cobran para darles trabajos mal pagos y extenuantes.
También aumentó el número de jovencitas, en parte indígenas venezolanas, que son obligadas a prostituirse a cambio de comida en el barrio Caimbé, en las afueras de Boa Vista.
La Alcaldía de Boa Vista informó que unos 40 mil venezolanos se afincaron en esa ciudad cuya población estable es de 330 mil habitantes, reportó hoy el sitio de la cadena Globo.
El grueso de los inmigrantes ingresó por la localidad de Pacaraima vecina a la venezolana Santa Elena del Uairén.
En Pacaraima funciona un puesto de la Policía Federal que reforzó el número de funcionarios para dar cuenta de la situación. También se incrementó la dotación de la Superintendencia de la Policía Federal en Boa Vista.
En 2017 la Policía Federal recibió 17.130 pedidos de refugio de ciudadanos venezolanos, contra 2.312 en 2016 y 280 en 2015.
"Sin sombra de dudas que el flujo está aumentando, no se pueden hacer previsiones sobre el futuro porque la llegada de venezolanos está relacionada con la situación política", dijo Gustavo Frota Simoes, profesor de la Universidad Federal de Roraima. La alcaldesa de Boa Vista, Teresa Surita, afirmó que la ciudad se "encuentra en colapso", debido a la creciente demanda de habitación, salud y educación planteada por los extranjeros.
"Antes las calles (de Boa Vista) eran tranquilas pero ahora están repletas de venezolanos pobres", sostuvo Surita que solicitó recursos al gobierno federal.
Uno de los hombres de confianza del presidente Michel Temer, el senador roraimense Romero Juca, se sumó a la posición de la alcaldesa. "No es es posible continuar así con los venezolanos durmiendo en cualquier lugar, yo defiendo una posición firme del gobierno federal en apoyo de Roraima", dijo Juca en video grabado en el Palacio del Planalto, sede de la Presidencia en Brasilia.
Una delegación de ministros visitará Roraima, informó la semana pasada el titular de Desarrollo Social, Osmar Terra. No se descarta que el gobierno federal monte un campamento para los inmigrantes.
Roraima fue visitada recientemente por miembros del Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH), que informaron sobre los "conflictos entre la población local y los inmigrantes venezolanos".
Parte de la responsabilidad de la crisis recae sobre las autoridades federales y estaduales que se han desentendido del problema, y en algunos casos atizan la xenofobia, señaló el CNDH. "El discurso del odio se está difundiendo en las redes sociales y en programas policiales de televisión, y las autoridades locales refuerzan ese discurso", planteó Camila Asano, del CNDH.
Con información de ANSA
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