Con sólo ocho años de vida, el bitcoin promete superar la barrera de los USD 20.000 en el corto plazo, alimentado por una verdadera fiebre generada por inversionistas que apuestan a la moneda virtual por sobre otras opciones más tradicionales y seguras como el oro o el dólar.
El sistema de pago descentralizado que no es respaldado por ningún país o banco central y tiene un componente de no trazabilidad que lo hace irresistible para muchos que necesitan ocultar los frutos de su trabajo. Básicamente puede ser trasladado de forma digital alrededor del mundo sin tener que dejar atrás documentación formal o rastro alguno.
Por estos motivos las criptomonedas han logrado conquistar nuevos adeptos en los sitios más impensados. Tal es el caso de Venezuela, la nación oprimida por el régimen de Nicolás Maduro que durante las últimas décadas ha sido desgarrada del resto de Latinoamérica y el mundo gracias a medidas populistas que llevaron a una inflación descontrolada, el desabastecimiento de productos básicos y una tasa criminal superior a la de países en guerra.
Gracias a un rebuscado esquema que involucra a videojuegos de roles de computadora como RuneScape y Tibia, los cuales existen desde fines la década del 90 pero han ganado gran popularidad a nivel mundial en los últimos años, quienes participan pueden vender el oro virtual ganado dentro de dichos espacios digitales a otros jugadores a cambio de dinero real o las mencionadas monedas virtuales.
Según consigna la revista Bloomberg Businessweek, la tremenda crisis económica que golpea a Venezuela hace años ha convertido a dicho territorio en uno fértil para la práctica conocida entre el submundo gamer como "gold farming" o "granjeros del oro", un término referido al jugador de un MMORPG o juego de rol masivo y multijugador; que intenta obtener ("cultivar") objetos de valor dentro del mundo del juego, habitualmente para explotar la economía virtual de éste.
Cada vez más venezolanos pasan horas al día dentro de estas plataformas anticuadas pero que les permiten acumular oro virtual o puntos para luego canjearlos por dinero, una práctica que ya se ha venido aplicando en otras economías fallidas como la de Corea del Norte.
El artículo de Bloomberg asegura que a pesar de que la mayoría de los "granjeros" venezolanos sólo ganan el equivalente a unos pocos dólares diarios, en muchos casos esto representa un ingreso más importante y seguro que el que podrían recibir siendo trabajadores asalariados.
El principal beneficio radica en que, a diferencia de los salarios asociados a empleos tradicionales y en la mayoría de los casos con alguna vinculación estatal, las ganancias asociadas a los videojuegos se encuentran indexadas a la tasa de cambio perteneciente al mercado negro del dólar en Venezuela, algo difícil de igualar a la hora de hacer rendir hasta el último centavo.
Si se tiene en cuenta que la inflación se ha disparado en los últimos meses, con registros que ya se encuentran en los cuatro dígitos, un bolívar se cambia hoy día en el mercado negro a un valor aproximado de 116.359 con respecto al dólar. Gracias a los estrictos controles cambiarios impuestos por la dictadura de Nicolás Maduro, la moneda nacional hoy tiene en muchos casos menos valor que aquellas de tipo virtual asociadas a los videojuegos.
A pesar de que resulta muy difícil obtener detalles sobre el funcionamiento de dicho esquema que gana popularidad en Venezuela, el surgimiento de compañías online como PapusGold, SoliderGold y Tibia Venezuela Coins hace suponer que lo que nació como una economía de nicho tiene un gran potencial a crecer aún más en el corto plazo. Dichas firmas se encargan de pagarle a los "granjeros" en bolívares por su oro virtual a través de transferencias bancarias.
MercadoLibre, el sitio de comercio online líder en Latinoamérica, es destacado por Bloomberg como una plataforma que en los últimos meses se ha "visto inundada de anuncios de tesoros virtuales" gracias al auge de juegos como Tibia, lanzado en 1997 pero que al día de hoy todavía tiene alrededor de 500.000 jugadores activos. RuneScape, por su parte, nació en 1999 y cuenta al día de hoy con 1.6 millones de jugadores activos mensuales.
Más allá de que los "granjeros del oro" deben lidiar con una de las velocidades de conexión a Internet más lentas del mundo, igualadas según Bloomberg sólo por la que se ofrece en países como Siria, cada vez más venezolanos recurren a los videojuegos retro que les permiten ser "corridos" aún con vetustos equipos de computación.
La práctica no es bien vista por gamers del primer mundo y tampoco por los desarrolladores de los videojuegos mencionados, quienes aseguran que cierran unas 10.000 cuentas por día de usuarios en su mayoría venezolanos vinculados al "gold farming".
Además, sus detractores aseguran que es un hábito antideportivo que pone en riesgo al valor de las criptomonedas debido al hacer caer el precio del oro virtual mediante el equivalente a "imprimir dinero", lo que generará hiperinflación dentro del mundo de las monedas digitales pero a la vez ayuda hoy a miles de venezolanos a sobrevivir en el peor contexto imaginable.
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